—Recordé cuando te tuve. —Se ríe—. Tenía quince años y me estabas volviendo loca, y ni se diga a tu padre, que apenas comenzaba a llevar el mando de la constructora que sus papás le dejaron a cargo.Río también. Eran muy jóvenes para tener una hija.—Eran demasiado jóvenes.—E inmaduros... ¡Nuestra casa era un desastre al igual que mi torpe Alemán! Hablaba terrible y nadie me comprendía, ni siquiera Derek, que era el que me enseñaba. —Se lleva la mano a la boca y ríe a carcajadas.Raquel llega de repente y nos vamos juntas a la habitación de Jessie. Mis padres se quedaron jugando junto a Audrey, quien hoy no ha parado de balbucear y gritar. Vemos una de esas películas con temática de fin del mundo, las favoritas de Jessie.De nuevo he caído en esos raros antojos de comer chucherías sin explicación. Después de ver la película y con el estómago a casi reventar, llevamos a Audrey a pasear al parque residencial. Mientras caminamos me quedo pensativa, creo que es cierto que estoy descuidan
—Apenas despierte me pondré guapa para ti. —Me acomodo en la cama y lo miro de forma juguetona.—Por ahora me voy, regreso a eso de las siete. Te amo.—Y yo a ti...Deposita un beso sobre mis labios y me observa por un momento antes de quedarme dormida.Despierto varias horas más tarde, por lo que me siento bastante mejor y con mucha hambre. Meriendo algo ligero mientras hablo con mis padres y hermana sobre lo ocurrido en la mañana, les comento un poco acerca de mi agotamiento, solo eso. Voy hacia mi habitación y me ducho, después me pongo un pantalón de mezclilla ajustado, el cual se adhiere a mi figura. Lo acompaño con una blusa sencilla de tirantes que deja a la vista mis senos rebeldes.Precisamente a las siete en punto de la noche veo el auto de Matthew estacionarse en la entrada. Me despido de todos y salgo rápidamente entre halagos y cumplidos de mi padre, quien bromea diciendo que debería ser modelo. Mi prometido sale del auto, y con total caballerosidad me abre la puerta. Tom
—Es precioso, eres un romántico empedernido.Deposito un beso en su mejilla, pero él acaricia intensamente el borde de mi pantalón, a la altura de mi pelvis. Suelto un suspiro pesado, debido a la sensación que me invade y humedece mi sexo.—Estoy hambriento... —susurra sobre la piel de mi cuello, mientras parece olfatearme.Y es que aquello me enloquece.—¿Hmm? —Creo no haber escuchado bien lo que dijo. Me aparto un poco para mirarlo a los ojos—. Pero si aquí no hay comida.Trato de tomarle la nuca para acercarlo a mis labios de nuevo, pero entonces agarra mi mano y se la lleva a la boca, para chupar mi dedo índice con una erótica parsimonia, atrapando mi mirada en la suya; tan penetrante, tan intimidante. Me quedo embelesada mirándolo con atención, sintiendo cómo mi cuerpo emana calor. Me encuentro fantaseando ahora con su lengua.—Quiero comerte a ti —musita por lo bajo.Me muerdo el labio inferior y aprieto los muslos al sentir su cálido aliento rozar mi mejilla, junto a sus calien
—Buenos días... —Me susurra al oído con la voz ronca y despierto casi de inmediato con una sonrisa en los labios.—Buenos días —respondo.Atraigo su cuerpo desnudo hacia mi pecho y rodeo su cintura con mi brazo. Ella roza mi vientre con sus dedos.—¿Hacemos el almuerzo juntos? Se nos hizo casi medio día. —Suelta una risita traviesa.—Claro. —Me aclaro la garganta—. Te ves radiante hoy, mi hermosa.Me mira y puedo ver el sonrojo en sus mejillas, bate sus largas pestañas con bastante ánimo.—Gracias. —Deposita un beso en mi pecho, robándome una sonrisa.—¡Arriba!Me levanto rápidamente y la cargo entre mis brazos. Ella no protesta, solo se queda en silencio observando mi rostro con una tierna sonrisa. Subo las escaleras que llevan a la habitación y camino hacia el cuarto de baño para terminar de quitarnos la pereza.—Eres hermoso. —Acaricia mi quijada con su dedo índice, mientras que el agua tibia resbala sobre nuestros cuerpos.Me pierdo en el color de sus profundos ojos azules.—Aquí
