capítulo 3 Alex

-No puedo negar que cada ves que leo uno de sus mensajes me saca una sonrisa, pero se que los hombres como él no se fijan en mujeres como yo, a no pongas esa cara si tú también lo pensaste cuando viste su perfil de face- hace más de un ahora que estamos revisando su perfil de face e I***a, llevamos más de media botella de tequila y cada ves lo veo más guapo. Puede que sea efecto del alcohol, ho! m*****a sea, ambas sabemos que no es producto del alcohol, ¡m*****a vocecita!.

- ambas sabemos que te sacará más que sonrisas- dios realmente el alcohol se nos subió a la cabeza.

- ten cuidado, no se te escape un me gusta en las fotos- Yo u mi m*****a boca, es como si le hubiera dicho que le pusiera un me gusta, la muy idiota le dió clik- nooo, quitalo, quitalo- antes de que lo haga yo misma mi teléfono vibra con un mensaje.

- ve, que dice- me señala para que coja el teléfono y lo lea, pero en estos momentos creo que puede salir un mounstro y comerme del maldito aparato, vuelve a vibrar con otro mensaje y siguen llegando - vamos revísalo sino lo haré yo y le responderé, tu te atienes a lo que responda- ante esa amenaza tomo el teléfono y los veo- léelo en voz alta-

- se dió cuenta, me manda psicópata x2, luego una carita feliz, un corazón palpitando, y también me dice que está feliz de que me gustará esa foto, que si quiero otra personal estaría encantado de enviármela, también te dice hola- dios que vergüenza.

- la verdad es lindo, está para chuparse los dedos pero también es lindo, porque no le das una oportunidad, porque no te das una oportunidad, se que no le crees, pero como sabes si él es el indicado, se que él idiota te hizo desconfiar de todos los hombres que han dicho sentir algo por ti, pero ya han pasado varios años, debes darte una oportunidad, yo fuera tu se la daría, lo has visto es un papasito, dios si creo que me moje con esas fotos en la playa-

- tienes razón, las fotos de la playa son las mejores, no me mires así, se que tienes razón, pero es mas fácil decirlo que hacerlo, lo pensaré, no te aseguro nada- no quiero entusiasmarme para después darme cuenta que solo fui una distracción o peor aún, una apuesta como la última vez.

