—¿Por qué me trajiste aquí? —pregunté deteniendo el columpio, este lugar me ponía nostálgica. —No lo sé —respondió el rubio estirando las piernas para columpiarse —, solo quise venir aquí. —dijo sin dejar de mecerse. —Tengo muy lindos recuerdos de este lugar junto a ti. —Lo mismo, creo fueron muy buenos momentos y muchas conversaciones las que aquí pasaron. Detuvo el columpio estirando sus piernas, puso ambas manos en las cadenas la vió a su lado, el viento mecía sus cabellos con suaves y gráciles movimientos, sus facciones con los años no habían cambiado mucho. Quería preguntarle algo que hace mucho tenía ganas de hacer, pero nunca encontró el momento para eso. —Gabrielle. —¿Si? —¿Puedo preguntarte algo? —Si claro pregunta. —Aquella vez en el festival tú querías decirme algo ¿Lo recuerdas?, Yo quiero saber ¿Qué querías decirme ese día?Como no recordarlo si lloré como nunca ese día, no imaginé que Helios me haría esa pregunta, ni siquiera me pasó por la cabeza que recordara
Charlotte se levantó temprano quería hacer algo por sus anfitrionas, la noche anterior ambas hermanas tuvieron un pequeño roce ocasionado por la mujer que ella dejó entrar, se sentía culpable por la situación a fin de cuentas ella fue quien hizo a esa mujer pasar. —Ya están las tostadas el chocolate ¿Qué me falta? —se preguntaba la rubia de anteojos con un dedo en su barbilla. El timbre sonó la rubia apagó la estufa, para ir a abrir la puerta. Abrió sus ojos a su máxima expresión al ver quién estaba tras la puerta. —Hola. —¿Qué haces aquí? —cuestionó la rubia cruzándose de brazos. —Yo estoy bien Charlotte y tú por lo visto también estás bien. —Respondió él con ironía. —Zack, no estoy para tus ironías y creí que las cosas quedaron claras en San Francisco, ¿O querías más explicaciones? —Charlotte si golpear mi auto con un bat de aluminio es aclarar las cosas, entonces si las cosas están clarísimas. —Replicó Zackary haciendo comillas con sus dedos. —Para mi si —respondió la rubi
Un par de meses han transcurrido desde que me comprometí con Helios, Juliette tia Claire y la señora Valentina seguido preguntan si ya fijamos una fecha. Ni yo y mucho menos Helios prestamos atención a esos detalles este par de meses hemos estado conviviendo más como pareja y entre la universidad, los niños y el nuevo departamento apenas y tenía tiempo de pensar en planear una boda aunado a que no tenía prisas en casarme. —Gabi —llamo Charlotte con unas carpetas en sus manos—, a mí me gusta el amarillo, también el rosa pálido? —la rubia en cuanto vió que su amiga no prestó atención rodó los ojos con fastidio. —¿Qué decías? —pregunté al ver la expresión de pocos amigos de Charlotte —, disculpa si ando un poco distraída...—¿Andas distraída, o cierto rubio cuatro ojos, de coleta te tiene distraída? —cuestionó Charlotte con sarcasmo. —Vale ya entendí —guardé el celular en mi bolsillo para darle a mi amiga toda la atención que ella requería. <
Caminó hasta llegar a un pequeño jardín fuera del hospital, tomó asiento en una de las blancas bancas de mármol. No estaba segura de haber tomado la mejor decisión, pero algo si estaba claro el ciclo debía cerrarse y no iba a retroceder aunque doliera. —¿Y bien? —preguntó Charlotte sin interés. —Supe lo de tu madre, ¿No hay nada que se pueda hacer?, ¿tratamiento o...? —No, está muriendo —respondió la rubia con sequedad—. ¿Tienes algo más que preguntar? ¿O es todo? No tengo tiempo ei lo que iba a decir Zack no tengo mucho tiempo. Suspiró frustrado esto de hablar definitivamente no estaba funcionando. —Lamento lo de tu madre Charlie, es una persona que aprecio mucho y saber que está pasando por esto se me hace tan lamentable. —Si, bueno la vida es así Zack tú mejor que nadie sabes que la vida no es justa. —Habló Charlotte refiriéndose a la perdida de los padres de Zack. —Tienes razón. —Mencionó él de acuerdo con la muchacha. —Respecto a lo otro no es necesario que sigas excusando
