Capítulo 214

Dicho esto, él se retiró no sé a dónde. Y yo hice lo mismo. Volví a la casa y no me sorprendí cuando ví a mi hermano cerca de la puerta.

-Escu... escuchaste? -pregunté con voz apagada.

Tenía unas tremendas ganas de llorar. ¿Cómo podemos pensar o creer, que ocultando las cosas y mintiendonos a nosotros mismos las cosas se harán realidad? ¿Por qué tuve que mentirle a Gregorio? ¿Por qué carajos sigo mintiendome a mí misma?

-Sí -respondió él y me sonrió-. Karla... -me miró fijamente a los ojos y, susurró- sabes que a mí puedes contarme la verdad.

-¿De qué hablas?

-Sé que mientes -respondió sin más-. Te conozco. Lo conozco. Si descubrí que tú le gustabas, ¿cómo no descubrir lo mismo de tu parte? ¿Por qué no le dijiste que sientes lo mismo, o que en el pasado te gustaba? Por qué sé que es así.

Esa pregunta me pilló por sorpresa. Lo miré... lo miré... lo miré y no dejaba de mirarlo con los ojos muy abiertos.

-Estás loco -dije riendo, pero mi risa salió nerviosa-. Alejandro, por favor, que es
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