DANTE
— Dante — dice Iván. Ya nos encontrábamos solos, en la misma sala — Quería tenerte al tanto de algo, por lo relajado y tranquilo que te veo, dudo que ya estés enterado de ello.
¿A qué se refería?, solo espero que no sea algo relacionado con el maldito de Bachman.
— ¿Qué sucede? — me apoyo en mis piernas con los brazos hacia el frente para fijar mi mirada en él, él ya está sentado en el otro sofá — Suéltalo ya, sabes que no me gusta el suspenso y mucho menos las sorpresas de mal gusto.
El suspira profundamente y me ve.
— Hace unos días fui al bar, y Filippo, — se refería al dueño del lugar — me dijo que Tamara, esta embarazada.
No sé porque razón me contaba esto, lo que hicie
DANTE Me encontraba de pie frente al espejo mientras terminaba de vestirme. Unos pantalones de vestir negro y una camisa sin corbata abierta con los primeros botones de arriba, casi nunca me gustaba usar algo en el cuello, que no fuera mi cadena de oro blanco que mi madre me regaló cuando cumplí quince años. En ella cargaba un dije de alas parecido a mi tatuaje, solo que con dos alas era la diferencia. Atrás de ellas tenía escrito en italiano "sempre con te" Ella había dicho que esas alas eran las mías, y la frase era para que supiera que siempre iba a estar conmigo protegiéndome. Que cuando estuviera listo para volar las iba a necesitar. Por una parte tenía razón esas alas las necesite
DANTESabía que este no era el lugar adecuado para darme placer, tenía que irme a mi habitación, así que le pedí que no cortara la llamada, quería escuchar su voz mientras me masturbaba y me corría en mi mano mientras me la imaginaba. No me quedaba de otra.Me marché sin decir nada, y la verdad a estas alturas, a como me encontraba, no creo que era apropiado hacerlo.Ya en la habitación comienzo a quitarme los zapatos con torpeza y la camisa, después desabrocho mi pantalón y lo bajo un poco mientras me dejo caer en la cama y acomoda mi cabeza en la cabecera.Tomo a mi pene con una sola mano y comienzo hacer mi labor para bajarme lo que ella provocó en mí.— ¿Quieres escucharme mientras me masturbo? — pregunte, mient
DANTEUn pitido en mis oídos provoco el sonido de la explosión. Abrí los ojos y veo a Franco ponerse de pie y caminar hacía mí, mi cabeza me dolía mientras sentía que todo a mi alrededor daba vueltas. Aquí es cuando odio haber tomado mucho alcohol esa noche.— Señor, ¿se encuentra bien? — me ayudó a ponerme de pie, pero antes de responder los disparos llegaron a nosotros. Nos habían encontrado.Y como dijo Franco. Estaban completamente cubiertos de telas por todos lados, solo dejaban ver sus ojos, y estaban muy equipados con armas.— Debemos regresar al camino y ver si aún hay alguna camioneta intacta. — vuelve hablar Franco.
LILLIELlevo casi tres semanas sin lograr comunicarme con Dante, no hay respuesta alguna, ni señales de él o de sus mastodontes. Ni tampoco el tal Iván responde.¿Será que ya me olvidó?, o quizás nunca signifique nada para él, solo sexo. Hasta que logró lo que quiso y desapareció.Tal vez se dio cuenta de que ya había llegado el momento de alejarse, después de obtener lo que quería. El no responder me hace creer en eso.Y como no he recibido ni un mensaje desde aquella noche, todo eso me hace darme cuenta de la realidad. Creía que en verdad sentía algo por mí, mínimo le gustará, pero ni eso parecía haber sucedido. Fui una ilusa, no sé como pude creer e
LILLIEDespierto algo confundida y aún con poco de mareo, pero aún así logro abrir mis ojos, la cabeza me duele, no entiendo que me sucedió. Cuando por fin logre visualizar mi alrededor, me doy cuenta que me encuentro en una habitación que parece de enfermería. Me incorporo para levantarme.Pero en eso una joven enfermera me detiene y me habla— Debe descansar, aún sigue débil — dice, seguía sin comprender.— ¿Qué me paso? — pregunte mientras me tocaba la cabeza por el intenso dolor que tenía.— Se desmayó, y después la trajeron hasta aquí, para una revisión. — dice la joven.Mi mente comienza a recordar algo, y recuerdo que antes de eso había ido a la habitación de mi madre, p
LILLIEHabía pasado un mes de cuando me entere que estaba embarazada. Para mí familia fue algo inesperado, dejándolas muy sorprendidas, pero al final me hicieron sentir su apoyo y diciéndome que nunca estaría sola.Agradezco su apoyo y todo lo que han hecho por mí, sin ellas yo me sentiría desdichada y desorientada. Este mes me ha servido para pensar mejor las cosas. Y ahora que ya nos encontramos viviendo en Alemania, las cosas van mejorando poco a poco.Se han hecho un poco más fáciles, a comparación de cuando vivíamos solas las cuatro.Alex a dejado de trabajas para solo dedicar su tiempo a mi querida sobrina, y a retomando sus estudios de derecho. Estoy muy feliz por ella. Sandy está contenta porque tiene una habitación para ella sola y es color rosa, pero lo que má
El comienzo de su infierno ¿Qué puede suceder cuando en la vida de una joven se cruza un hombre que puede ser el mismísimo diablo? Lillie Watson es una chica humilde con un carácter fuerte que ha logrado sobresalir de cualquier forma en la vida. A sus 19 años está estudiando en la Facultad de Medicina en una universidad que le ha costado mucho trabajo ingresar, ya que es de bajos recursos y no cuenta con el dinero suficiente para pagar una universidad especializada en Medicina. Vive con su madre, su hermana mayor y su sobrina. La señora Elena Watson es madre soltera de dos hermosas hijas y abuela de una hermosa pequeña de seis años. La madre de Lillie tuvo que sacar adelante a sus dos hijas cuando Lillie era tan solo una bebé. Ella trabajaba y trabajaba hasta llegar al punto de enfermarse y recaer, pero nunca se dejó caer, hasta que llegó el día en que le diagnosticaron cáncer a causa de un mal golpe que sufrió en su último empleo, una enfermedad que no detectó a tiempo. Lillie y s
LILLIE Siempre había sido muy puntual, estaba acostumbrada a llegar temprano a clases y salir a la hora exacta. También planifiqué mi vida. Trataba de mantener el control de todo mi entorno y no me gustaba la improvisación. Sin embargo, a punto de cumplir 20 años y cursando la Facultad de Medicina en dos años me hice un poco más responsable y exigente en mi tiempo. Siempre lo fui, pero ahora lo era más. Cada noche llegaba con tiempo a mi trabajo, ya que nunca me gustaba andar a las prisas y que me presionaran con el plazo. Por eso a donde fuera llegaba antes. Mi vida era común. Todos los días acudía a la universidad y en las noches cinco veces a la semana trabajaba en un club. Llevaba ya un año en ese lugar. Cuando entré allí, fui una mesera, pero mi jefa y el público al verme bailar en el escenario aclamaron mi presencia todos las noches. La verdad era que ya tenía experiencia en el baile. Había practicado ballet desde pequeña, pero cuando mi madre recayó en su enfermedad tuve que