La única relación que tuve con un chico saliendo de la universidad fue con un compañero de trabajo, todo fue de maravilla los primeros meses, mientras lo mantuvimos en secreto para no interferir en el trabajo, o eso pensé yo, bueno disen que los primeros meses en toda relación todo es amor y color de rosa, pero me empezaron a dar más responsabilidades lo que implicaba más horas de trabajo, yo no le ví el problema porque aún así esas horas las compartía con el independientemente, bueno no solo con el sino con todo el equipo, ahí el primer problema, la cercanía con mis compañeros de trabajo, debo reconocer que trabajar con puros hombres no me complica, siempre he tenido más amigos hombres que mujeres, también debe ser porque no comparto la gran mayoría de pensamientos con las de mi género, según mi hermano pienso como hombre, sus palabras no las mías. Pero ese fue el causante de una de las primeras peleas, también que mis compañeros me regalaran chocolates, que saliéramos a algún pub luego del trabajo ( tengo que dejar en claro que él también nos acompañaba, si era una salida de oficina), luego fue la cercanía que tuve con uno de ellos, no fue nada más que un colega con el que compartíamos gustos musicales y más de alguna serie, por lo cual hablábamos en horarios de colación. Pero lo que hizo una brecha o eso crei en su momentos fue que nos designaron a unos proyectos en el sur en localidades aledañas, lo que llevo a qué estuviéramos en equipos diferentes, apenas nos veíamos en las tardes o noches, empezó a celarme, la cosa fue a peor cuando se enteró que nos cambiariamos de residencia a unas mas cerca de la obra dónde estábamos asignados, después de eso nos veíamos los fines de semana y cada ves era una pelea, pensé que quería terminar las cosas, pero no fue así, continuo la relación incluso me pidió que la hiciéramos pública a lo que yo me negué, no quería que me afectara en forma laboral, que mi jefe me sacará del proyecto porque no sabía separar la vida personal de la laboral. Así estuvimos por otros tres meses. El grupo que formamos era excelente, todos aportamos en nuestros cargos y luego del trabajo hacíamos cualquier actividad para distraernos, conocimos todos los lugares turísticos a los que podríamos ir luego del trabajo, el grupo que se formó fue el mejor con el que trabaje hasta la fecha, nunca me discriminaron por ser la única mujer en la obra o me designaron las tareas más aburridas, de hecho cuando me veían bajoneada por alguna discusión que había tenido con él se encargaron de subirme el ánimo, los consideraba más que compañeros de trabajo, casi amigos, pero eso a él no le agradaba, no quería que compartiera con ellos luego del trabajo. Luego de la nada nuestro jefe se le ocurre la brillante idea de mezclar los grupos de trabajo y mágicamente terminamos en el mismo equipo, luego me enteré que el se lo pidió expresamente porque según el unos de mis compañeros se estaba tomando atribuciones conmigo sin mi permiso, así que desde ahí todo se fue a la m****a, peleamos por trabajo, peleamos por como me relacionaba con mis compañeros, peleamos por lo que hacíamos luego del trabajo. Pero todo se pudrió en el cumpleaños de nuestro jefe, el tenía la tradición de celebrarlo con todos los trabajadores en un gran asado, desde jefatura hasta los maestros y los jornales más antigüos. Todo iba normal hasta que me acerque al baño, ahí fue cuando escuché una conversación que me habría gustado nunca haber escuchado, está él idiota con uno de sus amiguitos (del otro equipo) celebrando una apuesta que había ganado, una apuesta que consistía en acostarse conmigo y lograr que le dijera que lo amaba, apenas lo escuché diciendo que había ganado me quedé congelada en mi lugar, no sabía que hacer, me faltaba el aire, sentía que me estaba ahogando. Me estaba dando una crisis de pánico o eso pensé, me pillo el prevencionista, un chico con el que no me llevaba muy bien pero en ese momento se ganó mi gratitud eterna, me saco de ahí sin que se dieran cuenta de nuestra presencia, él escucho todo, trato de excusarlo con la juventud pero yo sabía que no tenía excusa, estaba realmente rota por dentro, lo único que hice fue decirle que no había ganado la apuesta, que solo cumplió la mitad, que mentía, solo me dijo que ambos sabíamos la verdad y si era necesario el lo diría, le pedí que no lo hiciera, esa noche cuando llegue a mi casa llore, llore como si no hubiera un mañana, me di esa noche para llorar, solo una. Al día siguiente él muy imbécil me reclamo el haberme ido sin el, me reclamo que no le contesté el teléfono, cómo estábamos los dos solos le sampe una cachetada que sino le solté la mitad de los dientes poco le faltó, no entendió nada hasta que le dije que no había completado la apuesta al cien por ciento y que era mejor que no anduviera divulgando nada o yo haría lo mismo. Desde esa vez no le volví a hablar a no ser que fuera estrictamente necesario en el trabajo, no pasó ni un mes de ese incidente cuando le notificaron de su despido, me culpo de eso, a lo que no tuve nada que ver pero si me alegró bastante.

Es por esa relación que deje de creer en los hombres y también en el amor, aunque no niego que tenía un poco de esperanza de tener algo como lo que tienen mis padres, es por eso también que me cuesta en creer que Daniel diga la verdad, más si es mil veces más guapo que el estúpido ese.

No me percate que me había quedado callada pensando en todo lo anterior hasta que miro a la Stefy y me doy cuenta que está durmiendo con la boca abierta sobre la tablet que tiene una foto del Daniel, es una de las que me gustó, está en el campo con un perro que asumo es suyo, un Akita es hermoso, pero ver la alegría que demuestran sus ojos al estar junto a su perro me hace creer que es buena persona, me hace tener esperanza.

