—No era necesario, Kim.
—Si lo era, tienes semanas sintiéndote así—dijo llevándome la contraria. Estábamos sentadas en la sala de espera, de niña nunca me habían gustado los hospitales, uno de los sueños de mamá era ser enfermera o doctora. Le habría gustado trabajar con los niños o estar presente en los partos, tanto ella como papá me animaron para escoger la carrera de medicina pero aquello no era algo que me gustara.
— ¿Cómo van las cosas con Carlos?—me atreví a preguntar para calmar la tensión.
—Hace días que no sé nada de él—se cruzó de brazos mirándome— ¿Cómo te sientes?
—Vamos, Kim, no sabes nada de él, ¿Enserio estás tranquila?—sonreí un poco. Rodeó los ojos sabiendo por donde iba el tema.
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Mientras dejaba que la laptop cargara, decidí darme un baño, no sé cuánto tardé pero al salir envuelta en una toalla, el computador estaba listo. Abrí la aplicación donde solía hablar con Aris, me vestí colocándome algo cómodo para dormir, cerré una de las ventanas cubriéndola con las cortinas. Tomé mi celular sentándome en la silla del escritorio, Aris nunca me veía entera, no después de los dos meses de embarazo. Notaría mi estado al instante.Una ventana se abrió en la pantalla, al aceptar la video llamada sonreí mirándola.— ¡Hola!—saludé.— ¡Hola! No sabes cuánto ansiaba llegar y encerrarme en mi hogar—ríe.— ¿Tuviste un día difícil?—noté los audífonos en sus orejas. Las luces estaban apagadas,
2 meses despuésEscribía en mi celular enviándole un mensaje a Kim, recién salía del consultorio de mi doctor, todo estaba bien con el bebé, sus latidos eran más fuertes y constantes lo cual era buena señal. Había querido que viniera conmigo pero tenía unos asuntos que arreglar con Carlos, la relación entre ambos iba muy bien, la madre de Kim no estaba tan contenta pero al asegurarse de las intenciones del chico, comprendió que era lo mejor.Decidí caminar un rato mirando algunas tiendas, entré a una donde sólo había accesorios para los bebés. Al quinto mes pude descubrir que sería una niña, Kimberly no pudo dejar de chillar por un buen rato, todos en la cafetería no tardaron en enterarse, la señora White insistía en que debía comenzar a descansar pero siendo honesta me s
Era obvio que necesitábamos hablar, él no debía decir nada pero yo si tenía mucho por decir. Cerré la puerta de mi habitación para tener más privacidad, Matt decidió sentarse a orillas de la cama, me acerqué acomodándome a su lado. No había cambiado en estos seis meses, sólo un ligero corte de cabello y listo. Sonrió un poco acariciando las puntas de mi cabello.—Está muy largo.—No he tenido tiempo de cortarlo de nuevo—sonreí de lado. No sabía cómo iniciar la conversación pero me arriesgué—Matt yo...—No debes decir nada, Aris me lo explicó todo y Kimberly también.— ¿Kimberly?—Hemos hablado anteriormente—explicó. Me sorprendí un poco—Se preocupa por ti.¿Hace cuánto que hablaban? ¿Por qué Kim
— ¿Segura de que estarás bien?—insistió.—Matt, estoy bien, el doctor no prohibió que saliera a caminar un rato—le recordé con cierto tono de burla—Tu auto también está bien por si te preocupa.Escuché una risita del otro lado de la línea, el chico había ido a visitar a sus padres aprovechando el tiempo en la ciudad. Yo en cambio tenía en mente caminar unos segundos, no en el parque ya que estaba lloviendo pero si por el centro comercial, al parecer, las personas a mí alrededor parecían calmarme más de lo que pensaba.—Habíamos quedado en que usarías el auto...—Para no cansarme—completé su frase. Suspiró—Estamos bien, enserio. El batido de fresa que estoy bebiendo lo indica.—Susan.—Sólo estás nervioso de dejarme sola, has pasado mucho t
Poco a poco fui despertando, escuché algo parecido a voces lejanas. La imagen fue despejándose lentamente permitiéndome ver a Matt junto a Kimberly. El chico acarició mi mano besando mi frente.—Gracias a Dios que despertaste—susurró con una pequeña sonrisa de alivio.—Estábamos muy preocupados—añadió Kim— ¿Cómo te sientes?—Un poco adolorida—admití. Aclaré mi garganta mirando la habitación blanca en la que me encontraba, al recordar lo sucedido me preocupé—El bebé...—Está bien, no debes preocuparte, es más fuerte de lo que creíamos—calmó Matt sin soltarme. Lo abracé con fuerza temiendo soltarlo, Kim al ver la situación decidió dejarnos solos unos minutos. Comencé a sollozar recordando todo lo sucedido, mi mente estaba echa un l&i
Mi cuerpo estaba cansado y menos adolorido. La nueva habitación a la que me habían trasladado estaba en silencio, podía ver algunos doctores o personas pasar por la ventana que daba al pasillo. Mi vientre había vuelto a la normalidad, como si nunca hubiera crecido, en ese instante una enfermera entró por la puerta con una especie de coche, no pude evitar sonreír al tener una vista mejor de la criatura que estaba dentro.— ¿Cómo se siente la nueva mamá?—preguntó con una sonrisa la joven chica. Tenía un aspecto dulce.—Ansiosa por verla.Tomó a la pequeña en brazos, una manta rosa cubría a la niña. Se acercó a mí dejándola en mis brazos, mi corazón se aceleró por la emoción. Era muy pequeña, tenía miedo de lastimarla o hacer algo mal. Dormía profundamente con una de las prendas que
Era primera vez que visitaría la casa de Aris, la chica cuando supo que el nacimiento de Emilia se había adelantado se molestó tanto de no haber podido estar allí, Kim y ella seguían intentando demostrar quién era mejor madrina para la niña. El auto se detuvo a la hora después por el tráfico, frente a nosotros había una casa de aspecto sencillo. Tomé a la niña en brazos que se había quedado dormida, Matt se encargó del bolso que teníamos preparado para ella con sus cosas.— ¡Llegaron!—nos recibió una alegre Aris. Al ver a la pequeña dormida se disculpó por haber gritado. Entrando a la casa noté que Aris era algo más clásica que su primo. En la sala había cinco personas, tres chicos y dos chicas. Todos saludaron a Matt estando contentos de verlo, Aris se quedó de pie a mi lado, me sentí algo in
Terminando de cepillar mis dientes recogí mi cabello en una coleta despeinada. Hoy sería un largo día, el tiempo cada vez avanzaba más rápido, ahora comprendía cuando escuchaba a mamá decir que los niños crecían en un abrir y cerrar de ojos. Salí del baño encontrando a Emilia en su cuna, estaba de pie mirándome con ese color verdoso. Me acerqué a ella cargándola llenando sus mejillas redondas de dulces besos.—Feliz cumpleaños, cariño—la abracé aferrándola a mí, noté una sonrisita divertida de su parte. Matt se movió un poco en la cama despertando. Duke no dudó en saltarle encima comenzando a lamerlo. Los animales en el edificio ahora estaban permitidos, hubo un problema entre los vecinos y el dueño. Me sentí mucho mejor de que Duke pudiera ladrar con libertad.El primer año de Emilia