Despierto muy temprano a eso de las cinco de la mañana, y sin nada de sueño opto por levantarme sin despertar a Sara, hago lo mismo de siempre para luego de unos veinte minutos estar recién bañado con una taza de café sobre mi mano acostado sobre el sillón, los lentes puestos y un libro, comienzo a leer para que pase el tiempo y después de unos minutos leo algo interesante– Creo que esa mujer tiene razón – Comento – Si cuentas una historia, ¿No te liberas de ella?– Yo soy libre. Pero al hacerlo, tú también entiendes – Ahí está el secreto – que algunas historias fueron interrumpidas en el medio. Esas historias se hacen más presentes, y mientras no cerramos un capitulo, no podemos pasar al siguienteRecuerdo que leí un texto al respecto en internetPor eso es tan importante dejar que ciertas cosas se vayan. Soltar. Desprenderse. La gente tiene que entender que nadie está jugando con cartas marcadas, a veces ganamos y a veces perdemos. No esperes que te devuelvan algo, no esperes que r
Darius elegía estratégicamente su asiento en la iglesia cada domingo. Se sentaba cerca de ella, justo detrás a ser posible, para así poder embriagarse con el aroma que desprendía. Y sabía qué olor le envolvería, pues ya estaba familiarizado con su perfume. Flotaba hasta él aquella suave esencia a violetas que le excitaba y tranquilizaba a la vez. Mientras esperaba el instante en el que pudiera deleitarse hasta con el más pequeño recoveco de su cuerpo, se conformaba con el sencillo placer de inhalarla. El cuello era su lugar favorito. Le gustaba mirar el punto en donde lo rozaban los mechones castaños que se habían escapado de su peinado. Aquello le llevaba a disfrutar de salvajes fantasías, con ella como principal protagonista, en las que la imaginaba con su pálida piel desnuda, solo cubierta por aquellas gloriosas ondas. Se veía a sí mismo peinándola y poniendo los labios en aquel sitio que quería saborear. Se recreaba en lo que supondría poseerla por completo. En lo suave y flexible
– ¿Sabes? – le digo a Sara para captar su atención sin embargo sigue mirando la oscura noche por la ventana del carro – cuenta la leyenda que en este sitio por las noches, se escuchan gritos – eso hace que voltee de pronto con sorpresa mientras apago el motor– Will, es un motel – sonrío un poco– Si, lo sé – respondo mientras nos bajamos– ¿Que? Acaso ¿quieres que hagamos algo distinto? – la miro de reojo mientras caminamos hasta la entrada– No precisamente – entramos y subimos directo al ascensor, luego de saludar con la cabeza a la recepcionista, nos bajamos en el sexto piso y caminamos por un pasillo un poco largo hasta la puerta del final y toco– Podrías contarme que hacemos aquí– Ya lo veras – abren la puerta y ahí está un hombre de quizás unos treinta años de cabello negro alborotado húmedo, barba al ras bien definida con pantalón y camisa negra, los pies descalzos y una toalla en la cabeza que se la pasa tratando se secarse hasta que nos ve– Williams – dice después de unos
***– Porque solo juntos el mundo tiene sentido, te amo y es tanto así que a veces, a veces, me veo muriendo en un campo de girasoles reposando mi cabeza sobre las piernas de una mujer, esa mujer eres tu Mi ángel, soy bastante viejo y me estoy yendo con el amanecer aunque aún no se si realmente muero, pero puedo deducir que pasaremos toda una vida juntos.***– ¡Will! ¡Will! – Su voz me despierta del sueño y la veo aun somnoliento – ¿Otra pesadilla?