Capítulo 5

—muévanse, hola, abran la puerta, ya ¿terminaron el trabajo que pedí hace una hora? —Pregunta el jefe.

A como pudimos respondimos.

—Si, claro, solo arreglamos unas cosas en la oficina —responde Felipe mientras se pone la camisa y el pantalón, y yo mi vestido mi calzón y hasta me arregle el cabello.

—Abran la puerta pues, no se porque la tienen llave —responde molesto el jefe.

Felipe hace como que la chapa no funciona para que de mas tiempo en terminar de ponerse el pantalón.

—Se travo la chapa, no podemos abrir —dice mientras se pone el pantalón.

—Exacto la chapa tiene un problema —respondo, intentando abrir la puerta actuando, aunque no sea real.

Fin del flashback.


—¿Estas escuchando lo que te dije? —Me pregunta curiosa.

—¿Qué? —Pregunto confundida, después de salir del excitante recuerdo.

—¡Tierra llamando a mi amiga! —Exclama mi amiga.

—Si —respondo.

—Angela, mi vida, amiga del alma, te decía que puedes confiar en mí, el día que te haga eso de meter una vieja o sabes que anda con una vieja échalo a patadas, tu mereces un hombre que te haga el amor, yo recuerdo amiga que tu solo tuviste une encuentro sexual con el y solo lo hicieron un mes y después ya no te volvió a tocar.

Le respondí —Claro amiga

—Finalmente, el trabajo termino y doy gracias por eso ya mi jefe se estaba poniendo intenso —respondo entre cortada de mi voz.

Tomo un sorbo de agua que se encuentra en mi escritorio.

 —Adiós, amiga que disfrutes tu día, recuerda comer, y olvida los pensamientos negativos de tu esposo patán —responde mi amiga Elena.

—Te quiero amiga eres especial —le respondo dándole un abrazo y un beso en la mejilla.

—Que encuentres un hombre rico en el gimnasio, eres linda cualquier hombre te deseo y te querrá tal y como eres —me responde Elena.

1 hora después finalmente llego al gimnasio lujoso y vaya que era lujoso, me acerco donde estaba la encargada y me pide llenar formulario con mis datos, miro el papel y me dije a mi misma ¡Coño como voy a contestar esto si no lo sé!, algunas cosas si sabia otras como mi peso no, tome una pluma y empecé a escribir.

Altura: 1.60.

 Peso: (No sé)

Nombre: Angela Figueroa.

Edad:29.

Problemas de salud: (Ninguno que yo no sepa).

Soltera, casa o divorciada (Casada, pero actualmente me voy a divorciar).

Está embarazada: Negativo

Cuantas veces al día come: (No llevo registro de cuantas veces como), a veces ´puede ser una o dos veces.

Documento Único de identidad: 9987-5647-6342.

Una voz masculina sexy me dice —lamento que tuvieras que esperar —esa voz me vuelve loca.

Estoy tan concentrada en escribir que su voz me sobresalta miro hacia arriba, y no pida creer lo que mis ojos estaban viendo, dejo caer mi pluma al suelo.

Mi voz se queda sin habla, me pongo nerviosa, una de mis manos tiembla por si sola, casi me muero, sentía que mi corazón se bajo a mi estómago, y casi me da un patatús allí mismo, empiezo a sudar, mis manos estaban heladas, no podía sentir mis pies, dios ese chico me estaba volviendo loca.

—Julieta tráeme por favor agua para la joven, que no se siente bien al parecer —le dice mientras el toma mis manos, yo seguía temblando, pero no porque me siento mal, era por el su toque hacia que mi cuerpo sintiera eso rico, esa electricidad.

—¡Estas helada!, sudando —Exclama afligido.

Me dan un vaso de agua para reconfortar mi garganta seca, casi me ahogo.

Yo escucho su voz tierna y dulce.

 —Toma el agua lentamente sin prisa, para que se te pase — responde tiernamente.

Me recupero pocos segundos después respirando de abajo arriba, siento como mis pulmones se llenan de aire.

¿Te sientes mejor? —Me pregunta agarrándome de mi mano.

—Si —asiento con mi cabeza, mirando sus dulces ojos.

—Ten este dulce, para que te sientas mejor por si se te baja la presión o el azúcar, uno nunca sabe, hay que estar preparado, en estos casos, el dulce es bueno, comerlo una vez al mes, o en casos estrictamente necesarios, como esta tarde —responde la voz atractiva del momento.

—Gracias, por todo —le respondo mientras chupo el dulce.

—¿Cuéntame porque estas aquí? —Pregunta mirándome a los ojos.

—Quiero bajar de peso —respondo en voz baja.

—¿Segura que te sientes bien? —Me pregunta preocupado.

—Si ¿Por qué? —le respondo en voz baja.


—¿Por qué bajas la voz? —Pregunta preocupado.

—Me duele un poco mi garganta debido a la resequedad —le respondo mirando su boca.

El se encuentra de rodillas, pero luego se para.

Capítulo 3 Oye No me he presentado por cierto me llamo Walid.

—Yo me llamo Angela —le respondo.

En ese momento no podía cruzar ninguna palabra, tenía a un hombre frente a mis ojos, un entrenador apetitoso, supero alto, 1, 88, con sus brazos musculosos, y ya no se diga lo que hay dentro de su blusa ¡guao! Suspiro y me pongo rojita de mis mejillas.

Walid me guiño un ojo y sonríe de oreja a oreja, elevando suavemente una ceja.

Me doy cuenta porque está muy cerca mío, yo apenas puedo respirar, se queda examinándome de pies a cabeza ya que había silencio.

Ah sí dije—¡Encantada de conocerlo yo soy Angela Figueroa!, es que olvide decirte mi apellido.

Me sonríe.

 Le doy el formulario me levanto de la silla y ¡Boom! Cae mi carpeta con todos los papeles al suelo, mi pluma aún estaba tirada en el piso, él lo agarra, intenta evitar reírse de mi pequeña torpeza, me ayuda a recoger los papeles metiéndolos a la carpeta, y está claro que yo me acerque un poco a él y nos golpeamos la nariz, pero me gusto que pasara eso.

—Lo siento que torpe soy, perdón por si lastime tu nariz —respondo evadiendo mi pena, y mi cara sonrojada.

—Hablemos en privado, ven —me guía.

Le doy el formulario, el papel con todos mis datos, muy nerviosa yo sé que el formulario contiene las respuestas, y no sé qué pensara el de mí.

Nos fuimos a la oficina, me senté en la silla, el se sentó en la mía y analizo mi formulario de respuestas.

Está viendo todas mis respuestas y no despega la vista de mí, baja y sube su mirada, se para un momento mientras el revisa el formulario,

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