Miraba el anillo en mi mano Juliette y Valentina, incluso la tía Claire querían ayudarme a planear la boda les emocionaba el asunto del vestido y todas esos preparativos de matrimonio. Aunque esas cosas me entusiasmaban a momentos, luego simplemente dejaban de interesarme. —Gabrielle ¿Ocurre algo? —inquirió Helios adormilado.Vió a la pelinegra sentada a la orilla de la cama creyó que uno de los mellizos había despertado, se incorporó y los dos pequeños dormían plácidamente en unas posiciones que ocupaban casi por completo toda la cama. Voltee al escuchar la voz de Helios llamarme el lugar estaba a oscuras, pero la luna iluminaba parte de la habitación permitiendome apreciar su rostro. —No ocurre nada, es solo que no puedo dormir. —¿Puedo saber la razón de tu insonnio? —cuestionó él levantándose de la cama, caminó hasta sentarse a orilla de la cama donde estaba Gabrielle sentada abrazada a sus piernas. —No es nada Helios es
Creía que al inicio mis amigas solo me estaban jugando una especie de broma, Nina me hizo cambiarme en el auto, según ella una playera, falda y tennis no eran apropiados para una boda. No sé cómo pero logré ponerme el vestido que mis amigas me habían dado. —Gabi apresúrate —dijo Nina en el asiento del conductor, Charlotte no paraba de enviarle textos pidiendo que se diera prisa—, Gin ¿Trajiste las cosas?—Sabes que si siempre estoy lista. —Perfecto —vitoreó Nina saliendo del auto—, muy bien Gabrielle sal del auto no tenemos mucho tiempo. —Ya voy —fue lo único que dije, a estás alturas dejé de creer que Gin y Nina estaban bromeando. Salí del auto arreglé las arrugas del vestido por ponermelo en el auto las chicas me habían dado, un lindo vestido blanco llegaba a mis rodillas, la falda tenía un poco de vuelo y detalles florales en encaje blanco que se me hacían tan lindos, no tenía tirantes pero si hombros caídos con flores igual a la d
La luz del sol se colaba entre las blancas cortinas, sus párpados se abrían con pesadez. La puerta se abrió, rápidamente cerró sus ojos haciéndose la dormida. El silencio no duró mucho pues la cama se comenzó a mover de manera abrupta, irritada por los brincos se quitó las sábanas con un puntapié había despertado de mal humor y tenía un par de razones para ello. —¡Ya dejen de saltar en mi cama! —exclamó una pequeña de larga y lacia cabellera rojiza y grandes ojos de un llamativo color azul. —Es divertido Sol. —Salta con nosotros —secundó otra pelirroja de menor edad—, Si no saltas Apolo y yo no bajamos de tu cama. —¡Abajo ustedes dos! Los dos pequeños saltarines al escuchar esa voz se quedaron estáticos en la cama. —¿Qué les he dicho de saltar en las camas. —Que es peligroso mamá. —Respondieron los dos cabizbajos al unisono, para acto seguido bajar de la cama de su hermana mayor. —Serena, Apo
Han pasado dos días desde que mi niña estaba sintiéndose mal, afortunadamente en los análisis no salió ningún tipo de anomalía. —Bueno Selene tu padre vendrá por tí hoy en la tarde, te portas bien y no hagas travesuras. —Besé la mejilla de mi pequeña pelirroja y ella devolvió el gesto de cariño. —Si mami. —Dijo la pequeña echándose a correr en cuanto vió a Emily su prima. —No corras Solecito. —Pedi pero la niña pareció no escucharme. —Cuando Selene y Emily se juntan el mundo a su alrededor se vuelve ajeno, entran en una burbuja donde solo existen esas dos y sus infinitos juegos. —Hola Ángela. —Dije dándome la vuelta. —Hola Gabrielle, me alegra verte y ver que Solecito esta bien, Artemis me contó que la pequeña estuvo con malestar. —Afortunadamente fue algo viral, además ya está bien mírala correr y dar saltos como una liebre. —Dije señalando al par de traviesas. —Tienes razón, es normal Mily estuvo unos días así. —Respondió Ángela acercándose a Gabrielle. Ambas miraban al