(PARK ETHAN)—Eso no es verdad —dije, mirándola directamente a los ojos con la mayor sinceridad que pude reunir—. Solo tengo ojos para ella, solo tengo ojos para ti, Ariana.—¿Desde cuándo? —espetó Sarah, con un tono de voz duro y acusador—. Tú la rechazaste muchas veces.—Porque creí que ella también fue parte del contrato, por la forma en que firmó el acuerdo… pero me equivoqué —respondí, sintiendo un profundo arrepentimiento al recordar mi comportamiento pasado.«Fui un idiota. La juzgué mal».—Es que en ese momento yo creí que era el contrato por el video musical que salí para ti, para Chromatic —explicó Ariana, con la voz suave y una mirada triste.—Lo era —dije—, pero también era nuestra relación falsa.«Y eso me cegó. Me impidió ver la verdad».—Eso no importa ya —dijo Ariana, acercándose a mí y volviéndome a abrazar con fuerza, dejando pequeños besos en mi mejilla—, ya estás aquí, conmigo, estamos juntos.Su abrazo fue más fuerte, como si se aferrará a mí y yo solo la alcé mien
(PARK ETHAN)—Estoy bien con la idea —dije, volviéndome a Sarah con una sonrisa embobada en los labios por lo que Ariana acababa de hacer conmigo. La sensación de sus besos aún hormigueaba en mi piel. —¿Podemos intentarlo?—Me das asco, Ethan —contestó Sarah, con la mandíbula tensa y una mirada de desprecio que me atravesó. «Esto va a ser más difícil de lo que pensaba».Pero antes de que pudiera responder, Ariana se acercó a besar a Sarah. La besó con una intensidad que me dejó sin aliento, observándolas con una mezcla de emoción y sorpresa. Era un beso apasionado, lleno de deseo, y por un momento me sentí excluido, un simple espectador. «Ella la desea. De verdad la desea».—Por favor, dale una oportunidad —dijo Ariana, tomando el mentón de Sarah para acercarla a mí mientras ella misma se acercaba para besar mis labios. Era un gesto tan audaz, tan… liberador.Lo hice. Me acerqué a Sarah para besarla. Al inicio fue confuso, un beso insípido, nuestras bocas encontrándose con torpeza. Per
—¿Cómo haremos? —preguntó Sarah, con una mirada que vagaba entre Ariana y yo, buscando una solución. Estábamos los tres desnudos, enredados entre las sábanas, la tensión del momento anterior dando paso a una extraña calma.—Pueden venir con nosotros a las giras —propuse, sintiendo la necesidad de encontrar una solución práctica—. Puedo hacerme tiempo en mi agenda al terminar la gira… El contrato salió a la luz cuando la empresa reconoció que somos una fuente de ingresos importante, así que nos han aflojado un poco la presión. «Ya no nos controlan tanto como antes. Tenemos más libertad».—¿Crees que no diga nada Yu-jin? —preguntó Ariana, con una expresión de preocupación en su rostro. Sus dedos jugaban nerviosamente con un mechón de mi cabello.—Te distanciaron por mucho tiempo —intervino Sarah, con un tono de voz que denotaba cierta amargura—. Creo que va a ser complicado que nos veamos.—Puedo pagarles el pasaje para que vengan a verme —dije, sintiendo la necesidad de tranquilizarlas—
(PARK ETHAN)Mientras Sarah me besaba, Ariana se inclinó hacia su cuello, dejando una hilera de besos húmedos a lo largo de su delicada piel. Sus labios se deslizaron hacia la curvatura de uno de sus senos, besándolo con deseo, succionando suavemente, haciendo que Sarah arqueara la espalda y dejara escapar un pequeño gemido. Luego, Ariana se deslizó de nuevo hacia mis labios, uniéndolos en un beso apasionado mientras su mano guiaba la mía hacia su intimidad. Mis dedos se hundieron en ella, encontrando una sinfonía de texturas y sensaciones que me hicieron perder la noción del tiempo. Era como si Ariana quisiera que ambos exploráramos ese deseo, que compartiéramos ese momento de intimidad profunda.Sarah, sin dejar de besarme, se acomodó de tal forma que continuara con su danza sobre mí, moviéndose con un ritmo hipnótico que me hacía perder el control. Sus besos se volvieron más intensos, más demandantes, mientras sus manos recorrían mi cuerpo, acariciando mi pecho, mis brazos, mis cad
