Emily.
—Perfecto —dije con la sonrisa estampada en mi rostro mientras mis manos temblaban. Mamá, papá y Andrés solo esperaban que colgara la llamada para hacerme el montón de preguntas que se les atoraba en su garganta—. Por supuesto que estaré allí, mañana a primera hora… Jeremy, yo no sé cómo agradecerte…
—Yo sí sé —respondió detrás del auricular con una carcajada y por un momento me quedé sin palabras—. Tranquila, tampoco pienses mal, mejor hablamos mañana, descansa, y piensa en lo que te dije.
—Que tengas buenas noches, Jeremy —dije colgando y luego abrí la boca en un grito silencioso hacia toda mi familia.
—¿Qué dijeron? —fue la pregunta de papá muy afanado, así que le asomé una palma para que
Alex.—Hermano… ¿Qué ocurre? —preguntó Bruno sentándose horrorizado por mi aspecto, luego de despedirse con el hombre con el que hablaba.Negué varias veces, no podía pronunciar una palabra en este momento, pero él era mi hermano, y también necesitaba de su ayuda.—He sido el hijo de puta más grande de este mundo, Bruno… —la voz se me quebró y sabía que sería así. No miré a mi hermano, solo veía un montón de edificios que me hacían sentir ajeno a este lugar.—¿De qué estás hablando? Me estás preocupando.—He hecho todo mal pensando que estaba en lo correcto, no sé si tenga tiempo, y oportunidad, pero necesito hacer algo.—Si fueras más específico podría ayudarte —expuso
Emily.Allí estaba Alex de pie, vestido de traje y con la corbata un poco desajustada. Se veía cansado, pero él era hermoso por donde se mirara.Como si todo este tiempo hubiese sido en vano, mi corazón comenzó a palpitar demasiado rápido, el cuerpo vibró de solo ver cómo sus labios se curvaron en una sonrisa hacia mí, para comenzar a caminar hacia mi sitio.¿Me había dado un golpe en alguna parte de la cabeza y estaba soñando? ¿Alex me sonreía después de todo este tiempo? Un mes y una semana entera pasaron desde la última vez que lo vi, y grité en su cara que se fuera de mi lado y de mi vida. Un tiempo en que literalmente padecí en silencio y me ahogué en los quehaceres de la recuperación de mi padre y la terminación del libro.Quise llamarlo in
Alex.Aunque estaba demostrando calma, mucha calma para todos, por dentro estaba muy tenso. Los celos estaban palpitando por todo mi cuerpo y una voz insistente me gritaba que saliera y la buscara. No debía dar la más mínima oportunidad a nadie, mi situación estaba jodida por donde se viera.Pero sería más que un canalla y pretender que después de todo, yo viniera a arruinarle su celebración.Cerré los ojos y traté de acompasar la respiración, me tomé el trago de una sola vez y caminé hacia el jardín para respirar aire fresco, necesitaba saber qué iba a hacer a la hora de que todo esto acabara y ella me pidiera una explicación.¿Qué iba a decirle? ¿Razoné y fui un imbécil? De cierta forma mi actitud fue como una manera de desquitarme por todos estos a&nt
Emily.—Es hora de irme —dijo Mad detrás de mí cuando estaba apilando las copias de libros que daría a mis allegados.—Pensé que te quedarías hoy —dije tomando uno de los libros para obsequiárselo—. Gracias por dejarme escribir un poco de ti.Ella lo tomó insegura y asintió.—Creo que al leerlo me veré como una tonta y diré: Esamujer es lo más estúpido que existe… todos lo pensaran —Mad había bebido mucho, y lo más sensato es que la obligara a quedarse.—Nadie pensará eso Mad, y te quedas aquí…—Él viene por mí —dijo mirando su reloj—. No tardará en llegar.Tomé aire.—Espero que todo vaya bien y…—Voy a terminar con él Emi,
Emily. Su sonrisa de picardía solo hizo que mi estómago se incendiara de la emoción y la anticipación, sensación que apretó todo mi cuerpo. Para mí pasaron siglos desde que ese hombre y yo pudiéramos compartir un momento como este, y anhelaba cada segundo porque este auto llegara a su punto, para olvidarme del mundo y de los problemas que aún nos rondaban.Aunque conocía Cambridge como la palma de mi mano, entramos al estacionamiento de una especie de edificio al que ni sabía existía. La iluminación lo hacía ver muy elegante, y no esperé a que terminara de dejar su auto en algún sitio cuando abrí mi bocotá sin esperar, debido a la ansiedad.—Nunca estuve aquí.—Me lo recomendaron, es como un hotel, pero a la vez un casino, también hay una discoteca… de hecho
Alex.La observé por largo tiempo tomando con calma las cosas, había prometido no dejarme llevar por mis emociones.—Sara… —dije ignorando toda su retahíla, por ahora no hablaría de este tema con ella, aunque debía hacerlo en cualquier momento—. ¿Puedes explicarme por qué Bruno no figura en estos papeles?Ella tomó la carpeta y la abrió leyendo con cuidado.—¿Estos son los de Jacob y Tamara?—No, son las demás franquicias en New York a las que Bruno ha asistido solo.—Ammm, sí —levantó la mirada y cerró la carpeta—. Yo, tuve mucho cuidado con esto.Fruncí el ceño mirándola fijo.—¿Cuidado? ¿Cuidado con quién, Sara?, Bruno es mi hermano. ¡Mi hermano! ¿Has pensado en lo que &eacut
Emily.Las cosas no estaban tan alegres como lo imaginé, desde que llegamos a Londres estuve atareada con un montón de quehaceres, arreglando los últimos detalles para presentarnos en una celebración que arreglaron para mí y otros cuatro autores, que como yo, estaban sacando a la venta sus libros de manera física.Luego que nos instalamos en un hotel, dormí todo lo que pude y cuando me levanté desayuné con mucho apuro. Casi me sacaron de la habitación diciendo que debían arreglar mi cabello, las uñas y buscar un vestuario adecuado por orden de Jeremy, y estar lista para esta noche.Extrañaba a Alex con locura, quería que estuviese en estos momentos conmigo y que sus ojos me dieran la seguridad que tanto necesitaba ahora.Andrés y mis padres me habían llamado ayer por la noche, y aunque hice todo l
Alex.Saqué el celular y para mi sorpresa era Emi, pero era imposible tomar ahora mismo esta llamada, así que reprimí mis ojos con frustración. Hundí el botón de apagar y lo volví a guardar en mi bolsillo. Entonces cuando alce el rostro, Sara sonrió y comenzó a venir hacia mí como si su objetivo principal fuera abrazarme y besarme.Justo cuando ella estuvo a punto de llegar, levanté mi brazo y la frené bruscamente, mi mano quedó en su pecho mientras ella cobraba la compostura porque el detenimiento fue bastante tosco.Sus ojos en esta vez, me miraban con preguntas, incierto y… miedo.—¿Alex? —sus labios temblaron un poco y luego dio uno o dos pasos hacia atrás.—Lo sé todo —fue lo único con lo que pude empezar, mi garganta se sentía seca.