Dos meses después-Ya estoy en casa, querido -grito al entrar en mi casa -como has pasado el día?No oigo ruido, pensé que no iba a salir. Me doy una ducha rápida, me pongo ropa cómoda. En la nevera hay una nota “tu cena está en el horno, voy a tardar un poco en llegar”.Abro la puerta y me encuentro una exquisita lasaña de pescado, me encanta. Adoro a este hombre, lo bien que me cuida.Ceno en la isleta de la cocina, ordenador delante, para poder trabajar un poco y una copa de vino blanco, para aclarar mis ideas. Estoy terminando de fregar los platos, cuando oigo la puerta de la calle, al cerrarse se escuchan los cerrojos y cadena de seguridad, a parte tres vueltas con la llave.Neurótica? Puede que sí, pero necesito saber que estoy en un sitio a salvo.-Como está la asesora más guapa de la ciudad? -le miro riéndome -de la que venía, compré helado -abro los ojos de par en par -sí, el tuyo de straccitella.-Ahora te quiero, un poquito más -se acerca a mí y me da un beso en la mejilla.
-No te atrevas a irte ruso -tengo tanta rabia dentro de mí, que me apetece partirle la cara -me debes una puta explicación.-Tengo algo que hacer y vuelvo -no es capaz de mirarme a la cara, le veo sacar su teléfono, está impaciente.-No dejéis que vallan en su coche, llevarla vosotros en el blindado, es prioridad -me mira de reojo -creemos que va a ir a por ella.Que coño dice, le miro pero me rehúye. Cuelga el teléfono, va hacia la mini barra, echa dos copas, me ofrece una y se va a la puerta, la cual cierra con pestillo, va a la ventana y se cerciora de que esté cerrada.-Juanjo, necesito que me escuches atentamente -asiento -es muy jodido lo que vas a escuchar, y de ante mano, te pido perdón -doy un sorbo a mi copa, mientras le miro con cara de pocos amigos.Me invita a sentarme en el sofá, actúa como si estuviéramos en su casa, acepto, creo que sentarme, va a ser una buena idea.Carraspea, bebe de su copa y empieza a contarme. Antes de llegar a la noche en que Mónica nos dejó a to
El mensaje que me envió Carlos, auguraba una noche de tormenta. Esas palabras eran tanjantes, fulminantes. Avisé a Petrov, él sabía que si yo le mandaba un mensaje, era porque estaba en peligro y así es como me siento.Los de seguridad nos piden ponernos los cinturones, el chófer me mira a través del espejo retrovisor, cuando estoy asegurada, asiente.-Nos vienen siguiendo -marca un teléfono en el móvil, tiene el bluetooth, escuchamos al interlocutor, les da órdenes -sí señor.-Señorita Mónica -le escucho atentamente, me han preparado para esta noche -lista? -asiento -lo hemos hecho muchas veces, son décimas de segundo.Miro a Jaime, que me coge una mano y me pide tranquilidad.-Tómalo como un ejercicio de entrenamiento, no pienses en ningún momento que es la hora de la verdad -me dice mi primo.Seguridad habla por el pinganillo con el resto de compañeros, no son novatos, saben lo que hacen. Veo que el coche entra en la calle donde está mi edificio, el plan es sencillo. Cuando entremo
El día que regresé con mi gente, lo pasé en casa de Marta, disfrutando de la compañía de todos y cada uno. Deseaba estar a solas con Juanjo, pero también quería estar sola conmigo misma. No entraba en razón, al igual que mis padres.-Es por ese tío -me dice cuando iba a abrir la puerta de la calle -es eso, verdad?Miraba a mi chico incrédula, sabía que estaba celoso de mi primo, Petrov no quiso decirle quien era Jaime, para mortificarle y ahora estoy pagando las consecuencias.-Crees eso Juanjo? -me giro para ver su reacción -donde quedó la confianza que nos teníamos.-Entonces explícame, porque quieres estar sola -me escupe a la cara -no lo entiendo.-Llevo casi dos meses, con gente a mi alrededor, en ningún momento estuve sola, tenía seguridad las veinticuatro horas, del maldito día -le digo despacio -quiero ir a mi piso, saborear la soledad. Necesito saber que soy libre y no necesito de gente que me cuide.-Y eso, no puedes saborearlo en nuestro ático?-SOLA, Juanjo S O L A, lo nec
