La otra cara de la monedaLa emoción de aquella noticia no tenía ningún tipo de comparación. Era un asunto incomparable el que me permitía descubrir cuanto había sufrido en mi vida para ahora poder descubrir que la vida era capaz de sonreírme de vuelta. No tenía forma de como contenerme, por lo que comencé a llorar de inmediato en los brazos de Cristian, quien con ternura me abrazó y me estrechó en su pecho para demostrarme que él estaba ahí para mí, tal como le lo había asegurado.―… En las buenas y en las malas.Había dicho Cristian tal como si de un ritual marital se tratase y si, aunque no habíamos podido formalizar de ninguna manera ese cúmulo de amor que nos unía a nosotros, el vínculo que nos estrechaba iba más allá de cualquier cuestión protocolar o ceremonial. Lo nuestro iba más allá de cualquier situación.Por orden del juez yo debía tomar posesión de lo que me pertenecía justo cuando los profesionales en el asunto determinasen las reparticiones equitativas de los bienes y
Entre gustosCristian se tomó de lo mejor aquella especie de desliz con la opinión de mi hermanito, entendiendo que no era nada del otro mundo que él se declinase en apuntar con mayor optimismo hacia una oportunidad para Ethan, que ni de lejos se podía anticipar ahora que con Cristian las cosas comenzaban a encaminarse. De nada me servía pensar en lo que podía haber sido Ethan en ese tiempo de angustia, ahora que con Cristian las cosas estaban todas en su lugar. Ahora que él había tenido la oportunidad de enterarse de todo los pormenores de mi pasado, conociendo casi toda mi historia al tiempo que nos poníamos al día con lo que había sido el acontecer de esos meses de zozobra. Así, sin más, dejé de lado cualquier atención que podía darle a la opinión de mi hermano mientras que estaba enfocada en recuperar el tiempo perdido con el hombre que me hacía sentir viva a pesar del dolor. Las cosas en cuanto al resto de situaciones estaban igual de prometedoras, pues en cuanto a la recuperac
De vuelta al ruedoY como era de esperarse, habiendo logrado encaminar los pasos de una vida que había tenido tantos traspiés, volvíamos a tener la oportunidad de enfocarnos en nuestra realidad y en las que eran nuestras prioridades, y en ese momento en aquella oficina, tanto para él como para mí, las prioridades de ambos estaban bastante en claro: el deseo debía ser satisfecho.Los besos más sabrosos de mi vida hasta ese momento me los regalo Cristian en aquella oficina. Él se había inclinado hacia mí y me había tomado por el cuello en una acción bastante autoritaria y apasionada que me dejó con el aliento cortado por el filo del deseo. La silla de ruedas no era nada amigable con las demostraciones de afecto tan fogosas como a Cristian le gustaban, sin embargo, él se las arreglaba para sobreponerse a cualquier obstáculo y hacerme sentir la mujer más amada del universo.Se notaba que aún le costaba adaptarse a la dinámica de una relación como la que estábamos viviendo sin haber tenid
Una fechaLa calma de mi corazón era un regalo que solo él podía darme. Eran muchos los factores que entraban en la ecuación. Muchos detalles individuales y particulares que podían y tenían influencia en lo que era mi estabilidad, se habían conflagrado para que en ese particular pasaje de mi vida yo pudiese sentirme en calma. Como si la vida, de una manera contradictoria, se hubiese trasformado para dejar de ser aquella historia de dolor y angustia, para ahora ser un relato de felicidad y mucha paz.Cristian me acababa de dar la mejor noticia, aún mejor que aquella de haber ascendido a ser la accionista mayoritaria de las industrias Cavill; de solo saber que podía convertirme en su esposa me sentía en la cúspide de la felicidad.―No te imaginas lo feliz que me hace saberlo.― ¿Qué dices entonces? ¿Quieres que nos casemos hoy mismo?Mi mano aún no se había retirado de su mejilla, por lo que pude tomarlo con fuerza para atraerlo de vuelta a mi rostro para besarlo con pasión. Cristian
