GABRIELA:
Hoy es mi primer día de trabajo.
Quién iba a decir que de la noche a la mañana, me llamarían para empezar a trabajar en una Universidad. ¿Lo más loco? Qué pensé que el trabajo sería en el ámbito de limpieza, pero no. Me llamaron para ser profesora de universitarios, ya que les hacía falta personal? ¿Qué tal les quedó el ojo, eh?
No tenía título en Educación. Ni siquiera había pasado por mi cabeza estudiarla. Pero necesitaba hacer algo más, salir de mi zona de confort. Además, desde llegué no había empezado a ejercer ninguna de las carreras que había estudiado fuera. Acepté sin dudar. Después de todo, me habían despedido de mi antiguo trabajo en Venezuela y por eso me vine. ¿Qué más podía hacer?
La incomodidad del primer día se hizo presente. Claramente no conocía a nadie allí. Pero eso no me importó. Tarde o temprano me acostumbraría al trabajo, a mis compañeros, y aún más importante, a los alumnos, pedía al cielo que así fuera.
Gracias a Dios, o a quién fuese, no fueron odiosos, maleducados o malas personas. Al menos las cinco personas que había conocido desde que llegué. Hasta el momento estaba cómoda con ellos. Me recibieron bien.
-Hola -dije al entrar en una oficina-. Me llamo Gabriela -tartamudeé-. Gabriela Rinaldi. Disculpa que te interrumpa, pero buscaba la oficina de dirección.
-Oh, hola -respondió una chica de lentes detrás de un escritorio lleno de papeles-. No es aquí, espera y te explico -continuó diciéndome mientras se levantaba para asomarse a la puerta-. Sigues este pasillo y cruzas a la izquiera, luego sigues ese pasillo y vuelves a cruzar, ésta vez a la derecha. Es la última puerta -me explica señalándome el pasillo-. Mi nombre es Verónica... Verónica Hernández -se presente con una sonrisa-. Lamento no poder acompañarte, pero como vez -señala los papeles- tengo trabajo pendiente.
-Un placer Verónica -le digo emitando su sonrisa-. Gracias por tu ayuda. Es mi primer día -como si no fuese obvio, pensé.
-Ah, eres la nueva -dice acomodándose los lentes para luego estirar su mano hacía mí-. El placer es mío. Ya necesitábamos alguien para dar las clases. Los demás maestros están muy ocupados -me explica con pesar.
-Bueno, espero ser de ayuda -respondo aceptando su mano-. Voy allí antes que se me haga más tarde.
-Que te vaya en tu primer día -me sonríe de nuevo y se devuelve a su escritorio.
Salí de allí apresurada. De verdad se había hecho muy tarde. Tenía que estar en la oficina de dirección a las 8:00am y ya casi son las 8:30am. ¡Dios, Gabriela! ¿Cuándo vas a aprender a estar a la hora que se te dice?
¡NUNCA!, dijo mi subconsiente burlándose de mí, por decima vez el día de hoy.
Bueno, mejor tarde que nunca, pensé.
La verdad, ni siquiera era mi culpa. Llegué temprano, pero me perdí con todas las putas oficinas que hay.
Cuando estuve frente a la puerta que la chica me dijo, o al menos eso esperaba, me perdí cuando me dijo "tienes que cruzar aquí" y no sé dónde. Pensé que me había equivocado y volteé en la esquina que no era, porque toqué una, dos, tres veces... estuve apunto de tocar una cuarta vez cuando alguien respondió por fin.
-Adelante -escuché la voz de una mujer detás.
Abrí la puerta con cautela y me asomé.
-Buenos días -saludé al entrar-. Mi nombre es Gabriela Renaldi -volví a presentarme por milésima vez desde que llegué-. Lamento llegar tarde, me perdí -expliqué con vergüenza.
-Pasa, cariño -me respondió la mujer con amabilidad-. No te preocupes. Creo que a todos nos pasó la primera vez. Con cada centímetro lleno de oficinas y salones por donde mires -dijo divertida-. Mi nombre es Gladys Lombardi, un placer.
Nos estrechamos las manos y nos sentamos en un sofá que estaba en una de las paredes, frente a un gran ventanal que daba una vista estupenda a la ciudad. Habpia extraño mi ciudad desde que me fui, y no cabpia la felicidad en mí cuando por fin decidí volver a mi hogar. Dónde nunca tuve que haberme ido.
