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Primer día, comencemos

El lunes por fin había llegado y con él, la ansiedad de Steven se había hecho presente.

Después de dar su gran noticia en la cena con su familia y amigos y llorar junto a su madre, quien no cabía de la emoción, se había ido con ella y Andry, el novio de Mina, a comprar un par de chalecos y ropa para su nuevo trabajo.

El día anterior incluso, su hija había escogido la ropa que este debía llevar en su primer día y había pedido acompañarlo a las puertas de la empresa con su tío Sam, quien la llevaría al prescolar porque tenía libre.

Steven se encontraba en la puerta sujetando con fuerza la pequeña mochila que llevaba cuando sintió la mano de su hija apretar la suya;

- ¿estas listo, papi? - preguntó la menor cuando este se agachó a su altura, la niña le dejó un beso en la mejilla y le abrazó -Todo va a salir muy bien, tú eres muy capaz

-no uses mis palabras en mi contra, Lay-rio el hombre besando la cabeza de su niña y poniéndose de pie

-siempre que tengo miedo, recuerdo tus palabras papi y hoy es un buen día para que tu lo hagas

-de verdad que tus tíos tienen razón, eres una niña genio

-lo sé

-y sin nada de humildad. - rio Sam acercándose y tomando la mano de la niña -Es hora de irnos, enana. Tu padre llegara tarde y tú también

-está bien. - la niña tomó una vez más las manos de su padre -Nos vemos más tarde, te amo

-y yo a ti, mi niña. Nos vemos en la noche. - sonrió el rubio y tomó la mano del hombre moreno que estaba frente a él -Nos vemos más tarde, muchas gracias hermano

-no es nada, amigo. Hasta la cena.

Steven los despidió con la mano y tomando una bocanada de aire, ingresó al lugar caminando con paso firme hasta el escritorio donde un muy enérgico Jake se acercó corriendo y le abrazó manteniendo su enorme sonrisa;

- ¡Steven! ¡bienvenido! - soltó emocionado al soltarlo y volver a entrar tras el enorme mostrador

-buenos días, Jake- soltó el rubio cuando vio al chico volver frente a él y colocarle un langar sobre el cuello junto con un carnet

-este es tu carnet de trabajo… - comenzó a decir enseñándole el carnet con una de las fotos que le habían pedido junto con su curriculum -Aquí esta tu horario, - le dio un cartoncillo muy bien emplasticado -tu agenda, - le colocó un libro sobre sus manos -y, por último, un regalo. - sonrió el chico entregándole un pequeño cactus y colocándolo sobre la agenda que le había entregado -Te deseo mucha suerte en tu primer día. La señorita Rent te dará todas tus indicaciones

-muchas gracias, Jake

-me debes un café, hermoso. - sonrió el menor con un guiño coqueto haciendo al otro sonrojarse mientras que era empujado por el chico hacia los elevadores -Ahora ve y no hagas caso al comportamiento de la odiosa de Benson, es solo una envidiosa

- ¿Benson? - preguntó Steven al cerrarse las puertas del elevador y sin ser escuchado por el otro.

En unos minutos ya se encontraba en el piso que le correspondía y caminando hacia la oficina donde seria su nuevo empleo, cuando vio afuera de esta, al mismo hombre al que había ayudado el día de la entrevista;

-buenos días- saludó con una enorme sonrisa cuando este volteó a verlo y se acercó a tomar sus manos

-buenos días, jovencito. – dijo el hombre dándole un pequeña sonrisa -Felicidades por su nuevo trabajo, joven…

-puede llamarme Steven- contestó el otro estrechando la mano del hombre

-y usted puede llamarme Walter

-es un placer

-no había tenido la oportunidad, pero muchas gracias por su ayuda en aquella ocasión, nadie se detuvo a ayudarme cuando ocurrió el accidente y de verdad agradezco que lo hayas hecho, muchacho, aunque perdiste tu entrevista- terminó con algo de vergüenza viendo como el rubio le sonreía

-gracias a la señorita Rent, me dieron una nueva oportunidad

-ella vio lo que paso y me asistió cuando saliste corriendo

-yo, no sabia

-buenos días- escucharon una voz femenina muy conocida por ambos

-buenos días- dijeron ambos hombres al mismo tiempo viendo como la bella mujer de la que hablaban se estaba acercando elegantemente hacia ellos

-veo que ya se conocieron formalmente. - rio la mujer señalándole la oficina al rubio -Vamos, Walls. Debo enseñarte tu trabajado

-nos vemos luego, Walter- dijo el chico despidiéndose con la mano cuando el hombre hizo lo mismo y comenzó a alejarse.

El rubio siguió a la otra hasta que llegaron a un escritorio que estaba en la parte de la entrada de la oficina;

-este será tu espacio. - comenzó a decir señalándole el mueble -Serás parte del grupo de secretarios, pero estarás bajo mi mando

-sí, señora- contestó Steven dejando su planta y las cosas que traía con él, sobre el mueble

-te encargaras de tomar las llamadas que entren, recibir y entregar documentos, sacar copias, agendar citas para el señor Carter y recibir a las personas que hayan agendado una cita con él. – el rubio asintió -Las claves de tu correo y del chat de nosotros se encuentran en la primera gaveta. Puedes guardar tus cosas en ese mueble de allá. - señaló un mueble que había en una esquina -Puedes decorar tu escrito como gustes, pero que no sea muy pomposo, como el de Sharon- y señalo hacia dentro de la puerta de vidrio donde había dos escritorios y uno estaba lleno de figuras de vidrio que se veían costosas. El joven dio una risa avergonzada -Puedes usar tu teléfono, siempre y cuando no interrumpa tu trabajo y siempre debes estar pendiente a la línea 2 del teléfono de la oficina ya que esa es la línea interna y por ahí te estaré contactando, si no, será por el chat

-entendido

- ¿te quedó todo claro?