JESSICA Los veo caminar hacia la pista enfundados en un traje bastante peculiar, los chicos llevan ropa deportiva y las chicas también. Lo raro es que usan botas negras. Me pregunto qué fue lo que ocurrió con los preciosos vestidos y los trajes de danza masculinos. No es que se vean mal, pero sí se me hace extraño que ahora aparezcan con otro vestuario. Seguro esto se trata de algún sabotaje o algo malo...Me llevo las manos a la boca cuando no escucho la canción, la misma que ensayé junto a ellos por más de un mes. Ahora suena nuestra coreografía plan b, por si en algún momento se arruinaban las cosas. Hanging on de Ellie Goulding se oye a todo volumen y noto que los chicos me ubican en medio del público. Están todos menos Ian, quien renunció antes de entrar al concurso. Me lanzan un beso volado e inician con la rutina que estoy segura los llevará al éxito. Sonrío feliz por verlos allí luchando por sus sueños y por todo lo que anhelan. El sonido instrumental comienza mientras que
—Se solicita a la señora Rita Anderson en el estrado, segundo testigo del fiscal. —El juez entrelaza las manos. Una señora pelirroja entra, la misma que hace algunos días mandó a que me hicieran pruebas sanguíneas y psiquiátricas—. ¿Nombre completo?—Rita Agnes Anderson. —Se acomoda en el asiento.—Señor fiscal, puede continuar con el interrogatorio. —El juez le da el visto bueno a nuestro defensor.—¿A qué se dedica usted?—Soy psiquiatra, trabajo para el ministerio público. —La mujer asiente.—¿Sabe por qué está aquí?—Sí, porque fui quien hizo las pruebas psiquiátricas para dictaminar si la señorita Jessica tenía trastorno de depresión severa y obsesión compulsiva, y si efectivamente había ingerido Etilenglicol para quitarse la vida.—¿Y a qué conclusión llegó?—Los resultados arrojan que Jessica está en perfecto estado mental, pero efectivamente sí ingirió el tóxico.—Eso es todo, muchas gracias. —El fiscal se sienta a nuestro lado de nuevo.—Defensor, ¿desea realizar contrainterr
La enfermera se acerca con una carta entre las manos.—Aquí tienen los resultados. ¡Felicidades! Ahora ya podemos ir a la sala de ecografías. Síganme por aquí...Me la tiende y la tomo de inmediato, la abro casi rasgando el blanco papel para leer con prisa. No salgo de mi asombro, solo miro el rostro sonriente de Matthew que se acerca al mío. ¡Es positivo!—No te imaginas lo feliz que me haces mi amor. —Deposita muchos besos en mi boca.Me abrazo a su cintura y suspiro, respiro su olor. No digo nada, si hablo estoy segura que me pondré a llorar. Me separo de él segundos después para seguir a la enfermera de una edad mayor, quien nos observa enternecida. La seguimos hacia una sala, en donde hay varios asientos para esperar, tomamos un turno y nos sentamos en dos de las tantas sillas.Minutos después nos levantamos para entrar en la sala. El médico me indica que me recueste, suspiro antes de hacerlo, como dándome un empujón para digerir todo esto. Levanto la blusa y él aplica un gel frí
—Sí, quiero. —Bato las pestañas y le doy una sugerente mirada al dueño de mis sueños, quien se humedece los labios y sonríe.—Matthew De Vineyard, ¿quieres contraer matrimonio con Jessica Jackson y efectivamente lo contraes en este acto?—¡Pero por supuesto que quiero! —responde, como siendo obvia la respuesta y nos arranca una sonrisa a todos, más a mí.Mantenemos nuestras manos juntas y les doy un suave apretón a las suyas.—Ahora pueden proceder al intercambio de anillos. —El oficiante interviene de nuevo.Jessie trae entre sus manos un pequeño baúl de color crema adornado con unas florecitas.—Yo, Matthew, te tomo a ti, Jessica, como esposa y prometo serte fiel y cuidar de ti en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad todos los días de mi vida. —Toma mi mano y desliza el anillo de oro sobre mi dedo, el cual tiene nuestras iniciales en una linda letra cursiva.—Yo, Jessica, te tomo a ti, Matt, como esposo y prometo serte fiel y cuidar de ti en la riqueza y en la