Mientras tanto en las Villas Doradas, el medialuna les trajo sushi, pollo a la naranja y arroz blanco. Mónica que es una excelente profesional se dedicó por completo a la vigilancia después de hablar con su madre. -Señorita Valverde- La llama Marcus. -Por favor, llamame, Mónica, siento que no soy yo, cuando me hablas con ese título- Se queja al sentir como Marcus pone una pared entre ellos. La chica había sentido cierto acercamiento agradable. -Okey, Bonita, es hora de que descanses ¿Qué van a decir de mí, si ven en tus hermosos ojos grandes bolsas? – Le dice de forma cariñosa. - ¡Ja, ja! Vamos Marcus mis ojos no tienen nada de hermosos- La risa de Mónica se borra al ver, la mirada fuerte de Marcus sobre ella. No puede evitar tragar grueso. -En todo caso, necesitas descansar- Le dice señalando la habitación. - ¿Y usted que va a hacer? - Le pregunta Mónica por curiosidad. -Cuidar a mis hombres desde aquí, como los hemos estado haciendo- Le dice Marcus -Entonces me quedó contigo,
Volviendo a las Villas Doradas Un fuerte olor a café llega a las fosas de la Mónica que continuaba dormida en el sofá, con una franela sobre su cuerpo, la retira observa que su vestido se le había subido hasta los glúteos dejando ver su bragas - «Se seguro Marcus me cubrió, para no tener que ver tan espantoso espectáculo»- Piensa mientras se lo baja y se sienta al sillón adormilada mira hacia la cocina y lo ve afanado haciendo el desayuno. Mónica que empieza a soñar con la figura en la cocina Fantasea que puede llegar a tocar su espalda, el con su mirada sexi, la vuelve a ver, le da un beso apasionado para luego subirla en la encimera. -Buenos días, señorita- La voz masculina de Marcus la trae de vuelta, sin embargo, no pude evitar sentir húmedas sus bragas -Buenos días, señor Salinas- Le devuelve el saludo formal - ¿Ya dejé de ser Marcus? - Le dice levantando una ceja. -Pues al parecer deje de ser Mónica también- Marcus le regala una hermosa sonrisa -Ven a desayunar- Le hace u
Volviendo al Hotel Orilla del mar Bárbara llega con Atsushi prácticamente a cuestas a las villas, donde se están hospedando. Atsushi trata de hablar, pero todo se le distorsiona, el hombre esta empapado de sudor. -Tengo mucho calor, Bárbara ayudame ¡Por favor! - Dice mientras se sienta en la sillón de la sala de recibidor, quitándose el saco y desabotonando su camisa. -Tranquilo te llevo a la bañera para que te metas en agua fría- Bárbara se despoja de su bolso, y los zapatos para tener mas estabilidad al llevarlo al baño. Ahora se lamenta de haber mandado Bruno a traer al médico. -Debí haberle pedido que mandaran alguno de tus otros hombres, pesas mucho- Como no, si Atsushi es un hombre que se ha entrenado por años, teniendo músculos y huesos pesados. A duras penas logran llegar al cuarto de Atsushi, para ese momento Bárbara está empapada en sudor. La mujer que casi no aguanta su peso, lo sienta en el borde de la cama, para volver a tomar impulso. El hombre al sentir el cómodo l
Volviendo a la conversación de Halia y Mónica - ¿Estás segura de que todo está bien? - Dice Marcus levantándose de su puesto dándole una mirada inquisidora. -Si, por supuesto, es solo cosas de chicas, no te preocupes- Dice de forma tímida Mónica con las mejillas rojas. Alejándose de Marcus en dirección hacia la playa. Marcus no le quita vista de encima. - “Casi te descubre”- Le pregunta Halia angustiada. - “¡Perdón! Es culpa tuya por tirarme, tal noticias de golpe”- Mónica puede sentir su corazón en sus oídos, toma varías bocanadas de aire para calmarse. - “Ahora ¿Cómo paso? ¿Cuándo despertó? ¡Cielos esto es demasiado excitante!” – Dice Mónica en voz baja volviendo a ver a Marcos de vez en cuando, él está mirando la pantalla y de reojo la vuelve a ver. - “No sé, cuando exactamente despertó, creo que se estuvo haciendo para saber, de qué lado estaba. Está muy desconfiado, imaginate su propia familia quería matarlo, incluso fue traicionado por los Gyámok”- Le cuenta alejándose de
