—Darius no quiero que te lastime está situación —dijo enfrentando a su primo, sus palabras no fueron las mejores, pero enserio quería abrir los ojos del muchacho ciegamente enamorado—; por favor escúchame... —Angie ya pareces una novela de Jane Austen —dijo él con fastidio rodando los ojos, apoyando su mano en el respaldo del sofá—, escucha solo nos estamos conociendo. —Darius no es eso. —¿Entonces qué? —empero confundido él rubio, por la cantidad de peros de su amiga y prima Ángela—. Es soltera yo también lo soy, nos llevamos bien y lo más importante no me es indiferente Ángela... El rubio paró con su cadena de alegatos, pues su celular comenzó a sonar, al ver el nombre en la pantalla respondió. —Si dime. Ángela se acercó a Darius, este tenía un semblante preocupado. —¿Qué ocurre...? Guardó silencio pues su primo se lo pidió. —Escucha Mimi tranquila ya vamos si, llamaré a Luck. Colgó la llamada dejó unos cuantos billetes en la mesa, para luego ponerse de pie. —Tenemos que
Estaba en silencio mientras miraba la televisión, Juliette me hablaba pero su voz era lejana para mí. —¿Gabrielle estás ahí? —inquirió la pelinegra tomando a su hermana menor de su hombro —, Gabi escucha es solo un programa de chismes y...—¡Pero ese programa me está dejando por los suelos! —no quería gritarle a Jul, ella no era la culpable pero estaba muy enojada con todas las mentiras que esa mujer soltaba. —Hermana si está mal que dijeran todas esas cosas, tambien dijeron cosas de la familia de nuestra madre...—Eso no me importa, lo que me molesta es que me dejaran como una mujer deshonesta que engañé a Zackary con Helios; hermana tu, tú sabes que no sería yo no soy así...Las palabras no salían solo comencé a llorar consumida en mi rabia y desesperación por todas esas mentiras. —¡Escucha! —Dijo Juliette alzando la voz, halando a su hermana menor hasta que está quedó de pie—, son solo chismes Gabrielle tú sabes el tipo de mujer que eres y te aseguro que Zackary y incluso Helios
Esperaba su respuesta, sus labios no se movían él se consumía en su ansiedad, Gabrielle estaba estática en sus brazos, aún sostenía sus mejillas sonrojadas. —Gabrielle —susurró despacio—, nena por favor dime algo. —Helios yo... No sabía que decir, es decir una parte de mi quería decir que si, pero por otro lado estaba mi lado precavido que siempre me hacía dudar de todo. —Gabrielle no hay presión si no tienes una respuesta en este momento yo entenderé —queria que dijera que si, quería hacerla feliz y trabajaría duro en ello, pero si ella quería tiempo él, le daría todo el que necesitase —Si aún no estás lista yo lo entenderé. —Gracias Helios prometo darte una respuesta si —no había caído en cuenta que aún estaba en sus brazos, nuevamente un extraño hormigueo recorrió mi cuerpo deshice el abrazo retrocediendo unos pasos—, si gustas puedes pasar y ver a los niños. Metió las manos en los bolsillos de su chaqueta, quería decir que si y subir al departamento y ver a sus hijos un mo
—¿Buscas algo en especial? —preguntó Charlotte acomodando sus anteojos. —Todo está precioso pero nada me logra convencer lo suficiente Charlie. —Es un bebé Gabrielle no te quiebres la cabeza buscando algo que la criatura usará unas pocas veces porque crecerá muy rápido. —Respondió la rubia encogiéndose de hombros. Lo que mi amiga dijo tenía mucho sentido, lo ideal sería regalar algo que la bebita de Mía pudiera usar por mucho tiempo. —Tienes razón Charlie. —Siempre la tengo linda —habló la rubia con fingida arrogancia—, ahora escoge algo lindo y vamos que ya Nina nos espera, además tienes que llevar a los mellizos con el señor estrella pop. —Dijo la rubia de anteojos con sarcasmo. —Esta bien ya voy. Caminé hasta encontrarme con una hermosa mantita de bebé de color turquesa, con unas estrellitas y lunitas de fondo, la tela era afelpada y suavecita. —Eso está muy bonito —opinó Charlotte que se acercaba con los mellizos en la carriola—, mira viene con un peluchito miniatura en fo
