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CARA A CARA
Busco desesperadamente una excusa valida y creíble para darles a los dos hombres que están de pie junto a mí, a los dos hombres que comparten sangre de crueldad y que están mirándome desde arriba con los ojos de confusión, rabia y molestia. Y no es para menos, de estar yo en sus lugares echaría fuego por el solo hecho de saber que una metiche estaba escuchando detrás de la puerta, aunque no se realmente si es lo que sospechan.
Sin dignidad me levanto del suelo con la cabeza inclinada hacia abajo fingiendo estar avergonzada por lo recién sucedido.
—¿Quién carajos eres, niña? —Nicholas me toma del brazo y me sacude con fuerza, más allá de sentirme aterrada o con ganas de llorar, sentía asco de que este me estuviera poniendo una mano encima. Fui capaz de por fin levantar los ojos y enfrentarme a mi pesadilla número uno desde hace años.
Unos iris azules como los de sus
16 JUEGO Me fui por el camino fácil. —No tuve opción. ¿Quién contrataría a una bailarina desnudista y sin estudios universitarios completos? ¿Tú lo harías? Pero a pesar de todo, soy una chica responsable, ¿sí? Aprendo muy fácil, puedo trabajar donde sea, me disculpo por mentir, no volverá a suceder. —No me gustan las mentiras, Ratoncito —habla severamente—. Quien me miente, pierde toda mi confianza para siempre. —¿Yo tengo tu confianza? —inquiero algo confundida. Evan ríe por lo bajo. —Desde luego que no —exclama—. Para eso deben pasar meses, años. No pretende estar años con un Hamilton. Ni que estuviera loca. —Es por ese que te perdono, no eres nadie indispensable para mí. Y quiero que tengas eso siempre claro y presente —finaliza. No me afecta nada sus palabras. Él tampoco es nada para mí. —¿Terminaron las preguntas
17 RECLAMACIONES Atravieso la puerta de la casa de Carly enfadada con James. Lo busco con la mirada por toda la sala de estar, pero no hay rastro alguno de él. Lo bueno de haber venido es que no hay ningún policía fuera de esta, no tenía tiempo para lidiar con ellos, no de nuevo. La última vez que intercambie palabras con uno fue hace años después de la muerte de mi padre, donde todos los días, constantemente me dirigía hasta la estación de policía de Chicago para que se hiciera justicia, para que investigaran a fondo Nicholas Hamilton y familia. Por supuesto como era de esperarse nunca me escuchaban, o lo hacían pero era mil veces ignorarme a tener que meterse con ellos directamente. —¡James! —Grite cruzándome de brazos y esperando en el primer escalón de las escaleras—. ¡Carly! ¡James! Mis gritos eran lo suficientemente fuertes como para que medio vecindario se despertara. ¿Por
18 ¿AMOR? ABSURDO —Soy la persona que te cuido y te alojo por años. Soy la única persona en la que tu padre confiaba, y viceversa. Y sé muy bien que él no querría que su hija este metida en toda esta m****a, como lo estás ahora. Me debes un poco de respeto, Nina. Y por eso mismo te estoy pidiendo que me dejes manejar todo esto a mí. Este plan que tienes de meterte con un Hamilton no es una buena idea, o puede que sí, pero hay un ochenta por ciento que no sea así. Corres muchos riesgos acercándote a ellos, desde un principio debí detenerte, y no ofrecerte ayudada de esa manera. Te ruego que por favor por el cariño que nos tenemos, que te alejes. Haz tu vida, no te metas en algo que no puedas salir después. Porque tal vez tú no quiera. —¿A qué te estas refiriendo con que no me voy a querer salir? —pregunté. &