-sí, señora

-llámame Emily o Emm, por favor. Somos de la misma edad y, además, somo compañeros. Puedes tratarme de tu, Steven

-está bien, Emily- sonrió el otro cuando un carraspeo se dejó oír, dejando ver a la mujer de cara de pocos amigos quien iba entrando con su cabello recogido y mirando al otro de soslayo

-veo que ya entró el nuevo elfo, que bien- dijo viendo como el otro le daba una sonrisa, algo forzada por supuesto

-mucho gusto, señorita Benson. Me llamo Steven Walls y estoy ansioso porque trabajemos juntos

-por supuesto

-no seas odiosa, Sharon. Steven nos será de bastante ayuda y más cuando empecemos la semana de entrenamiento de los nuevos diseñadores y cuando vengan las otras empresas hermanas. Ocupamos todas las manos posibles aquí- la mujer bufó y sonrió con asco hacia el otro

-bien, solo por eso lo aceptare por ahora- exclamó entrando a la otra oficina y sentándose en su espacio ante la mirada de los otros dos

-bueno, eso es algo- sonrió Emily haciendo que el otro sonriera también

- ¡buenos días! - escucharon una voz masculina y vieron como Marc, el CEO entraba al lugar con su teléfono en mano y una radiante sonrisa -Que bien, si viniste, Stevie. Estoy esperando que nos llevemos bien y nos ayudes mucho por aquí… - tomó la mano del rubio y la estrechó -Bien, que comience el día

-nos vemos- se despidió la mujer entrando detrás del otro quien entró a su oficina recibiendo unos papeles de Sharon.

. . .

-Sabes que esto debe pasar, quieras o no. - oía Emily la voz de un hombre a través de su teléfono mientras que se encontraba sentada mirando su taza de café -Es necesario que pase

-sabes que no es tan necesario como tú lo dices, Jack. Nosotros hemos podido salir solos sin tener que unirnos a nadie más- decía la chica con calma cuando escuchó un suspiro al otro lado de la línea

-es algo que debe pasar, ma cherie. Yo tampoco estoy de acuerdo, pero es algo que se decidió desde hace tiempo cuando él tomó el cargo de todo

-yo no estoy de acuerdo

-sé que no, pero… es algo que debe pasar, ya sea contigo o con tu hermanito

-no lo metas en esto, ya está haciendo mucho por mi

- ¿haciéndose pasar por alguien que no es? Me impresiona que lo convencieras de eso

-solo… solo es un tiempo, necesito saber que está pasando

-bien. - escuchó un suspiro de nuevo -Nos veremos el viernes en la tarde

-de acuerdo

-además, - se escuchó una risita -ya quiero conocer a ese nuevo secretario que han contratado. Dicen que es muy apuesto

-no vengas a acosar a mis empleados, por favor

-no lo haré, claro… si no es mi tipo

- ¡JACK!

-À plus tard, cher

-on se voit plus tard- respondió la chica soltando un fuerte suspiro mientras que dejaba su teléfono sobre la mesa

- ¿te encuentras bien? - escuchó que alguien preguntaba cerca de ella, haciéndola levantar la cabeza y ver como unos ojos verdes la miraban con preocupación - ¿Emily?

-estoy bien. - contestó la mujer volviendo a suspirar una vez más -Es solo… que me dejó algo inquieta la llamada de un viejo amigo

-espero que no sea nada grave

-igual yo

- ¿quieres otro café? Creo que el tuyo ya se enfrió- exclamó Steven sentándose junto a la mujer y extendiéndole su vaso de café tomando él el de la mujer, el cual ya estaba completamente frio. Emily sonrió al recibir la nueva taza y tomarla con ambas manos, sintiendo el calor que esta irradiaba

-mucha gracias, pero no debías darme tu café

-no te preocupes. – rio el otro -Estoy acostumbrado a tomar el café frio, más que todo cuando Mina no me permite tener mis descansos- rio de nuevo al recordar cómo su muy querida amiga de cabello azul llegaba a moverlo de su descanso en el restaurante

- ¿Mina? - preguntó la azabache levantando una ceja levemente y tomando un trago de su taza de café

-es… mi mejor amiga

-ah

-y también mi jefa en mi otro empleo

- ¿no dejaras tus otros trabajos a pesar de tener este? - cuestionó la mujer viendo al rubio negar

-trabajaré solo en eventos especiales y cuando Mina lo necesite, al menos en el restaurante. – tomó un trago y continuó -El taller si lo deje del todo y también el puesto en la constructora

-oh, entiendo. Me alegra eso

-también, - agregó con un leve sonrojo -quiero pasar más tiempo con mi hija. Layla es una niña especial y realmente, quiero ahorrar para esa escuela para genios a la que quiere ir, aunque ella no lo diga

- ¿escuela de genios? - Steven rio poniéndose de pie

-no me hagas caso, debemos volver antes de que se acabe el descanso. No me gustaría un regaño en mi primer día

-soy tu jefa directa, Steven. No es como que te vaya a regañar por atrasarte mientras hablamos

-preferiría evitarlo- dijo el chico dejando una sonrisa y comenzando a caminar, sin notar la pequeña sonrisa que dio la mujer al comenzar a seguirlo.

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