Caminamos tomados de la mano por todo el hotel, sin soltarnos. No hablamos, solo disfrutamos del momento, sintiendo cada pedacito de tiempo.
No estoy claro hacia dónde vamos, pero se siente bien estar en su compañía. Ella me sigue, en ningún momento pregunta nada, lo deja todo en manos del destino, como yo mismo le pedí.
—¿Hacia dónde te gustaría ir? —pregunto, una vez llegamos a una bifurcación. Un camino sigue a la playa; el otro hacia una zona de confort bastante privada.
Ella mira a ambos lados. Pero al final se decide por la zona donde se observan unos amplios muebles con infinidad de cojines de colores. Tira de mi mano y es ella ahora quien guía el camino.
—La playa es demasiado íntimo, todavía no llegamos a eso —dice, con voz divertida. Yo asiento, sonriendo ante sus palabras
—Como desee, señorita Parker —respondo, b
Me despido de la chica en la puerta de mi habitación. Antes de irse, sin mucha vergüenza, me pide que le dé la oportunidad de repetir. Yo solo le respondo con una sonrisa maliciosa, pero no le confirmo. Y por supuesto que no lo haré, en estas condiciones no acostumbro repetir. Si algo queda dicho, antes de irnos a disfrutar, es eso. En estos tiempos no soy hombre de una mujer y a todas les queda claro desde el inicio.Cierro la puerta y me apoyo en ella. Tapo mi rostro con mis dos manos y suspiro.«Estoy cansado».No solo lo pienso por la noche anterior y todo lo que hice, sino, que me siento agotado mentalmente. Como si estuviera constantemente dándole vueltas y vueltas a lo mismo. Sin un resultado aparente.Pensé que mi atracción por Jenny podría cambiar eso. Pero ella, con su habilidad de leer a las personas, supo ver más allá de mi arrogancia. Y pues, no me gustó. M
La beso con ganas, su sabor me encanta y me hace jadear. La rodeo con mis brazos y me aferro a ella. Gime entre mis brazos y mi ego salta por las nubes. Me sigue el beso que a cada segundo aumenta en intensidad y muerde mis labios para alargarlo aún más. Cuando nos separamos, ambos jadeamos buscando oxígeno. La temperatura del ambiente baja poco a poco, mientras calmamos nuestras ansias.Apoyo mi frente en la suya y la miro a los ojos, con toda la sinceridad que lleva el momento. No encuentro qué decir, así que solo me quedo así, sintiéndola.—No sabía que estabas ahí —dice, de pronto, haciendo un puchero—. ¡Qué vergüenza!Se tapa el rostro y yo río, divertido con su forma de actuar. Ella todavía lleva el efecto del alcohol en sus venas, al parecer, el consumo fue alto. De lo contrario, no creo que se hubiera atrevido a tanto.—Fue tierno
La fiesta acaba cerca de las once de la noche. Se espera que haya sido un evento fructífero y que se haya recolectado una muy buena cantidad de dinero para el desarrollo de la fundación. Jenny y yo nos despedimos de todos, para luego irnos hacia un lugar más privado y donde podemos conversar sobre esos temas que eran demasiado íntimos para comentarlos antes.Caminamos por la playa, tomados de la mano, disfrutando de la brisa marina, el olor a salitre y el constante sonido de las olas. Hablamos poco, pero aprovechamos para de vez en cuando besarnos con pasión. Estar en compañía de Jen me gusta. Me hace sentir diferente, pero bien. Ella es increíble, agradable, audaz y decidida. Su carácter es dócil, pero a la vez, muestra su fortaleza interior.En contra de todo lo que pensaba, pasar el tiempo con ella me hace bien. No solo me mantiene entretenido, sino que logra hacerme olvidar todo el sufrimiento qu
