—Los días pasaron, y lo que se retrasó llego. Los hermanos de Oscar venían a visitarnos, querían conocer a la niña y por supuesto matarme a mi o mejor dicho cerciorarse que era verdad—Es hermosa Oscar, es una muñeca—Te luciste con ella hermano, lo bueno es que se parece a la mamá y no a ti—Es bueno que estén aquí ¿Cómo estuvo el viaje?—Pesado, pero nada que no se pueda soportar ¿Verdad Mafer?—Asi es Aarón, era más la emoción de conocer a la nena y volver a ver a la señorita Swan —Sonreí un tanto incomoda, ya no me gustaba que me llamaran por ese apellido—¡Lindsay! ¿Puede seguirte diciendo asi?—Claro Aarón—Compórtate Aarón, recuerda que es tu cuñada y la madre de tu sobrina —No me lo tienes que recordar Oscar—¿Cómo se encuentra señorita Swan?—Dime Lindsay o Lind como mis amigos me dice—Está bien, Lindsay necesito aclarar un poco las cosas, hasta hace poco mi hermano estaba comprometida con una ex compañera de la universidad y luego usted apareció con un bebé y todo se revo
—Me retiro mis queridos, necesito ir a recoger a mi pareja y a mis niños—Un gusto conocerlos doctor Becker—El gusto fue mío,—No olvides lo que hablamos Raúl—Sería imposible, sabiendo que es por mi bella princesa Luciana, estan listos para lo que viene—No te entiendo Raúl—¿La boda!—Falta mucho para eso—¿Mucho es solo tres días?—¿Tres días?—Lo imagine de ustedes, no se olviden que tienen que dejar a Luciana el viernes por la noche para que puedan arreglarse el sábado, me voy ¡despistados!******* —Ahora que tienes un hijo deberías pedir la custodia, no es sano que este en medio de una relación “dudosa” sus emociones y crecimiento se verán afectados—No es dudosa solo diferente, ellos saben lo que hacen con los niños—¿Los defiendes? Aun estás pensando en ese par de desviados que lo único que hicieron fue hacerte ceder ante algo que no eres—No te enojes Georgina, no es lo que piensas, me voy a casar contigo de nuevo—Eso no tiene nada que ver, puede ser una trampa para recupe
—Ese fue todo el show—Me estás diciendo la verdad ¿Pee dijo todo eso?—Harper está siendo educado, Pee llego como huracán queriendo destruir todo a su paso, lo último que dijo es que no podrán quitarle a los niños—El problema no radica en si puedo o no, yo ya lo hice al ver las estupideces que estaba haciendo, lo único que hice fue tratar de protegerlo, pero él lo vio como amenaza, no puedo hacer nada contra eso—Te entiendo Raúl, Pee no está tomando las mejores decisiones y no entiendo porque, espero que no se arrepienta— Lo hará, porque sabe que está equivocado y esta echo el terco sin saber porque lo hace—No, está confundido Raúl, yo pensé lo mismo, él pensó que estaba haciendo lo mejor
—Las horas pasaron lentamente dentro de la oficina, Lind mordía sus manos, no quería que ninguno de sus sonidos escapara, atrape su mano, la cambie por mis dedos, no dejare que se lastime, el único que puede hacerlo soy yo y solo sometiéndola al más grande placer, es la única forma en que puedo hacerla llorar—P……Por fa…… vor Oscar, este es mi trabajo, no es un lugar donde deberíamos estar haciendo este tipo de cosas—Es el lugar ideal para dar rienda suelta al placer, en casa es difícil por Luciana, tu oficina es insonorizada y nadie entrara aquí si tu no lo autorizas, no creas que no sé cómo funciona tu trabajo—Sabía que él tendría controlado todo a mi alrededor, deje de preocuparme por cosas estúpidas y empece a dar rienda suelta a mi lujuria, esta es nuestra &ua
—Una lagrima solitaria salió de mis ojos, verla a Lind vestida de novia, era lo más hermoso que mis ojos habían visto, esta imagen se grabaría en mi memoria hasta el final de mis díasCada paso que daba me costaba tanto, era como si mis piernas fueran gelatina, los nervios me mataban, no podía alzar la mirada, no podía ver a Oscar no pude deleitarme viendo los arreglos que Oscar había hecho para este día—Lind, Oscar se lució ¡Es una boda de cuento de hadas! No lo imagine de el—Con el comentario de Harper, alce la vista y no podía creer lo que mis ojos veían, una vez le hice el comentario a Oscar que me encantaría una boda como la de una princesa, en mi niñez tormentosa pensaba casarme con un príncipe azul para que me liberar del hechizo que la malvada bruja impuso en mí, no pensé que me hubie
—¿Que les hiciste?—Aun no les he hecho nada, es más duermen como unos ángeles— Es mejor que sigan asi, no les toques ni un cabello o……—Lamento contradecirte Oscar, pero no estás en posición de amenazar, fui capaz de secuestrar a tu hija y a tu testigo sin que se dieran cuenta, tu seguridad no sirvió de nada—Puede que hayas podido entrar, quiero ver cómo vas a salir si te encuentro o si llegas a tocarle un cabello a mi hija—Ya te dije Oscar, no me amenaces o la niña pagara las consecuencias —Recuerda que tú también tienes hijos y no solo uno, para tu desgracia estan en mi poder—No te atrevas a tocarlos—Tú lo hiciste con la mía, no me vengas con eso a estas alturas
—Callen a ese engendro, me duele la cabeza—No es un engendro Isabella, la niña esta incomoda, si me sueltas podría atenderla—¿Me crees tonta Harper? Si te suelto puedes escaparte—Para que lo haría, es solo cuestión de horas o días a más tardar para que te encuentren, no pienso desgastarme por gusto, dinero no podrás sacar de mi parte, ya te dije no tengo nada y Oscar vendrá con todo a ti y no me dejes hablar de Raúl y su familia—Mientras más dices, más ira me provocas ¿Piensas que tengo miedo a ese imbécil?—Deberías, el Oscar que conociste ya no existe, quedo una simple maquina sin sentimientos que te matara de la peor manera. Bueno me canse, suéltame me desespera no saber que tiene la niña—Auto
—A pasado una semana Oscar, sin embargo, mientras más días pasan te veo demasiado tranquilo —No dije nada a Raúl, sabia como él se sentía con este desastre, recordé las palabras de Lind cuando despertó del sedante. —Me estas impidiendo ayudarte, me estas alejando maldita sea ¿Sabes quién soy yo? ¡Soy tu esposa! Un papel lo dice y yo lo confirmo, déjame ayudarte a encontrarla, no me alejes, somos uno ¡lo recuerdas! — Paso ayer en la mañana, los segundos de lucidez pasaron rápido, el sedante que le pusieron la desvaneció en enseguida, la escuché sollozar, inevitablemente puso la mano en su pecho, esto le está causando un gran dolor, en ese lapso diminuto de tiempo pude ver el dolor reflejado en su rostro y era algo que no había podido sacar de mi cabeza, esos orbes grises me miraban con desesperació