Cosas difícilesNo era nada fácil comenzar a racionalizar aquella cuestión de mi problema de motricidad. No había sido un proceso nada normal en cuanto lo que yo había podido asimilar el hecho de que mis piernas ya no estaban a mi disposición y es que el mismo día que recibí esa noticia recibí también la noticia sobre todo el desastre que habían desatado aquel par sobre mi vida. Si hay una manera de hacer que una mala noticia no se vea tan mala, es acompañarla de noticias peores. En su momento yo solo me dediqué a pensar en la suerte de mi hermano y el desafuero de Cristian. Fue apenas en aquella primera visita al terapeuta que comencé a sentir que la frustración me ganaba y me hacía sentir pisoteada por una inutilidad inaudita cada vez que el médico me pedía intentar moverme de la cintura para abajo y sencillamente la respuesta era inexistente.El terapeuta, que era un doctor de edad mediana y bastante amistoso, no se cohibió por la testarudez de Cristian de estar presente en la s
Una conversación pendiente―Ethan.―Emi.Aquella sensación de confusión apremiante me hacía sentir en un carrusel de emociones inconmensurables, llevándome de golpe por un vaivén de locura y confusión. Ethan estaba de pie en el umbral de aquella puerta, justo al lado de Cristian, quien permanecía en silencio captando todos los detalles de la escena como solo él podía hacerlo.―Nos cruzamos en la entrada ―me dijo Cristian sonriendo con un dejo de diversión insuflando su descargo―… fue grato volverle a ver.Aquella afirmación de parte de Cristian me dejaba con la confusión de saber si eran palabras ciertas o si sencillamente solo era unas muestras de su perfeccionado arte de encubrir el sarcasmo. Era una situación por demás complicada e incómoda para todos los presentes, incluso para Ana y Erick, quienes parecían no tener idea de que Ethan se fuese a presentar en su puerta, pero fue David quien sin aviso salió al ruedo con un desparpajo que dejaba entrever que aquello le importaba dem
Pasado innecesarioDe que tenía cosas de las que quería contarle a Ethan, obviamente sí, pero no me sentía con el ánimo dispuesto en ese momento.La vida y la conflagración de David habían propiciado la consecución de ese encuentro “fortuito”, entonces debía afrontar las cosas de la mejor manera posible, haciendo el máximo esfuerzo por mostrarme dispuesta a llevar las cosas hasta un punto de acuerdo. Había una especie de pacto de paz en medio de aquella confusión que se adivinaba en el rostro de Ethan. Yo no sabía que decir siquiera, por lo que me quedé en silencio esperando que fuese él quién tomase la primera palabra y marcase el rumbo de aquella conversación, pero no me anticipé a lo que fue una demostración hozada de parte de él.―Sabes que yo te sigo amando Emi.Aquella confesión de parte de Ethan fue directa y sincera, sin anteponer cuestiones de tacto o exploración, él había sido directo con su intención de dejar en claro lo que era su disposición de ánimo.―Lo siento Ethan,
La marca registradaCon su imponencia única y su porte sublime, Cristian se acercó al centro de la terraza, colocándose a mi lado con una actitud altanera como de costumbre, dando a demostrar que cada vez se le hacía mucho más fácil equilibrar las dos caras de esa moneda que él ahora era: podía ser el hombre cariñoso y tierno en el que ahora se había convertido, pero sin abandonar la capacidad de imponer su autoridad a voluntad. No era un gesto que yo desdeñase en lo absoluto, al contrario, en esa condiciones que sabía que lo único que él buscaba era demostrar cuanto yo le importaba, me encantaba cuando le veía hacer algo como lo que hizo en aquel momento, cuando miró a los ojos a Ethan sin que esto significase una afrenta de algún tipo. Era solo una forma de dejar en claro la posición que estaba a punto de expresar en palabras:―Ha sido un gusto Ethan ―le dijo el señor Cavill estirando su mano derecha a hacia Ethan, apenas estando un paso por delante de mí, por lo que su espalda anc