– No lo sé – respondo calmado mirando al techo – no con certeza– ¿Qué soñabas? – giro mis ojos a los suyos– Cosas, cosas extrañas algunas donde soy feliz – Cuéntame Will, ¿Qué era? ¿De que tratan esas pesadillas? – volteo a mirar el reloj sobre mi pequeña mesa y falta un cuarto para las cuatro de la mañana– Quieres que te diga algo – me levanto y me siento sobre el borde de la cama– Si lo que sea– Algunos quieren una gran casa, un carro, lujos y toneladas de dinero, otras, otros solo queremos una pequeña cabaña en el bosque lejos de
– Someterse no es precisamente ser temeroso, someterse requiere y demuestra ser todo lo contrario, demostrar sumisión e incluso llegar a la esclavitud por propia decisión es un acto de valentía, el mando no lo tiene el amo, lo tiene la sumisa, el amo controla el látigo, la sumisa la decisión de su dominante de usarlo contra ella – James caminaba de un lado al otro y conversaba con nosotros, en algún momento se detuvo frente a la pequeña chimenea de su oficina y dio algunas caladas a su pipa, luego continuaba hablando con nosotros – Saber de qué están hechos, esa era la prueba para ambos y es la que ha sido para todos desde el inicio de esta casa a mediados del siglo XVII, no importaba si hubieran seguido o se hubieran rehusado, aun así ya eran parte de esta familia, muchacho, tu demostraste estar hecho para esto y tu Aneuskha, sabes que hace algún tiempo te envié con personal de mi confianza porque estabas estridente y nos retabas a todos como diera lugar, pero ahora estoy satisfecho
Mi lado es el primero en impactar contra el suelo para luego girar por el suelo un gran trecho, me agarro fuertemente y damos varias vueltas antes de detenernos envueltos en una nube de polvo, toso un poco al entrarme tierra en la garganta y me intento quitar el cinturón, caímos sobre la grama delantera de una casa, por suerte no caímos encima de la casa miro a Kate inconsciente a mi lado derecho y abro la puerta como puedo, la desato sacando una navaja de mi bolsillo y rajo el cinturón, salgo dando la vuelta para sacarla y la tomo entre mis brazos, la halo fuera del helicóptero, la sostengo y me arrodillo, trato de moverla lo menos posible y dejo reposar su cabeza sobre mi pierna derecha, sigue inconsciente y le palmeo levemente las mejillas pero no reacciona– Kate, Kate ¡Kate! – No da indicios de despertar y no sé qué más hacer – Nunca he hecho esto pero creo que no está demás – cierro los ojos y con toda mi fe cristiana, espiritual y mi alma pido por ella – Admirable en bondad ha
– No crees en la mala suerte, ¿Cierto? – lanzo, apenas Erick cerró la puerta me levanté para mirar a los ojos enrojecidos de Sara con mis brazos cruzados – porque fui yo quien pagó el vestido de novia – añadí, me volteé a mirar el horizonte – sí, lo vi, tal parece que es cierto lo de no verlo hasta el día de la boda, tal parece que si le trae mala suerte a los novios – hice silencio por unos segundos y ella simplemente no dijo nada, solo me escuchaba permaneciendo quieta detrás de mí – Sara más allá de cualquier otra cosa estoy decepcionado, no te odio, pero me faltaste y eso fue un error– Todos tenemos derecho a equivocarnos por una vez, por favor – la escucho acercarse – Lo siento pero no – espeto seco– Dame una oportunidad, Por favor– Las oportunidades se convierten en segundos errores, ya quedó comprobado mi teoría– No seas así conmigo – solloza– Debes entender que todos nuestros actos traen consecuencias y simplemente debemos enfrentarlas – me volteo a mirarla y está muy ce
*** “Persigo rayos de luna, te busco en los lugares más remotos y camino solo, vago por sitios en los que juro que podría verte, persigo rayos del sol de plata entre las oscuridades de la madrugada desierta, te siento tan cerca y a la vez muy lejos, quisiera verte aunque tuviera que pasar por cambios inimaginables, que se calmen las gotas de lluvia que caen sobre mí y empapan, que se eleven los vientos húmedos que soplan en espiral creciente hacia los cielos llevando a su paso papeles viejos que nadie desea más, solo quiero verte sonreír de nuevo, una vez más, quiero sentir tu presencia y escuchar tu voz, sentir el miedo nuevamente de un amor prohibido que se esconde entre la multitud que nos rodea y como si no existieran, es paradójico que nos amemos en secreto, que nuestras miradas se encontraran y que tuviéramos que fingir ser amigos cuando a solas éramos un solo componente, tengo miedo, estoy comenzando a sentir aquello que creí nunca habitaría dentro de mi ser Alicia, empiezo a