Batía la mezcla para el desayuno, tenía ganas de waffles y jarabe de maple. —Pensé que no despertarias —habló Juliette apoyando los codos en la encimera de granito—, ¿Estuvo buena la noche? —Inquirió la pelinegra de ojos chocolate metiéndose una fresa a la boca. —No imaginas cuanto. —Respondia con ironía.—Eso no suena muy convincente de tu parte. —Refutó Juliette apoyando su cabeza sobre su mano. —¿Quieres café? —ofrecí mientras sacaba un par de waffles de la waflera. —Por favor. Serví el café a mi hermana y también puse tres waffles en un plato, vertí jarabe de maple y por último puse unas cuantas fresas y arándanos encima de los waffles. —Yomi. —Espero y te guste. —Siempre me gustan amo tus waffles. —¿Alguien dijo waffles? Una rubia de aspecto desordenado se acercó a la encimera, tomó asiento también junto a la pelinegra. —bon Appetit Jul. —Dijo la rubia luego de un gran bostezo. —Merci cheri. —Respondió Juliette abanicando un poco el potente olor a licor que salió con e
Tenía al menos quince minutos viendo su reflejo en la taza de café frente a ella, no esperaba verlo de nuevo, al menos no tan pronto.—¿Estás bien Charlotte? —¿Eh? —aquella voz la sacó de sus cavilaciones—, si Jul estoy bien ¿Por qué lo preguntas? —inquirió la rubia alzando su esmeralda mirada. —Linda lo pregunta porque hace más de veinte minutos te serví esa taza de café y ya está frío y ni siquiera has tomado un sorbo. —Estoy bien no te preocupes Juliette. —Si tú lo dices yo te creo linda, pero tu carita dice otra cosa —dijo Juliette sentandose frente a la rubia de anteojos. —Juliette, Gabrielle tenía toda la razón cuando dice que tú tienes un sexto sentido, que eres como sabueso. —Rió Charlotte haciendo a un lado la taza de café. —Bueno no es que tenga un sexto sentido, o sea un sabueso emicional Charlie. —A no ¿Y entonces qué es? —empero Charlotte con curiosidad. —No linda, yo también tuve tu edad, pasé por todas esas etapas además crié a Gabrielle aunque solo soy su herman
—¿Por qué me trajiste aquí? —pregunté deteniendo el columpio, este lugar me ponía nostálgica. —No lo sé —respondió el rubio estirando las piernas para columpiarse —, solo quise venir aquí. —dijo sin dejar de mecerse. —Tengo muy lindos recuerdos de este lugar junto a ti. —Lo mismo, creo fueron muy buenos momentos y muchas conversaciones las que aquí pasaron. Detuvo el columpio estirando sus piernas, puso ambas manos en las cadenas la vió a su lado, el viento mecía sus cabellos con suaves y gráciles movimientos, sus facciones con los años no habían cambiado mucho. Quería preguntarle algo que hace mucho tenía ganas de hacer, pero nunca encontró el momento para eso. —Gabrielle. —¿Si? —¿Puedo preguntarte algo? —Si claro pregunta. —Aquella vez en el festival tú querías decirme algo ¿Lo recuerdas?, Yo quiero saber ¿Qué querías decirme ese día?Como no recordarlo si lloré como nunca ese día, no imaginé que Helios me haría esa pregunta, ni siquiera me pasó por la cabeza que recordara
Charlotte se levantó temprano quería hacer algo por sus anfitrionas, la noche anterior ambas hermanas tuvieron un pequeño roce ocasionado por la mujer que ella dejó entrar, se sentía culpable por la situación a fin de cuentas ella fue quien hizo a esa mujer pasar. —Ya están las tostadas el chocolate ¿Qué me falta? —se preguntaba la rubia de anteojos con un dedo en su barbilla. El timbre sonó la rubia apagó la estufa, para ir a abrir la puerta. Abrió sus ojos a su máxima expresión al ver quién estaba tras la puerta. —Hola. —¿Qué haces aquí? —cuestionó la rubia cruzándose de brazos. —Yo estoy bien Charlotte y tú por lo visto también estás bien. —Respondió él con ironía. —Zack, no estoy para tus ironías y creí que las cosas quedaron claras en San Francisco, ¿O querías más explicaciones? —Charlotte si golpear mi auto con un bat de aluminio es aclarar las cosas, entonces si las cosas están clarísimas. —Replicó Zackary haciendo comillas con sus dedos. —Para mi si —respondió la rubi