Minutos más tarde en las villas del hotel orilla del mar Atsushi observa a la mujer desnuda acostada a su lado, su mente aún está un poco revuelta por el efecto de la droga, pero está consciente de la situación, Bárbara parece haberse quedado dormida, o tal vez está descompuesta de la ardua faena. Sin embargo, Atsushi no aguanta la tentación de besar sus labios, la mujer adormilada responde al beso. -Vamos Atsushi, un descansó, de verdad que eres insaciable- Atsushi dibuja una sonrisa en sus labios, le encantó ese comentario e ignorando las quejas de Bárbara empieza a besar nuevamente su cuello, las primeras veces estaba completamente drogado, su recuerdo es ambiguo, pero ahora quiere tener un recuerdo vivido y no iba a desaprovechar la oportunidad. - ¡Cielos! Dame un respiro- Sin embargo, el hombre simplemente avanza subiendo encima de Bárbara, que abre apenas los ojos, lo mira a la cara, nota que sus pupilas han vuelto casi a su normalidad, va a protestar cuando Atsushi la silenci
Mientras tanto, camino al hipódromo Mónica al final se cambió por un short corto, una camisa de botones, por debajo un top sin tirantes, con el cabello sujeto con una prensa de forma de piraña. Marcus se sentó con ella en la parte de atrás, por más que trata de ignorar a la chica, pasa observando sus piernas, en varias ocasiones Mónica lo pilla expiándola, no puede sentirse más contenta. Mónica se queda sorprendida, del lugar amplio que recorren varios kilómetros antes de entrar a la puerta principal, ve la cerca del frente y no puede ver donde termina. -El hipódromo costa de varias manzanas, los caballos necesitan mucho espacio para ejercitarse- Le explica a Mónica mientras la ayuda a bajar el auto. De primera entrada puede ver un gran edificio de una planta y escucha a lo largo el rechinar de los caballos -Vaya esto es emocionante, me gusta, me imaginó que nos registramos ahí- Dice señalando el edificio donde están entrado varias personas. Mónica se adelanta varios pasos dando es
Volviendo a las caballerías Las palabras de Marcus calaron en lo más hondo del corazón de Mónica. Usando toda su fuerza sube sus brazos al cuello de Marcus, pero por ser más baja apenas rosa sus labios. Marcus que esta más que excitado, la atrae para profundizar el beso, es el primer beso de Mónica, la chica es evidente su inexperiencia, Marcus aprovecha para guiala y explorar toda su boca. El mozo que ve al caballo afuera se acerca para preguntar si necesitaba ayuda, ve a la pareja fundida en un beso apasionado, toma en silencio la yegua y se la lleva, ve al administrador que viene a su encuentro. - ¿El señor Salinas, ya regresó? - Le pregunta cuando se topan. -Si señor, pero está ocupado con su novia- Le dice el mozo asumiendo por el cuadro que presenció. -Oh, Creo que mejor les damos espacio- Le dice el administrador – Al fin al cabo, él es el dueño. - ¿Él es el dueño? - El mozo de inmediato pensó que debió a ver atendido de inmediato. -Si, esta es una de las propiedades que
Regresando al hipódromo La pareja se acerca a una carpa donde están varios de los empleados del hipódromo. Al parecer la gran mayoría de los cliente ya se habían marchado. Los muchachos tienen una gran parrilla encendida, la mayoría la rodean con bebidas. Un ambiente bastante ameno. El administrador está en una mesa como para seis personas, les tiene reservados los asientos uno a cada lado suyo, pero Marcus ignorando la instrucción de su anfitrión se sienta al lado de Mónica que si obedece la indicación. -Mi hija se has esmerado en prepararte las costillas que tanto te gusta, espero que pueda quedarse unos días, la verdad hace tiempo que no nos visitas- Le dice atento el administrador -La capital me ha tenido ocupado, si no hubiera sido por los disturbios que se han desatado en la costa, no hubiéramos venido hasta acá- Mónica observa con atención la conversación de ambos hombres, llega a la mesa una chica de caballera castaña, delgada, abultados pechos, con unos hermosos ojos color