AVAEscuché el sonido de otra puerta y me tensé pensando haber sido descubierta, pero esta no parecía ser la única entrada.Asombrada, escondida en las sombras, vi a la Beta desnudándose por completo, arrojando por último la braga al suelo para entrar en la misma ducha que Greyson.Era evidente que eso no lo podía hacer cualquier mujer.Di un paso atrás como si me hubiesen golpeado directamente la cara.Algo desagradable se movió en mi pecho, un dolor sordo que hizo que mis ojos se empañaran.Ellos dos estaban juntos. El Alfa y la Beta eran amantes.Salí corriendo de las duchas, sintiéndome fatal, internándome en el bosque como una fugitiva.Me recosté a un árbol y me fui resbalando por el tronco hasta caer sentada, jadeando, respirando agitada, con un nudo en la garganta.Odiaba sentirme tan débil, saber que no tendría un futuro.Ni siquiera cuando Emma me quitó a Feodor me sentí tan mal… tan inferior…Apreté mis labios para no llorar. No tenía razón para hacerlo. ¿Y qué si Greyson
AVA Pasé por el frente sin girar la cabeza, ignorándolo por completo hasta perderme por mi pasillo. Si tanto le molestaba mi presencia, entonces no seguiría mendigando su atención. Solo tiempo, necesitaba darle un poco más de tiempo a Owen y desaparecería de esta manada; tenía que pensar en conseguir un empleo. ***** Al llegar a mi habitación, me asombró encontrar un outfit completo sobre la cama. Un elegante vestido champán, con zapatos altos a juego, incluso con una caja de terciopelo al lado. Era un collar de hermosas piedras rojas a juego con los pendientes y no dudé ni un segundo de su autenticidad. Lo cerré sin impresionarme, esto seguro lo había dejado Winifred para su reunión élite de millonarios a la que no iría, menos sin Owen. Eso era como pedir a gritos ser humillada por la indiferencia de Greyson y las críticas de la abuela y la perfecta Beta. Quitándome la ropa para darme un baño, Lima tocó la puerta, venía a cambiar las sábanas de la habitación. Al ver s
AVA —No tengo que darle explicaciones de mis actos… —Vives en mis tierras, en mi casa, yo soy tu maldito Alfa, a mí me das todas las explicaciones que te pida —me gruñó en la cara con los caninos afuera, hecho una fiera, haciendo bullir mi indignación. —Aún no pertenezco a su manada, Alfa Hunter, y solo le debo explicación a mi pareja. Owen sabe a dónde voy, si tiene dudas, pregúntele a él. ¡Suélteme! Jalé mi brazo con ira. Estaba tan enojada, pero él no me soltó y, Diosa, no quería ni respirar porque juro que si le sentía el olor a la Beta, lo iba a morder. —Owen sabe la importancia de esta reunión y deberías tener más consideración con él. ¿Acaso no ves lo mal que estás haciéndolo quedar? Sus ojos rojizos bajaron hacia mi escote pronunciado. Admito que este vestido es un poco descarado y más admito que mientras lo escogía, estaba pensando en la cara que se le quedaría si me viera. —¿Lo estoy haciendo quedar mal a él o a usted, Alfa Hunter? —di un paso adelante, pegándole l
AVALa temperatura del aire acondicionado comenzó a soplar desde abajo más fría que el Polo Sur, congelándome las piernas al descubierto. Miré a un lado con indignación, temblando y con la piel de gallina. Él se había puesto a leer el tablet como si fuese inocente y este atropello no tuviese que ver con él. ¿Dónde estaban mis controles? Miré a mi puerta. Si se comportaba como un chiquillo, yo también podía hacer lo mismo. Había muchas teclas y no supe exactamente cuál toquetear, así que me puse a pulsarlas todas. La temperatura no subía y ya estaba con los dientes castañeándome, pero en ningún momento me cubrí las piernas. Repentinamente, el sonido del cristal tintado en el medio, me hizo mirar adelante. Se comenzaba a cerrar lentamente y no tenía ni idea de cuál tecla lo había accionado. Los ojos del chofer se cruzaron con los míos una fracción de segundo y la verdad no sabía si se estaba riendo o compadeciendo. Lo único que logré en mi arrebato fue encerrarnos a mí y a Gr
