El agua turbia me llega casi a la suela de los zapatos. Las piedras grises oscuras de la orilla están cubiertas de una espesa capa gelatinosa que las hace resbaladizas bajo mis pies. Retrocedo ligeramente para evitar que su veneno se acerque demasiado. Una gota podría matarme. El paisaje es muerto y tenue en los bordes. Aquí no hay un blanco brillante, tampoco hay un negro puro. Solo un mundo compuesto de tonos grises. Purgatorio. Supuse que este lugar sería horrible, que estaría lleno de dolor y sufrimiento, pero en realidad es tranquilo y pacífico. Cierro los ojos por un momento y dejo que el silencio me envuelva. Encontrar mi camino hasta aquí me ha llevado a cruzar la mitad de un mundo que nunca supe que existía. Ahora que he sido testigo de cómo es el purgatorio, estoy segura de que me satisfaría existir con su sensación de vacío. Es mejor que la oscuridad que se ha apoderado de mí. Es un contraste reconfortante con el departamento de las Mavri Magea. Intentar reforjar un
Punto de vista de Bronx El portal se ha cerrado. Kas se ha ido. Se fue con ellas. Ella eligió a las Mavri Magea por encima de nuestra manada.Vuelvo a mirar a Lenora en mis brazos. Siento que me balanceo hacia adelante y hacia atrás. No es para consolarla. Lenora no puede ser consolada nunca más. Tomo el dobladillo de mi camiseta e intento limpiar la sangre de su rostro. Lo único que consigo es esparcirla por su barbilla. “Leni. Regresa. No me dejes. No nos dejes. Te necesito. También Milo y Codi, y la manada. Por favor, Lenora, regresa con nosotros”. Me tiembla el labio mientras le suplico. Las lágrimas caen de mi barbilla a su frente mientras me mira sin vida. La miro a sus ojos verdes una última vez antes de pasarle la mano y cerrarle los párpados. Ahora parece que está durmiendo. Me quito la camiseta y se la tiendo por encima en un intento de ocultar la herida abierta en su cuello y pecho. No puedo soportar mirarla así. Cuando me llega el dolor punzante de la ruptura
Punto de vista de Katherine.La hacienda está inusualmente callada cuando llego a casa del trabajo. No noto el ajetreo habitual, pero lo atribuyo a que estoy llegando a casa más tarde de lo normal. Abro la puerta de mi oficina a oscuras, me sirvo un vaso de güisqui y me dirijo al escritorio. Enciendo la lámpara del escritorio, me siento y le doy un profundo trago a mi bebida. “Hola, Iokaste”. Me recuesto en la silla, dirigiéndome a la mujer que ocupa el asiento con respaldo alto al otro lado del escritorio. “Te ves hecha un desastre”. “Hola, Katherine. Gracias por el cumplido”, me dice con sarcasmo y se inclina hacia delante desde la sombra, dejándome ver con más claridad su piel pálida y ojos hundidos. Su escuálida mano sostiene su barbilla. Cuanto más la miro, más me doy cuenta de que está demasiado delgada. “K-Kas. ¿Es-estás bien?”, tartamudeo cuando veo su verdadero estado. “No te preocupes por mí, querida. Nunca lo has hecho. Estoy aquí porque necesito que hagas algo p
Punto de vista de Bronx.Halloween va y viene. Acción de Gracias va y viene. El solsticio de invierno está a solo un par de semanas. El gélido invierno de Montana continúa. El mundo sigue girando como si Kas nunca hubiera existido. La semana pasada, me enteré de que la hacienda abandonada de Katherine Santoro en Grecia se quemó hasta los cimientos. No hubo víctimas ni señales de los otros residentes y del personal que vivía allí varios días antes. Unos días después, unos cazadores encontraron el cuerpo desnudo de Katherine, junto con el de una mujer no identificada. Ambas fueron atacadas por animales salvajes en una zona boscosa de Mongolia. El boceto artístico de la otra mujer es claramente Cora. En cuanto confirmaron la muerte de Katherine, hice que mi equipo se pusiera a trabajar en la adquisición de Empresas Santoro. Dentro de varios meses, seré el Director Ejecutivo, absorberé la empresa en MasonCo y crearé una división de logística. Si hay alguna Menae escondida entre el pe