Me despierto y miro la habitación, los recuerdos de la noche anterior vuelven a mi pensamiento. Miro a mi lado y ahí está ella, durmiendo como un bebé, plácidamente. Su camiseta subida por encima de su estómago, me deja ver la goma de su ropa interior.Solo con mirarla, mi amiga ya se puso firme. Suavemente, mis dedos la acarician la barriga, veo una leve sonrisa, lo que me dice que ya está despierta, o por lo menos intentando despertar.Le beso el ombligo, lo que ella aprovecha, para poner sus manos en mi cabeza y jugar con mi pelo. Le subo la camiseta, dejando sus pechos libres, para mi gozo.Ella misma, se deshace de la ropa de dormir, yo me encargo de que sus bragas, desaparezcan a su vez. Sus manos caminan por mi cintura, y con sonrisa de niña buena, me los quita, dejando a su amiguita libre para jugar.Beso su cuerpo, voy subiendo hasta llegar a su boca, mis labios se colocan sobre los de ella, los abre ligeramente, como si fuera tímida. Mi lengua busca la suya, entrando en su b
Ha pasado un mes, desde que Mónica ha vuelto a mi vida, no ha querido ir a vivir al ático que compré para los dos, se empeña en quedarse en su apartamento. No le llevo la contraria, es inútil discutir con ella, no me lo pensé, cogí lo esencial y me he venido con ella.Mi bufete abrió sus puertas con energía, tenemos bastante trabajo y más desde que Fernando se unió como socio. La amiga de Noemí al final, con todo el lío de Mónica, la perdí como secretaria y ahora me tengo que conformar con la que tenía Fer en la otra oficina.Gracias a dios, que al subir el volumen de trabajo, no se las arregla sola, aunque tampoco es que fuera una lince. Mientras encuentro la adecuada, mi morena me va a echar una mano. Para mantenerla ocupada, la pedí que me sea nuestra asesora, se encargue de nuestros papeles, aceptó encantada. Sin decirle nada, quedaba libre una de las oficinas y se lo decoré para ella.Echa de menos trabajar con Marta, la cual le ofreció volver, pero ella declinó la oferta. El pro
No me puedo creer que sea libre, dos semanas hace que soy viuda. Quince días, sin ataduras. Feliz.Miro el reloj de mi oficina, en un minuto viene mi siguiente cita. Según me dijo Lorena, la nueva secretaria, para ser sinceros, es de Juanjo y mía, Fernando sigue con la suya, dice que le da pena, que no sabe hacer nada en la vida y que es lo único que podrá conseguir.Le dije que podíamos aprovechar la coyuntura de la chica nueva, para imponer normas en el vestir, masticar chicle, hablar como una choni y podríamos impartirles algún curso, dado que últimamente, por la noche tengo que arreglar el desastre de las citas de los tres.Mis nuevos socios aceptaron, en el momento de ir a hablar con las dos chicas, los dos abogados de pacotilla, salieron por la puerta corriendo, dejándome a mí sola con el marrón.Las pedí que entraran en mi oficina, aprovechando que había poco trabajo. Empecé con el sermón, de que el bufete iba muy bien, teníamos más trabajo y que ellas dos, eran las primeras pe
Sabía por el ruso, que Mónica le había pedido el gran favor, de dejarla viuda, pero preferí que fuera ella, quien me lo contara, cuando estuviera preparada.Ha heredado todos los bienes y dinero de ese cabrón, no lo quiere, por eso ha puesto las dos viviendas pequeñas a la venta. Según Marta, eran magníficas y se venderían pronto, dado que tampoco las puso muy caras.No se equivocó, en menos de un mes estaban vendidas y el dinero transferido a una cuenta que mi chica abrió, exclusivamente para juntar todo el efectivo que obtiene de su difunto marido.Estoy intrigado, la casa grande, donde estuvo conviviendo con él, no la puso a la venta, si no que algo está planeando, pero lo tiene en absoluto secreto de sumario.Nos ha pedido a todos que vallamos a la hora de comer, quiere vernos para contarnos algo.Le pregunté a Marta, pero no tiene ni idea. Los padres de ella, tampoco. Viniendo de ella, miedo nos da de sus locuras.Todos la vemos llegar en un taxi, cargada de carpetas y una sonris