Rihanna. - “No te hagas ilusiones que esta noche no va a pasar nada, así que todo esto que has organizado sobra.”- le dije al descarado Poseidón u a vez que nos quedamos solos, después del dia que habíamos llevado, lo que menos tenía ganas era de seguir una lucha con ese maldito controlador. De una u otra manera, desde la noche anterior, mi vida me había dejado de pertenecerme, todo el mundo tomaba decisiones por mí, y eso en una rebelde como yo, era algo difícil de sobrellevar. Y la guinda del pastel fue que, tras la boda, se me comunicara como ya hecho varias cosas que casi me hacen explotar la cabeza. Primero que íbamos a volver a Filadelfia a vivir a la mansión Vieira, ya que tanto mi trabajo como el de mi marido estaba allí, por lo visto el maldito de Rayco Vieira, había mandado a detener mi renuncia, y todo este mes para la empresa sólo fue unas vacaciones que se me debían de hace tiempo, unidas al permiso que se me concedió por el fallecimiento de mi abuela, así que todavía
Rayco. Aún estaba rabiando mientras salía de la limusina, la verdad que poner nerviosa a Medusa, se está volviendo mi actividad favorita, hasta me enfadé cuando la llamada de mi asistente legal nos interrumpió. Pero al saber por lo que había sido, mi ira cambio de dirección. No sé quién había hecho a mis “suegros” tan prepotentes, para pensar que ir en contra de mi familia, les podía librara de mi castigo. Pero al parecer así era. Sabía que en su locura mis “suegros”, no había medido con quien se había metido, em ningún momento, ni mi familia ni yo habíamos aclarado quien éramos, y que muros estaban tratando de saltar. Que mi suegra se hubiera presentado en mi boda para exigirle a su hija, y a mí, que liberamos a su marido, lo aclaraba todo. El asistente legal en la llamada que interrumpió un momento interesante entre mi esposa y yo, al parecer el padre de Rihanna era de quienes no se dejaban vencer con facilidad, y había recurrido a sus contactos como militar, para salir de la cá
Rayco. Por mucho que leyera y releyera lo que tenía delante sólo había una conclusión posible los padres de mi mujer, los malditos Morris, era peor que alimañas. Su padre llevaba tanto tiempo en un mundo paralelo donde él era el rey, que no veía más allá de lo que ordenaba y deseaba, su palabra era ley, y su mujer la sumisa que complacía a su marido en todo. Por lo visto, según la información que tenía delante, en el afán de los padres de Rihanna, para arrebatarle a Kenai, y al saber que ellos, no podían hacerlos porque cometieron el error de firmar al renuncia sobre su nieto, cuando Rihanna era menor de edad, estos desgraciado habían buscado al hombre que había embarazado a mi esposa, y mediante un soborno de una gran cantidad de dinero, pretendían que él, solicitara sus derechos paternos, así como la custodia de su hijo, ya que por esa época, aunque aún era una estudiante de dieciocho años, al no tener trabajo, que sorprendentemente él sí y tenía, y no era una casualidad de que t
Rihanna. Cuando me desperté a la mañana siguiente, aún no había llegado la m*****a babosa. Ya, aunque quería decirme a mí misma que así estaba mejor, me sentí decepcionada. - “¿Qué estaría haciendo este maldito? No saber por qué se había ido me ponía nerviosa. Cuando ya al fin estaba preparándome un café en la cocina, fue cuando oí como alguien entraba por la puerta principal. Salí de la cocina para encontrarme a Rayco en el salón, por su cara veía que no había dormido en toda la noche, seguramente hacía varias noches que ese hombre no había dormido, se le veía casado, con la corbata suelta, la ropa desarreglada y arrugada, sus ojos están algo enrojecidos por la falta de sueños, y su pelo estaba algo despeinado, se notaba que se había pasado la mano varias veces por su cabello. Yo conocía ese gesto, solía hacerlo, cuando estaba estresado, o muy cansado. Sinceramente, me sentí mal por él. - “¿Has desayunado?, si quieres te preparo…”- comencé a decirle, mientras él me miraba, cua