¿Qué podría haber esperado? Es uno de los mejores colegios de la ciudad. Incluso del país.
La estructura de la Universidad era magnífica. Imposible de dejar de admirar.
Cómo carajos no podrías perderte en un lugar tan grande como éste. Un laberinto en vez de universidad. Podías ir a la izquiera, a la derecha, abajo, arriba. Por dónde caminabas habían oficinas y salones.
Solo un maniático con el tiempo de su vida podía construir algo como esto. Debería estar orgulloso de lo que logró hacer. ¿Cuánto tiempo de su existencia duró haciendo tal cosa?
-Ya que por fin llegaste, déjame darte un recorrido y así conoces a tus colegas -dijo levantándose y la imité-. Podría irte explicando en el camino lo que necesitas saber y el cargo que asumirás.
-Claro, me encantaría -respondí emocionada y nerviosa a la vez.
La Universidad Politécnica es la casa de estudio más antigua de Milán. Fue fundada en 1863 y es la mayor institución de Italia en los campos de Ingeniería, Arquitectura y Diseño Industrial. Ha sido el hogar de reconocidos arquitectos y científicos italianos, incluso ostenta un premio Nobel de química y actualmente alberga a alrededor de 40.000 estudiantes.
El Politecnico di Milano tiene siete campus ubicados en Milán y en otras ciudades cercanas. Está organizado en 12 departamentos, orientados especialmente a la investigación y 4 escuelas dedicadas a la educación. Es miembro de IDEA League, una alianza estratégica establecida entre las cinco universidades europeas líderes en el área de la tecnología.
Para poder estar acá se necesita un promedio mínimo de 7.0, sin hablar del costo. Que serían $400 pesos por semestre. Así el costo por estudiar toda una carrera es de $4,000.
La oferta académica se divide en 4 áreas de formación, pero todas se orientan al diseño, la ingeniería y la construcción. En el Politécnico los programas Laurea son títulos universitarios que se completan en un período de 3 años y que son el equivalente de una licenciatura en Ciencias.
Facultades Carreras
Ingeniería industrial y de la información Ingeniería Aeroespacial
Ingeniería Física Ingeniería Matemática Ingeniería Energética Ingeniería Química Ingeniería de Automatización Ingeniería de Gestión y Producción Ingeniería de Sistemas Computacionales Ingeniería Biomédica Ingeniería Eléctrica Ingeniería Electrónica Ingeniería de Producción Industrial Ingeniería de Materiales y Nanotecnología Ingeniería MecánicaIngeniería Civil ambiental y Ordenación del territorio Ingeniería civil
Ingeniería ambiental y Ordenación de territorioArquitectura Urbanismo, construcción e ingeniería Urbanismo ciudades, Medio ambiente y Paisajes. Diseño Arquitectónico
Diseño Diseño de moda
Diseño de comunicación Diseño de productoAunque es una institución pública, los costes pueden ser elevados para algunas personas, pero el Politécnico tiene uno de los mejores y más variados programas de becas:
Nombre de la beca Requisitos
Becas al mérito para estudiantes ✅ Estar matriculado en algún curso de licenciatura o maestría.
"fuera de casa"
Premios para estudiantes de primer año ✅ Estar cursando 1º año.
✅ Destacar en su departamento.
Becas Girls@polimi ✅ Ser mujer.
✅ Estar matriculada en alguno de los programas.Becas basadas en el mérito ✅ Todos los estudiantes internacionales pueden ser elegibles.
Becas al mérito deportivo ✅ Destacar en un deporte reconocido por el Comité Olímpico Nacional Italiano o el Comité Olímpico Internacional.
Hay momentos en los cuales me arrepiento de haberme ido de mi hogar. Ésta es una de las razones. Perdí la oportunidad de estudiar en una Universidad de excelente calidad en mi país. Fui becada aquí y mi emoción fue extrema. Así como mi tristeza lo fue aún más grande cuando tuve que rechazarla.
Por otra parte, no me arrepiento de mi decisión. Después de todo, fuera de aquí, tuve la oportunidad de graduarme de otras carreras en una buena universidad. Irme a Venezuela todos estos años fue una excelente decisión la cuál me ayudó a crecer y heme aquí, siendo una de las mejores graduadas en mi ámbito.
