AVA Logré recuperarme de este accidente no tan accidental. Recordé la razón por la que escapé de la protección del auto y antes de desmayarme. Unas personas raras me perseguían y Owen me dijo que ya estaban investigando. Esos días los pasé más tranquila. Visitaba a mi madre e intentaba adaptarme a las costumbres de la mansión del Alfa. Winifred en ocasiones, me quería poner las cosas difíciles, pero nada que no pudiese soportar. Hasta una noche que Owen me dijo que debía entrar al programa de entrenamiento. —Lo lamento, Ava, pero con lo que te sucedió, lo mejor es que ejercites un poco. Incluso le viene bien a la debilidad de tu cuerpo —conversábamos en la terraza del jardín por la noche. —Solo quieres verme en leggings, acéptalo —le dije de guasona, pateándolo un poco en el sillón frente a mí, intentando sacarle una sonrisa. —Seguro, nena, tú sabes que siempre has sido mi favorita —me dice guiñándome un ojo y nos reímos más de tanta tontería. Pero en eso la maleza se mueve
AVA El sol ni siquiera ha salido, mientras camino hacia la parte trasera de la mansión, bostezando y sacándome los leggings del culo. —Debo comprarme una talla más, esto me va a estrangular hasta la consciencia —murmuro de mal humor. No soy de las madrugadoras, esa es la verdad. Me encuentro por el camino con algunos machos y también hembras que ya están estirando y corriendo por los senderos entre los árboles. —¡Ava! —escucho la voz de Lima, la doncella que a veces me sirve. —Lima, ¿también entrenas? —veo su cabello rojo recogido y la sonrisa tímida. —Sí, quiero ser de la fuerza Gamma de mujeres… pero, bueno, soy algo débil… al menos intentaré pasar la prueba… —Oye, ¡claro que vas a poder! —le palmeo el hombro toda confianzuda. Se nota que le falta confianza, pero enseguida se anima y charlamos un poco. —Ava Reed —pongo los ojos en blanco al escuchar la voz de la Beta a mi espalda. Odio a esa mujer de a gratis… o más bien, odio que siempre esté girando alrededor de Greyson
AVA—¡DE NUEVO!Greyson le rugía a la loba Beta jadeando sobre la lona.Su pelaje gris húmedo del sudor, la lengua afuera, pero el fuego de la lucha estaba prendido en sus ojos.Debía admitir que me impresionó la Beta Bishop y que podía haberme ido mucho peor en su “entrenamiento”.Saltó de nuevo sobre el cuerpo de Greyson que se veía tan salvaje, con los caninos de lobo afuera y el aura completamente transformada en un guerrero.La agarró en el aire, controlando las fauces de la loba y sosteniéndola por las costillas para voltearla de nuevo sobre la arena.Ella no dejaba de retorcerse mientras Greyson la sometía, y cuando estaba a punto de rendirse, volvía a retarla.Alrededor todos comentaban con admiración sobre las habilidades del Alfa y la resistencia de la Beta.Y por alguna razón, en vez de alegrarme porque estaban barriendo el suelo con ella, me sentía amargada y confieso que un poco celosa.Sé que parece estúpido, pero sentí esa conexión entre ellos en la pelea.Se conocían b
AVAEscuché el sonido de otra puerta y me tensé pensando haber sido descubierta, pero esta no parecía ser la única entrada.Asombrada, escondida en las sombras, vi a la Beta desnudándose por completo, arrojando por último la braga al suelo para entrar en la misma ducha que Greyson.Era evidente que eso no lo podía hacer cualquier mujer.Di un paso atrás como si me hubiesen golpeado directamente la cara.Algo desagradable se movió en mi pecho, un dolor sordo que hizo que mis ojos se empañaran.Ellos dos estaban juntos. El Alfa y la Beta eran amantes.Salí corriendo de las duchas, sintiéndome fatal, internándome en el bosque como una fugitiva.Me recosté a un árbol y me fui resbalando por el tronco hasta caer sentada, jadeando, respirando agitada, con un nudo en la garganta.Odiaba sentirme tan débil, saber que no tendría un futuro.Ni siquiera cuando Emma me quitó a Feodor me sentí tan mal… tan inferior…Apreté mis labios para no llorar. No tenía razón para hacerlo. ¿Y qué si Greyson