(PARK ETHAN)Mientras tanto, mis dedos, guiados por la mano de Ariana, continuaban explorando su intimidad, profundizando su deseo. Sentía su calor, su humedad, su cuerpo temblando bajo mis caricias. Sarah, aún sobre mí, se movía al compás de nuestros besos, sus gemidos mezclándose con los nuestros. La habitación se llenó de una atmósfera cargada de sensualidad, de una energía palpable que nos envolvía a los tres.El tiempo se detuvo. Solo existíamos nosotros, nuestros cuerpos entrelazados, nuestros sentidos al máximo. Cada beso, cada caricia, cada gemido, era una explosión de placer que nos unía más. El clímax llegó como una ola, recorriendo nuestros cuerpos en una serie de espasmos intensos. Nos aferramos el uno al otro, jadeando, sintiendo la calidez y la humedad de nuestros cuerpos mezclándose.Lentamente, la respiración se fue calmando y el silencio volvió a la habitación, un silencio cargado de satisfacción y de una nueva comprensión entre nosotros. Nos mantuvimos abrazados, sin
(SARAH MILLER)Estaba sentada en el enorme salón de nuestra casa, con vistas panorámicas a la ciudad desde el piso alto. El sol de la tarde se filtraba entre los ventanales, iluminando el costoso mobiliario de diseño y creando un ambiente cálido, aunque para mí, extrañamente vacío. Mamá estaba sentada frente a mí, con una taza de té humeante entre las manos, aunque apenas la tocaba. Su expresión era de perpetua preocupación, una arruga constante entre sus cejas que parecía haberse instalado allí para siempre.Una vez más, mi madre me cuestionaba sobre qué iba a hacer con mi vida. «¿Es que acaso no entienden que soy feliz?», pensé, suspirando internamente. No entendía por qué necesitaba que hiciera "algo" si teníamos la fortuna que teníamos. Nuestra familia siempre había gozado de una posición económica privilegiada. Papá había construido un imperio empresarial desde cero, y ahora, teníamos tanto dinero que podríamos vivir varias vidas sin tener que mover un dedo. De hecho, esa era una
(SARAH MILLER)—¿Te vas otra vez? —preguntó, con el tono de voz elevado, casi un grito. Su rostro, habitualmente maquillado a la perfección, mostraba ahora una mueca de fastidio.—Sí, mamá —respondí, intentando sonar lo más tranquila posible. No quería discutir, solo quería irme.—¿Es que no eres feliz en esta casa? ¿Hasta cuándo tendré que vivir con tu constante ausencia? ¡Y pagando por tus… desfalcos económicos!«Desfalcos», pensó con amargura. Para ella, cualquier gasto que no estuviera directamente relacionado con la empresa familiar era un despilfarro imperdonable. Ignoré sus palabras, sintiendo un nudo en el estómago. No valía la pena discutir. Salí a la calle justo cuando una Chevrolet negra se detenía frente a la puerta. Era el chófer de Ariana. Subí rápidamente al coche, cerrando la puerta tras de mí y dejando atrás los gritos de mi madre.Quise creer que con Ariana encontraría un respiro, un refugio en medio de la tormenta familiar. Pero la vi y supe que no sería un descanso
(SARAH MILLER)—Buenos días —dijo Ariana, con la voz aún adormilada, estirándose como un gato bajo las sábanas.—Buenos días, bella durmiente —respondí, sonriéndole con ternura. La luz del sol se filtraba por las cortinas, iluminando su rostro con un brillo dorado.—Buenos días —murmuró Ethan, dedicándome una sonrisa que me hizo temblar por dentro. Sus ojos, llenos de un brillo cálido, me recorrieron de arriba abajo, haciéndome sentir vulnerable y deseada al mismo tiempo.—Salgamos a la playa —propuse, sintiendo una repentina necesidad de aire fresco y espacio abierto. El sonido de las olas rompiendo en la orilla se filtraba por la ventana, llamándonos a la aventura—. Vamos a pasar tiempo juntos, los tres.—Me parece perfecto —respondió Ariana, incorporándose en la cama con un bostezo. Se estiró, dejando al descubierto la curva de su espalda, y luego me miró con una sonrisa pícara—. Pero primero, necesito un café.Ethan asintió con la cabeza, poniéndose de pie y estirando los brazos.