19 DE NUEVO ÉL Me giro poco a poco para encararlo, y su una sonrisa perversa dibujada en la comisura de sus labios es lo primero que capta mi atención. Recorro con los ojos como iba vestido, un típico traje color negro, una camisa blanca con un solo botón desabrochado, y zapatos negros resplandecientes. Todo lo que cubría su cuerpo parecía hecho a su perfecta medida. ¿Apenas sale de la oficina? ¿O acaba de salir de una fiesta privada? —¿Qué haces aquí? —le pregunto acercándome. Él no se mueve un solo centímetro. Me sostiene la mirada mientras abre la boca despacio para contestarme. —Te dije que terminaríamos lo que comenzamos, ¿lo recuerdas? —su voz profunda me erizo la piel. —Sí, lo recuerdo, es solo que no pensé que fueras a venir esta noche. Evan acorta la
20 SEDUCCIÓN Y PREGUNTAS Repito todos los movimientos de anoche recordando cada paso, cada musculo. Las luces de Neón iluminan un poco más la habitación, yo estoy en medio de ella. Evan coloca los brazos en el respaldo del sillón y se relaja al instante. Cierro los ojos y me dejo llevar por la música, la canción que suena es de Ellie Goulding - Love Me Like You Do, la había oído un par de veces, es muy buena y me gusta mucho por lo que me ayuda a ponerle más sensualidad al baile. Abro discretamente un poco los ojos para captar a Evan con los labios ligeramente abiertos, sus piernas están separadas, sus manos buscan la botella de whisky y un vaso. Se sirve sin prestarle la mínima atención, y se lleva el vaso a los labios húmedos, y tras hacer contacto aparto la mirada. Me acerco a Evan dejando uno metro
21 TRABAJANDO PARA ÉL La oficina que me ha tocado no era la gran cosa, pero para mí era suficiente. En ella había un ordenador portátil sobre una mesa de madera gruesa, unos papeles en fila bien ordenados, bolígrafos, un teléfono aparentemente nuevo y detrás del escritorio un sillón de cuero negro que se ve demasiado cómodo como para dormir en vez de ponerse a trabajar. El suelo era laminado, las paredes de un tono color claro relajante con una pequeña biblioteca en una de las cuatro paredes que me rodeaban, me dieron tentación de ir y ojera cada libro como si fuera a encontrar algo que destapara las mentiras y fraudes de Los Hamilton, pero sabía que sería una pérdida de tiempo, además según lo que me ha dicho Vanessa, estoy a prueba por el momento, así que debo cumplir con cada orden que me den mis superiores, y con eso se refiera al hijo del medio de Nicholas Hamilton, Evan. Evan quien no se encontraba
22 CASI DESCUBIERTA —Bien, ya que me encuentro aquí, dejare algunas cosas para que las realices durante todo el resto del día —me comunica estirando sus manos para tomar una carpeta con algunas hojas dentro—. Llevaras estos documentos al décimo piso para que Stuart los envié. Los tomo. —¿A dónde? —cuestiono. —No te preocupes por eso —dice—. Él sabe dónde. —¿Quién es Stuart? —Uno de tantos asistentes —se limita a responder. —De acuerdo. Me giro sobre mis talones para salir de su oficina, pero su voz me detiene antes si quiera dar un paso a la salida. —No te he dicho que te vayas aun. —Lo siento —murmuro. —No tienes por qué sentirlo —afirma—. Si no te
23 INESPERADO Evan vino por mí media hora después de finalizar nuestra llamada. Carecía de ideas de donde pretendía llevarme esta vez, pero de todos modos pretendía usarlo a mí favor. Ya era tiempo que todo lo que estaba haciendo valiera de algo. Si continuaba dando pasos donde no hallaba más que un camino vacío, terminaría por darme por vencida y no quiero hacerlo, no puedo hacerlo. —Déjame adivinar —comienzo a decir mientras mi mirada se fijaba en la ventanilla medio abierta mirando la oscuridad de la noche de Chicago—. Pretendes volver a llevarme al mismo lugar de antes. Él suelta una pequeña carcajada, lo miro de reojo y noto como menea la cabeza de un lado a otro suevamente. Tiene su mentón apoyado sobre la palma de su mano con los ojos también fijos en el exterior. —No deberías de sacar conclusiones propias antes tiempo —me responde—. A menudo eso nos da ideas equivocadas.