AVA Pasé por el frente sin girar la cabeza, ignorándolo por completo hasta perderme por mi pasillo. Si tanto le molestaba mi presencia, entonces no seguiría mendigando su atención. Solo tiempo, necesitaba darle un poco más de tiempo a Owen y desaparecería de esta manada; tenía que pensar en conseguir un empleo. ***** Al llegar a mi habitación, me asombró encontrar un outfit completo sobre la cama. Un elegante vestido champán, con zapatos altos a juego, incluso con una caja de terciopelo al lado. Era un collar de hermosas piedras rojas a juego con los pendientes y no dudé ni un segundo de su autenticidad. Lo cerré sin impresionarme, esto seguro lo había dejado Winifred para su reunión élite de millonarios a la que no iría, menos sin Owen. Eso era como pedir a gritos ser humillada por la indiferencia de Greyson y las críticas de la abuela y la perfecta Beta. Quitándome la ropa para darme un baño, Lima tocó la puerta, venía a cambiar las sábanas de la habitación. Al ver s
AVA —No tengo que darle explicaciones de mis actos… —Vives en mis tierras, en mi casa, yo soy tu maldito Alfa, a mí me das todas las explicaciones que te pida —me gruñó en la cara con los caninos afuera, hecho una fiera, haciendo bullir mi indignación. —Aún no pertenezco a su manada, Alfa Hunter, y solo le debo explicación a mi pareja. Owen sabe a dónde voy, si tiene dudas, pregúntele a él. ¡Suélteme! Jalé mi brazo con ira. Estaba tan enojada, pero él no me soltó y, Diosa, no quería ni respirar porque juro que si le sentía el olor a la Beta, lo iba a morder. —Owen sabe la importancia de esta reunión y deberías tener más consideración con él. ¿Acaso no ves lo mal que estás haciéndolo quedar? Sus ojos rojizos bajaron hacia mi escote pronunciado. Admito que este vestido es un poco descarado y más admito que mientras lo escogía, estaba pensando en la cara que se le quedaría si me viera. —¿Lo estoy haciendo quedar mal a él o a usted, Alfa Hunter? —di un paso adelante, pegándole l
AVALa temperatura del aire acondicionado comenzó a soplar desde abajo más fría que el Polo Sur, congelándome las piernas al descubierto. Miré a un lado con indignación, temblando y con la piel de gallina. Él se había puesto a leer el tablet como si fuese inocente y este atropello no tuviese que ver con él. ¿Dónde estaban mis controles? Miré a mi puerta. Si se comportaba como un chiquillo, yo también podía hacer lo mismo. Había muchas teclas y no supe exactamente cuál toquetear, así que me puse a pulsarlas todas. La temperatura no subía y ya estaba con los dientes castañeándome, pero en ningún momento me cubrí las piernas. Repentinamente, el sonido del cristal tintado en el medio, me hizo mirar adelante. Se comenzaba a cerrar lentamente y no tenía ni idea de cuál tecla lo había accionado. Los ojos del chofer se cruzaron con los míos una fracción de segundo y la verdad no sabía si se estaba riendo o compadeciendo. Lo único que logré en mi arrebato fue encerrarnos a mí y a Gr
AVARugió arrojándome el saco a los hombros y saliendo del Bentley mientras daba un portazo.Mis ojos indiscretos jurarían haber visto la polla bien parada bajo el pantalón… habrán sido las ganas que le traigo a este hombre.Afuera, las luces de los autos continuaban prendidas. Escuché la voz de Winifred y decidí salirme de una vez del papel de la oveja negra. Ya había hecho bastante de las mías esa noche… o al menos por ahora. Logré ponerme el outfit elegante y los pendientes. Alguien tocó en la ventanilla y pensé que era Greyson, así que abrí con confianza para encontrarme con el chofer. —Se… señorita Reed, ¿ya podemos continuar? —me habló de espaldas, mirando al bosque. —Sí, le puede decir al Alfa que suba —miré hacia el exterior, pero ya no había nadie. —El Alfa va en el primer auto para que esté más cómoda. —Ah, entiendo. Podemos continuar —no pude ocultar la decepción en mi voz. Me metí hacia el interior, cerrando la puerta.Poniéndome el pesado collar, tan frío y hermo