Seguimos caminando y caminando por todos los pasillos que había. Era un Politécnico gigantezco. Dos pisos. DOS. Y pensaban construir un tercero, o eso me decía la directora. El nuevo director era un vicionario, según Gladys. Yo solo esperaba irme antes del nuevo cambio. No me gustaban en absoluto,pero siempre me había tocado acostumbrarme.
-Te vas a acostumbrar -dijo de pronto la directora-. Subir y bajar, cruzar aquí y allá -explicó cuando vio mi cara de confusión-. Y si no, ya queda de tu parte tomar una desición.
-Solo vengo por un tiempo, directora -le aclaré-. Vine ayudar, no a tomar un cargo que no es mío y que la verdad, no quiero.
-¿Por qué no? -preguntó.
-No es lo mío ser profesora -dije encogiéndome de hombros-. Voy a prestar mi ayuda hasta las vacaciones, ya luego tendrá que arreglárselas el nuevo director.
-Bueno, como dije, queda de tu parte, querida -me sonrió y seguimos caminando.
Ibamos aula por aula saludando a los profesores. Algunos no estaban en examen y se tomaban un minuto, otros solamente me ignoraban. Los entendía, estaban ocupados.
Pero eso no les quitaba lo grosero que eran. Lo peor era el trato con sus alumnos. Sus gritos se escuchaban hasta el pasillo. La directora me miraba de reojo y sus mejillas se tiñeron de rojo por la vergüenza que sentía. ¿Y como no? Si literalmente tenía unos monstruo como profesores. Si así era con chicos de universidad, no podría imaginarme la paciencia que tendría con niños de primaria.
Nunca había logrado entender porque existían profesores que no sabían dejar sus problemas personales fuera de lo profesional. Como dice Jessica; "seguro no le dieron anoche". Al principio me costó entender ese dicho de los Venezolanos, pero después de un tiempo, mi amiga tuvo la paciencia y amabilidad de explicarme. No voy a negar que cuando supe el significado me sorprendí, ya después inclusive yo lo utilizaba.
No era fácil acostumbrarse a los cambios, pero habían veces que no tenías otra alternativa. Me costó, el primer año allí fue fuerte. Pero gracias a Dios que escuchó mis plegarias, me envió a Jessica al noveno mes de haberme mudado allí. Si no, estoy segura que no iba a poder soportarlo. Estar lejos de mi familia fue lo mejor que pude hacer.
-Seguro no le dieron anoche -dije en un susurro, que al parecer la directora llegó a escuchar.
-¿Disculpa?
-¿Eh? -la miré confundida.
-¿Qué dijiste? -preguntó.
-Ah -me sonrojé horrible, estoy segura-. Es un dicho de Venezuela -expliqué rápidamente-. El país dónde estuve viviendo todos estos años.
-¿Y por qué el dicho? -insistió en saber.
-Es para cuando ves a alguien molesto o con mala cara -expliqué y rogué al cielo para que dejara de preguntar, y agradecí que así fuera.
-Bien, sigamos -dijo después de unos segundos. Seguimos caminando por quince minutos más, hasta que nos cansamos y decidió llevarme al aula donde iba a empezar mi trabajo-. Es aquí. En serio, de verdad creéme cuando te digo que espero que te acostu... -abrió la puerta y el aula era un desastre. Gritos aquí y allá, estaban tirando bolas de papel y una casi me pega en el rostro-. Disculpa -giró en sus talones a mirarlos.
-No se precuope, direc...
-¡YA BASTA! ¡CÁLLENSE! -gritó y di un respingo. Me llevé la mano al corazón por instinto y la miré como si le fuera salido otra cabeza-. Dame un momento.
¡Pero que carácter del demonio tiene esta señora!, pensé.
Los chicos se callaron y vi como cada uno se iba a sus asientos en silencio. Cuando cada quién estuvo en su sitio, miraron al frente.
¿Es por miedo o por respeto? Con ese grito, digo que por miedo. ¿Quién carajos no le iba a tener miedo a alguien así?
-Buenos días -dijo la directora entrando como si fuera una m*****a pasarela-. Como ya saben, su profesora estará de reposo por más de un año por su estado -explica-. A partir de hoy, tendrá otra profesora hasta entonces -miró hacía mí y sentí mis piernas desfallecer-. Gabriela, pasa, por favor.