Rihanna. Lo primero que me sorprendió al llegar a Canarias fue la luz del sol y el color, cuando has estado toda tu vida en lugares menos tropical que estas islas del Atlántico, te sorprende que, en un territorio tan pequeño, exista tanto contraste. Desde el volcán gigante y nevado, los bosques verdes y frondosos, hasta las playas de arena negra y azul intenso del mar, son unas islas preciosas cada una con su propio encanto, pero lo mejor, lo que me hacía comprender algo de la forma de ser tanto de Rayco, en ocasiones, como de la familia Bencomo, era algo que me llamó mucho la atención, y no fue otra cosa que la calidez de su gente. Había oído, que Canarias, era la como la “Hispanoamérica” de Europa. La gente era tranquila, abierta, cariñosa, y siempre te recibían con una sonrisa. Eso lo descubrí con tan sólo una frase, que me encantó cuando la oí la primera vez. Eso ocurrió nada más aterrizar, cuándo, sin querer, me tropecé con mi maleta, que insistí en llevar, pese a que los esc
Rihanna. No me preguntes como llegamos a la habitación, que se encontraba en el segundo piso de esa enorme casa de estilo colonial. Ni yo lo sé, ambos estábamos metidos en una nube de deseo, que justificaba que todo a nuestro alrededor desapareciera. Recuerdo a ser guiada por las escaleras de madera por una mano fuertes que sostenían la mía, mientras nuestras miradas coincidían de manera intensa. No hubieron palabras que estropearan el momento, ni ruidos o interrupciones, que nos sacaran de ese limbo en el que nos encontrábamos metidos los dos, tampoco acercamientos físico intensos, era como si nuestras mentes hubieran decidido no dar ningún paso en falso, que nos hiciera arrepentirnos después, dejándonos espacio para que nosotros fuéramos responsables de nuestros actos, y aun así, tanto él, como yo, caminábamos con paso seguro hacia esa habitación, mientras mi cuerpo anticipaba las sensaciones que sabía que, ese hombre, era capaza de arrancarle sin piedad. Una vez en la habit
Narrador. Mientras los recién casados, se dedicaban a disfrutar de su luna de miel, en Filadelfia otros sucesos estaban pasando. La mayoría de los integrantes de la familia Bencomo había regresado, a sus ocupaciones, Duff y Cathaysa Sinclair, habían regresado a Escocia, para cuidar de sus hijos, esos futuros gemelos del terror de la familia Bencomo, y a su preciosa hija, además debían de atender a sus respectivas responsabilidades, él como CEO del DS Groups y ella como responsable de las relaciones publica y área de marketing de todo el Grupo C.P.A. Por su lado, tanto la reina Diane, como el rey Carlos, regresaron a su retiro, donde cuidaban de las hijas de Mary y Benearo Bencomo, mientras ellos trabajaban también en sus empresas. Mary como CEO del conglomerado Sinclair, que heredó tras la muerte de su abuelo, y Benearo Bencomo como el responsable de Grupo C.P.A. de la parte europea. Sólo permanecieron en Filadelfia, Ruyman y Emilia Bencomo, a cargo de Kenai, y dirigiendo la otr
Rihanna. - “Por lo vemos en la ecografía el feto está en las dimensiones adecuadas para su edad. Está ahora de seis semanas, como puede observar señores Vieira, el latido es correcto, debe tomar algunos complementos vitamínicos según la analítica, señora Viera tiene algo de anemia. No se olvide de tomar el ácido fólico. También le voy a prescribir hierro y vitamina c, que ayuda a su adsorción…”- Mientras el obstetra nos hablaba yo me sentía emocionada al ver a ese pequeño ser que crecía en mi interior, a través de la borrosa pantalla, pero lo más sorprendente era la cara de Rayco, no apartaba sus ojos de la pantalla mientras le hacía miles de preguntas al doctor, algunas que me habían avergonzado, por ser totalmente referente a nuestras intimidades, sobre todo cuando le preguntó cuáles eran la posturas sexuales, cuando yo estuviera más avanzada en mi gestación, que eran mejores para no dañar al bebe, y que yo me sintiera más cómoda. Esa babosa pervertida no se había cortado para n