Acomodo a la mensa de mi amiga para que no despierte con un dolor de cuello y sigo contemplando las imágenes que comparte, tiene muchas con su perro, veo en una de las descripciones que es una hembra llamada Tara, le profesa mucho cariño.

No pasa mucho tiempo en que también me quedé dormida viendo sus fotos.

A la mañana siguiente me despierto con una llamada telefónica a lo que contestó sin saber qué hora, lugar y quién llama.

- Me encanta verte dormir junto a mi foto-

- Que, cómo, quién?- logro articular antes de que en mi cerebro se registre que es Daniel quien me llama.

- Buenos días hermosa, te desperté?, te digo que me encanta verte dormir junto a mi foto, pero sería mejor si lo hicieras junto a mi- su voz es ronca y creo que bajo una octava en la última frase.

- Creo que no es bueno despertar a la gente así, qué hora es?- más que a él esa pregunta no se la hice a nadie en particular o bueno a la Stefy que la veo moverse a los pies de la cama.

- Son las doce de la mañana bella durmiente, es hora de despertar- cierro los ojos y me concentro en esa voz- debes beber abundante agua para que no te duela la cabeza luego de esa noche de chicas.

- El tequila no me deja resaca, porque estás llamando-

- para decirte que te vez hermosa durmiendo junto a mi foto, sin importar esa estela de baba, desde ya te digo que puedes babear sobre mi cuando durmamos juntos- la carcajada que da me hace sentarme de golpe, busco a la Stefy con la mirada y se que algo ha hecho porque nunca la había visto tan entretenida buscando sus zapatos.

- que hiciste?- comienzo a buscar en mi teléfono y encuentro una foto mía, durmiendo con la boca abierta sobre la tablet, sobre dicha tablet que tiene la foto del Daniel dónde aparece junto a su perra- es que te mato- luego de lanzar mi grito de guerra salto sobre la que se dice mi mejor amiga y la arrojo al suelo, callendo sobre ella para inmovilizarla, la muy traidora solo se ríe- porque lo hiciste y más encima te ríes-

- no me mates, pensé que sería divertido, es una pequeña bromita- tiene el descaro de poner cara de pesar, ambas sabemos que no lo lamenta.

- con estas amigas para que quiero enemigas- se que sufre de cosquillas así que la ataco como si mi vida dependiera de ello- noooooo.... déjame haaaaa ayuda- entre tanto forcejeo termino sobre mi trasero justo cuando entra su hermano.

- No creen que están muy grandes para esto- se cruza de brazos mientras se apoya en el vano de la puerta- necesitas ayuda?- me mira esperando que le responda, solo asiento.

- He!, a la que estaban atacando era a mi, ella es la atacante- siempre ha sido así, nos atacamos con cosquillas o guerras de almohadas, Ben siempre llega como mi caballero de brillante armadura.

- Te conozco, algo debiste hacerle a Alex- me extiende las manos para ayudar a ponerme de pie, las acepto gustosa, debo reconocer que tuve un leve enamoramiento por el cuando lo conocí, pero se me pasó luego de verlo dejar a más de una de sus novias, era un mujeriego, lindo para la vista pero un mujeriego.

-Claro el niño llega a rescatar a la damisela en apuros-

La ignoramos mientras sigue despotricando contra nosotros, me río de la situación, es como si estuvieramos en el colegio nuevamente.

- Ahora que fue?-

-Nada, me saco una foto mientras dormía-

- No creo que sea tan mala, a ver déjame verla- noooo, salto sobre la cama antes que tome mi teléfono, lo aprieto contra mi pecho para que no lo tome- así de mala he- se ríe el muy canalla- qué, sales durmiendo con la boca abierta y una estela de baba, porque ya te he visto durmiendo así- me pongo roja porque entre todas las veces que salimos y bebimos más de la cuenta en el pasado tiene que haberme visto así.

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