GABRIELA:Di un paso y ya me había arrepentido de aceptar el trabajo. Estaba acostumbrada a que miraran. Hombres, mujeres, inclusive niños y ancianos. Pero esto era mucho. Con ellos tenía que compartir aula durante horas. -Buenos días -dije más para mí, que para ellos. Admitía que estaba nerviosa, pero las palabras de Oscar llegaron a mí; "Los nervios los mandas a la mierda. En mi academia no van a venir a sentirse inseguras. Alza la mirada y demuestra de que estás hecha. Confío en ti".Bendito seas Oscar.Alcé la mirada y me planté al lado de la directora. Mucha más recta y segura que ella.-Ella es Gabriela Rinaldi -dijo la directora cuando estuve a su lado-. Su nueva profesora. -Buenos días -dijo unísono. Mi mirada recorrió cada esquina, cada alumno. Si algo había aprendido era a detallar hasta lo último. Y aquí no iba a hacer la excepción. Cuando mi mirada chocó con un chico en los asientos de arriba, sentí una corriente por todo mi cuerpo. Se sintieron los segundos más largo
VINCENZO: Mi día había empezado como la mierda. Mi madre seguía insistiendo que estudiar era lo mejor. Mientras mi padre decía que lo dejara. >, decía mamá.>, decía papá. Siempre era así. Una puta pelea desde que despertaban hasta que se dormían de nuevo. Tanta pelea los llevo a dormir en cuartos separados. No tardarían mucho en pedirse el divorcio. Y aunque duela, sería lo mejor. Así nos evitábamos una bendita muerte. -Tendremos nuevo profesora -dijo Mauricio cuando me vio-. Estoy cansado de las viejas que envian. Su comentario me hizo reír. También estaba cansada de las viejas enviaban. Pero prefería estar aquí y aguantar eso, a tener que aguantar a mis padres peleando. -Ya te acostumbrarás -respondí cuando calmé mi risa. En ese momento, sonó la campana-. Qué empiece la vieja parlanchina. Esta vez fue Mauricio que se carcajeó de mi chiste. En el camino nos encontramos con Franchesa y Ant
VINCENZO: Mi sangre hirvió. Iba a darle unos golpes a la puerta pero no lo hice. Recordé que tenía copia de cada aula. Se las había quitado a mi tío hace unos días para aprovechar los salones vacíos. Estaba apunto de abrir cuando escuché los gritos dentro y esperé para escuchar todo ants de entrar y enfrentar a esa maldita bruja. -¿Qué carajos crees que estás haciendo? -escuché que preguntó Franchesca a gritos-. ¿Sabes con quién te estás metiendo? -Con un idiota caprichoso -respondió la cínica-. El cuál no me va a pisotear. Oh, querida, eso lo tuviste que pensar antes de hacer este show, pensé con una sonrisa. -Eres una estúpida -gritó Franchesca. Sabía que estaba enojada y que era capaz de agarrarla por los moños en cualquier momento.-Abres esa puerta y vas a terminar como él -le aseguró seria-. No vine aquí a buscar enemigos ni mucho menos a pelear con niñitos inmaduros -dijo y estuve seguro entonces que esa mujer era una fiera indomable-. Vine aquí a enseñarlos, si ustedes n
GABRIELA: Vi en cámara lenta como Sophia alzaba la mano y luego como se acercaba a mí. Mil recuerdos pasaron por mi mente en ese momento.Cuando me golpeó por haber ganado un concurso en la preparatoria. Cuando al volver a casa me golpeó por haber salido con un chico que no sabía que le gustaba. Cuando estando en la preparatoria me abofeteó por haber sido elegida como reina del baile. Cuando se enteró que salía con Massimo. Y como olvidar cuando se enteró que le iba a dar un... -¿Qué mierda pasa aquí? -escuché una voz masculina en la entrada.No me atrevía a alzar la cabeza. El golpe me había dejado aturdida. -Eres una maldita -dijo Sophia ignorando al hombre.Como nunca le bastaba una bofetada, se vino encima de mí y me tumbó. Caí unos centímetros lejos, iba a volver a golpearme pero el hombre la sujetó. -¡YA BASTA! -gritó el hombre y alcé la mirada por fin. Cuando mis ojos se encontraron con los de él, empecé a llorar. Nunca me había humillado tanto. Siempre había sido en casa