Punto de vista de Kas.Me despierto por la mañana con una sensación de rigidez y dolor. Me deslizo fuera de la cama con un quejido y me miro en el espejo. Incluso más que ayer, no reconozco el reflejo que veo. Una piel pálida con bolsas oscuras bajo los ojos. Todo el violeta de mis iris se ha ido, sustituido por un gris tan claro que podría confundirse con blanco. Me paso suavemente un cepillo por mi cabello quebradizo y escaso. Ya no es gris y brillante. Se ha convertido en un tono blanco apagado que hace juego con mis ojos. Me pongo un vestido holgado y un grueso cárdigan largo para ocultar las articulaciones que sobresalen desde todos mis ángulos antes de salir a hablarle a mis hermanas por última vez antes de acompañarlas a Kardiá tou Menae. Cuando conocí a Lenora, los moretones de mi nariz rota la molestaron. ¿Qué pensaría ahora de mi deterioro autoimpuesto? Me giro hacia un lado y admiro mi creciente vientre. Me permito sonreír cuando siento las pataditas impacientes que pro
Punto de vista de Milo.Marco nos había dicho que encontráramos la carpeta de Kas antes de que Bronx nos ordenara encerrarlo en aislamiento. Él dijo que Kas tenía tarjetas de notas y carpetas para todo. Solo teníamos que encontrar la carpeta correcta para averiguar lo que tramaba. Ya no podía contarnos más debido a una especie de poción que había ingerido. Tenía razón. Rebuscamos entre docenas de carpetas en su oficina hasta que encontramos una en el cajón de su escritorio que tenía una etiqueta con el nombre de “Notas Menae”. En ella se detallaba todo, con bonitas imágenes de las habitaciones y los muebles que quería crear con la magia para que sus hermanas se sintieran cómodas en la casa que estaba construyendo para ellas. Algunas de las tarjetas de notas eran en realidad finas hojas de pergamino que parecían tener cientos de años. Otras eran gruesos papeles hechos a mano que se estaban deshaciendo en los bordes. Había al menos seis idiomas diferentes entre las tarjetas. Musu nos
Punto de vista de Bronx.“Vamos, hombre. Ha pasado un mes. Estamos hartos de esta mierda. Si esta es tu orden, si esto es realmente lo que quieres, entonces sé un puto hombre y ven al calabozo para que puedas ver lo que hiciste, maldita sea”. Los ojos grises como el acero de Milo se clavan en mí. “Como dijiste, ya no te importa una mierda, así que demuéstralo. Ven a ver lo que estás haciendo”. “Cuida tu tono, Milo”. Me pongo de pie, gruñéndole. “Mira, Bronx, puedes venir con nosotros ahora mismo o puedes buscarle a Río Sangriento otro Beta. Tengo suficientes manadas que ya han dicho que me darían asilo. Al diablo con ser un Beta. Tomaré un trabajo como guardia de la verja principal y me daré por bien servido. Recogeré mis cosas, me llevaré a Codi y me iré hoy mismo si es así como realmente quieres que termine esto. Tú eliges”. Él se cruza de brazos y me mira fijamente. Detrás de él, Reggie tiene las manos en las caderas, mirando al suelo. “¿Qué hay de ti, Reggie? Estás terrible
“¿Está embarazada?”, le pregunto en voz alta a nadie en particular. “Gemelos”, dice Reggie inexpresivamente. “Basándonos en lo grande que está y comparándola con el embarazo de Musu, creemos que va a dar a luz pronto. Como no ha comido, básicamente sus bebés están utilizando su cuerpo para nutrirse. A falta de un mejor término, se la están comiendo viva”, dice Milo mientras le acaricia la mejilla con la mano. Se sienta sobre sus talones y la mira con lágrimas en los ojos. “No sabemos qué le ha ocurrido a Lex. Ya lleva más de tres semanas sin poder sanarla”. “¿Qué ha dicho el doctor?”. Trago con fuerza. Planto los pies en el suelo con miedo a moverme. “Has dicho que nada de putos doctores”, me suelta Reggie entre dientes apretados. “¿O es que se te ha olvidado?”. “¡MIRA LO QUE LE HAS HECHO, HIJO DE PERRA!”. Las primeras palabras de Saint en semanas son pura rabia contra mí. Trata de salir con sus garras para tomar el control y llegar a Kas, pues todavía es protector de ella. D