De repente, Lolita se quedó sin palabras.

—¿Cómo podría estar intentando echarla? Solo le pedí que se hiciera a un lado para dejar espacio.

Lo dijo con un tono de frustración evidente, mientras dirigía su mirada hacia Robin.

—Robin, no te enfadarás conmigo por algo tan insignificante como una gerente de mercado, ¿verdad?

Sus ojos se llenaron de lágrimas al terminar la frase.

Durante todos esos años, había esperado que Robin la contactara desde el extranjero, pero nunca lo hizo.

En más de una ocasión, a lo largo de esos cuatro años, pensó en regresar y buscarlo, pero su orgullo se lo impedía.

Fue ella quien terminó con él.

Robin siempre había sido especial para ella.

Le sonreía con dulzura.

La llamaba por su nombre, Lolita.

Estaba ahí para ella cuando lo necesitaba.

Incluso llegó a enfrentarse a sus propios hermanos por ella.

Pero su relación siempre tuvo sus límites.

Nunca la tocó, nunca hablaron de casarse y ni siquiera estaba dispuesto a conocer a sus padres.

Originalmente, solo quer