AVARugió arrojándome el saco a los hombros y saliendo del Bentley mientras daba un portazo.Mis ojos indiscretos jurarían haber visto la polla bien parada bajo el pantalón… habrán sido las ganas que le traigo a este hombre.Afuera, las luces de los autos continuaban prendidas. Escuché la voz de Winifred y decidí salirme de una vez del papel de la oveja negra. Ya había hecho bastante de las mías esa noche… o al menos por ahora. Logré ponerme el outfit elegante y los pendientes. Alguien tocó en la ventanilla y pensé que era Greyson, así que abrí con confianza para encontrarme con el chofer. —Se… señorita Reed, ¿ya podemos continuar? —me habló de espaldas, mirando al bosque. —Sí, le puede decir al Alfa que suba —miré hacia el exterior, pero ya no había nadie. —El Alfa va en el primer auto para que esté más cómoda. —Ah, entiendo. Podemos continuar —no pude ocultar la decepción en mi voz. Me metí hacia el interior, cerrando la puerta.Poniéndome el pesado collar, tan frío y hermo
AVA David me soltó como si lo hubiesen electrocutado. El pobre se puso hasta gago, y no era para menos si Greyson estaba hoy insoportable. Subí las escaleras siguiendo a David y, al pasar al lado del Alfa, mi antebrazo fue sostenido de nuevo por él. Arrastrándome hacia esa aburrida fiesta como si fuese una chiquilla. Lo peor de todo es que no me dejó moverme de su lado con la excusa de que debía aprender más cómo administrar la manada. Como la futura Luna, había muchas cosas que no sabía de Crimson Raven. Tuve ganas de decirle que mientras él fuera el Alfa, la Luna sería su mujer y, obviamente, la Beta ya se estaba preparando para el puesto. Además, Owen y yo solo teníamos un trato de tiempo limitado, jamás sería la Luna de Crimson Raven. —…los valores de las tierras han caído después de la muerte del Alfa Alonso. ¿Usted cree que debemos comprar más territorio? Un hombre, de los tantos lobos adinerados de la manada, hablaba sin cesar de negocios. —Creo que el territorio ya
AVACuando llegamos al bar, que estaba en uno de los tantos pueblos dentro de la manada, ya estaba el ambiente achispado.La parte de abajo hacía de restaurante, las personas comían y bebían en la barra, y arriba estaba la zona privada del cumple.Ojos curiosos nos vieron pasar, pero los hombres siguieron bebiendo de sus botellas, y David me llevó escalera arriba, donde la música resonaba a través de la puerta.—¡Ava!—¡Lima! —Localicé enseguida a mi conocida en medio del gentío y las luces parpadeantes.—. Lo lamento por dejarte plantada; tú sabes, los deberes… —Tranquila, lo bueno es que el Alfa te liberó de tus obligaciones —torcí la boca al escucharla decir eso, pero no la rectifiqué. A ese ogro le iba a dar algo cuando supiera que me fugué, de hecho no quiero ni mirar el móvil que sigue vibrando. El ambiente estaba agradable, con mesitas redondas, barra libre y una pista de baile llena de cuerpos danzando. Conocí a los amigos de Lima. Tomamos y bromeamos, pero en algún moment
AVA Subí finalmente a hablar con Lima para ver la manera de regresar a la mansión. Me iban a llevar, y en lo que recogían sus cosas, bajé hasta el baño. Intenté llamar a Owen, pero para rematar, el móvil se había quedado sin batería. —Bueno, pronto estaré en la casa y ya veré cómo amansar a la fiera —susurré echándome agua en el rostro. Estaba lavándome las manos bajo el grifo, cuando se fue la electricidad en el bar. Enseguida se escucharon las quejas en el piso de arriba, el dueño gritaba que iba a arreglar el viejo generador. Yo agarré mi bolso y, a oscuras, salí del baño, pero poniendo un pie en el pasillo… “¡Ava, hay alguien acechando!” Mi loba me avisó, pero ya era demasiado tarde. Aunque quise regresar a la seguridad del baño y cerrar la puerta con rapidez, alguien me golpeó la parte de atrás de la cabeza con brutalidad y sin misericordia. Mi cerebro se desconectó y lo último que sentí fue que me precipitaba al suelo. *****Cuando vo