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Capítulo 34 El jefe misterioso
José estaba sentado en su silla de ruedas cuando Adriana chocó bruscamente contra él, lastimándose la canilla y cayendo directamente sobre sus piernas.

El impacto fue tan fuerte que inclinó la silla de ruedas, y el peso de ambos cayó sobre Rafael, que la sostenía por detrás.

Rafael, incómodo, no sabía si debía mirar o apartar la vista.

La posición de Adriana con el jefe era realmente sugestiva, y él temía perder su empleo si observaba demasiado.

Adriana, al darse cuenta de que había chocado con José, intentó levantarse apoyándose en sus piernas y en la silla.

Justo en ese momento, se escucharon las voces de los guardaespaldas de Manuel, que seguían persiguiéndola:

—¡Detente!

—¡No la dejen ir!

Sin embargo, los hombres fueron interceptados rápidamente por los guardaespaldas de José.

—¡El señor Torres está aquí! Y no quiere que nadie lo moleste

Los guardaespaldas intentaron asomarse, solo para ver cómo José extendía su chaqueta y la colocaba sobre el rostro de la mujer que estab
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