Manuel se pega un bigote falso, me agacho en la silla de adelante para que no me vea y él maneja como si pasara muchas veces, buscando un pasajero, varias personas estiran su mano realizando el pare, pero hacemos como si no los viéramos, estos metederos de los ricos no tienen nada de seguridad, y la policía ni siquiera llega, sale Jerónimo con su cuerpo tambaliando y muy tembloroso, se va hacia los lados de lo borracho que está, mira como si esperara a alguien, Manuel conduce y avanza muy cerca, buscar la forma de convencerlo para que se suba va ser el mayor reto, frena justo al frente, baja el vidrio de la ventana y le dice con una voz de pordiosero, no disimula ni un poco lo pobre.

—¿Mi señor espera a alguien? Qué pena, buenas noches yo todo grosero, es muy tarde y existen demasiados rumores de que por este sector roban mucho —Manuel le dice, hasta cambiando su voz, me deja con la boca abierta, una habilidad para envolver sorprendente.

—¿Y cómo compruebo que usted no es uno de el