«Por Dios, ¿qué acabo de hacer?».La miro a los ojos. A ella. A la verdadera dueña de esos ojos que me llevaron más allá de mí mismo. En su rostro puedo ver la decepción y el dolor que le provoqué con mis palabras.—Jen...yo —intento hablar, justificarme, pero ningún elemento es lo suficientemente bueno.—No, no lo hagas. No es necesario —interrumpe mis vanos intentos de arreglar todo. Cierra los ojos, buscando fuerzas en su interior.Ella aún está debajo de mí. Todavía estoy dentro de ella. Pero ya no siento los espasmos de su orgasmo, ya no siento el calor sofocante que me rodeaba. Nada. Todo se enfrió. Por mi culpa. Por mi falta de claridad.—Lo siento —digo al fin. Ella gira su cabeza hacia un lado. Evita mi mirada.—Por favor, déjame en paz —pide, sin fuerzas. Una lág
A veces creo que la vida es demasiado injusta. Cuando crees que puedes tener una mínima parte de la felicidad que te gustaría, pasan cosas que te hacen plantearte los motivos por los que luchas cada día.Yo era feliz, lo tenía todo; y el día que me decidí a mejorar mi modo de vida, fue cuando tomó cambió. En un primer momento pensé que era un simple capricho. Aunque yo siempre la visualicé como la mujer de mi vida, existió esa espinita que no me dejaba ser del todo ciego. Cuando pedí confianza, pensando que valdría la pena, me desbarataron las esperanzas en solo segundos.»Boda privada en la alta sociedad de Santa Marta. Lea los detalles aquí.El titular viene acompañado de una fotografía. Una pareja de enamorados posa para la foto que testifica su unión. Tomados de la mano, sonríen, como muestra del d&iacu
Me divierte un poco ver la cara de estupefacción de ambas. Jen me mira, sin pestañear, esperando una explicación que la haga entender mi presencia en este lugar. Emily, frunce el ceño, desconfiada de mí. Mantengo el tipo, aunque yo también me extraño de encontrarlas aquí, porque quiero parecer seguro. Ahora mismo no se me ocurre nada más que no sea, en verdad, una casualidad. El mundo a veces puede ser bien pequeño.—¿Qué haces aquí, Leo? —habla por fin Jenny. Ahora su mirada se ha vuelto precavida.—Hoy es mi primer día de trabajo —comento, como si nada.Siento un bufido, proveniente de Emily. Me giro a tiempo de verla poniendo los ojos en blanco.—No puedo creer que tú seas el nuevo —manifiesta con irritación—. Ya esto sí que no me lo esperaba.Yo le sonrío, en lo que levanto mis h
Me quedo mudo con todo lo que leo, es increíble todas las suposiciones que llegan a hacer con solo posar para una foto. Miro la imagen una y otra vez, pero no encuentro nada de lo que ellos con tanto ahínco aseguran.«¿Amor?», no entiendo por qué todo lo relacionan con ese sentimiento. A pesar de que nos llevaron bien, teniendo en cuenta todo lo que la prensa amarilla es, podrían haber sido más sinceros si comentaran indirectamente sobre un affaire. Tal vez, estuviera leyendo esto ahora y sonriera por las dudas creadas. Pero no es así.Tomo el periódico y lo doblo, para echarlo en uno de mis bolsillos. Quiero saber si Jenny ya supo que estábamos en las noticias de cotilleo. No por mí. Yo no soy nadie en este mundillo. Pero Jen es la heredera de toda una fortuna, sus pasos sí son seguidos y criticados a donde quiera que va.Miro mi reloj, ya voy atrasado. Camino lo más
Corro los últimos metros hasta el edificio, para evitar mojarme. A tan solo una cuadra de distancia comenzó a caer un torrencial. El guardia me abre rápidamente para que no tenga que perder tiempo abriéndola yo.—Señor, por qué no avisó y yo lo buscaba con un paraguas —exclama Carlos, mientras yo atravieso el salón, escurriendo agua en el brillante piso.—No te preocupes, Carlos. Estoy bien —agradezco, con una sonrisa sincera—. Me quedaba poco y seguí mi camino. Creo que esto demorará.Me encamino hacia las escaleras, para no mojar más el suelo ni el ascensor. Al atravesar las puertas y mientras subo los escalones, voy desabrochando mi camisa empapada. Cuando llego al piso con un brillante "seis" pintado en la pared, termino de acomodar la camisa mojada sobre mi hombro y, con el torso desnudo, sacudo mi pelo para eliminar el exceso de agua.Siento el