GABRIELA: Detallé a más profundidad la decoración. Solo rezaba que el agua estuviera caliente. Me planté frente al espejo y vi mis ojos hinchados, como me esperaba. ¿Este espectáculo le estaba dando al pobre chico? Dios. Con razón se reía de mí. Mientras me miraba, solté un sollozo y sin esperarlo, empecé a llorar de nuevo. Tanto recuerdos. Tantas humillaciones. Tanta mierda en mi vida que volvía a mí como un huracán.No quería imaginar como se pondría mi padre cuando Sophia le contará que volví. Y eso me hizo llorar con más ahínco. Seguro se la iba a desquitar con mi madre. Porque así era él. Se desquitaba con las personas equivocadas. Sin importarle nada. Me tapé la cara y no paraba de llorar. Tenía que soltar todas las lágrimas que pudiera antes de enfrentarme a la realidad. Necesitaba desahogarme. Y sabía a dónde necesitaba ir para hacer tal cosa. De pronto sentí unos brazos fuertes entorno a mi cintura y di un respingo. Quité mis manos del rostro y miré por el espejo. Él me m
VINCENZO: -Ni se te ocurra ir tras ella -dijo Sophia y volteé a verla. -¿O si no qué? -pregunté retándola. -Estás loco si crees que voy a permitir que la sigas -dijo Massimo en respuesta y lo miré confundido. -Alguien puede abrir la maldita boca para dar una explicación de que mierda es lo que sucede -dije desesperado. Necesitaba ir a ver si estaba bien. Necesitaba saber dónde estaba. -Ella es mi hermana -empezó a decir Sophia pero no la miré. No necesitaba respuesta de ella. Las necesitaba y quería de mi tío-. Cuando estaba empezando con tu tío ella se metió en nuestra rel...-Tú cállate -sisié-. Tu voz chillona me aturde -abrió la boca y la volvió a cerrar para mirar a mi tío-. No necesito escuchar nada de ti -miré a Massimo-. Tú eres quién va a decir todo. ¡ABSOLUTAMENTE TODO! Mauricio se acercó a mí y me tomó del hombro. -Cálmate, hombre -me dijo y lo miré furico. -Tú ve y búscala -le dije-. Llévala a casa. Quiero respuestas positivas -dije cuando se dirigía a la puerta.
Cuando estuve fuera del hotel, esperé diez minutos en recepción. Esperando si Massimo también había conseguido su dirección y, efectivamente si lo hizo. Me coloqué la capucha de la chaqueta y subí por las escaleras. Cuando estuve arriba, él ya había llegado y estaba tocando la puerta como un loco. -¿Qué... qué haces aquí? -escuché su voz.-Vine a verte -respondió mi tío con una sonrisa-. Necesitamos hablar. -No tienes nada que hacer aquí, y por tu bien, vete de aquí y no vuelvas a buscarme. -Gabriela, solo déjame entrar cinco minutos para hablar. En ese momento vi como el ascensor se abrió y los chicos de la foto salieron con un pequeño. Mi mirada cayó en el niño y... ¡Mierda! Tenían un hijo. No había duda alguna que era de Massimo. Es igual a él cuando era pequeño. -Vete, Massimo -escuché entonces a Gabriela. -Mami -dijo el pequeño cuando vio a Gabriela. La capucha me tapaba la cara lo suficiente para voltear y ver la cara de terror de la mujer. Estaba claro que no quería qu
GABRIELA: Fui a Fabrizzio a prepararle la cama y así tomar su siesta. Tenía casi diez años pero seguía siendo mi pequeño. Los chicos me estaban esperando en el sofá. No podía pedir mejores amigos que éste par. A noveno mes de mudarme a Venezuela conocí a Jessica, solo faltaba unos días para dar a luz y ella estuvo conmigo cuando tuve que ir de urgencias a la clínica. Desde ese momento no volvió a separarse de mí y empezamos a compartir departamento. Nos cuidaba a ambos y me ayudaba en las madrugadas.Y un mes más tarde, cuando Fabri ya tenía casi un mes de nacido, volví a la universidad, y fue cuando conocí a Ángel, me defendió de un idiota abusador. Sin importarle que tenía un bebé en brazos. Ellos ya eran amigos y no fue problema para ninguno. Estudiabámos la carrera de Derecho y siempre estabámos unidos. Se preocuparon por mí y por mi bebé desde el primer momento de conocerme. Cuando les dije que volvía a Italia, se preocuparon. Pues sabía poco de mi historia aquí y no estaban