Desde que conozco a Hunter él siempre había sido hablador, insistente y tan fastidioso, que lograba sacar de quicio a cualquiera. Recuerdo que cuando éramos unos niños él siempre buscaba la forma de ir a la casa a jugar conmigo, de incordiar mis días incluso cuando estaba estudiando o tenía un mal día. Lograba hacerme sonreír en esos momentos tristes y oscuros con sus estupideces y sarcásticos y malintencionados comentarios.Siempre me brindó su hombro y me dio su apoyo hasta cuándo entramos a la universidad. Siempre fue esa voz de aliento cuando sentía que ya no podía continuar. Siempre estuvo ahí para mí desde que nos volvimos tan cercanos e inseparables, que por esa razón y poco a poco, mi corazón empezó a latir de una forma que nunca había imaginado y mis ojos lo empezaron a ver de manera distinta.Me enamoré perdidamente de él sin premeditar ni verlo venir. Quizás fueron sus constantes detalles, su compañía, su amistad, su cariño por mí, su forma de mirarme y de tratarme que mi c
Mi mejor amiga se encontraba frente a mí, esbozando una sonrisa divertida y cargada de malicia mientras me observaba quejarme sin cesar. Me sentía muy contrariada, afligida, molesta, y justo ese día ya no soportaba más sentirme de esa manera tan desesperante y tortuosa. No soportaba más la indiferencia y la distancia que Hunter tomó de mí. Así que Dakota me veía con un dejo de diversión en lo que mi furia y molestia se desbordaban de mi interior.Hace un par de días que regresamos y Hunter sigue ignorando mi presencia, incluso ha decidido no hablarme. Cualquier mensaje que quiera hacerme llegar, me lo envía por teléfono o email.—Entonces, ¿tu molestia radica porque mi hermanito mayor no te dirige la palabra? ¿Acaso eso no era lo que querías?—Sí —bufé—, pero no debería retirarme la palabra por completo. Es decir, necesitamos comunicarnos queramos o no por cuestiones de trabajo. Hay cosas que deben ser confidenciales, como algún proyecto importante o las decisiones que vamos a tomar p
HunterEsperaba pacientemente que Isla y los demás ejecutivos hicieran acto de presencia en la sala de juntas. Revisaba con mi asistente Lisa los puntos que iba a tratar en la reunión, pero muy en el fondo ansiaba ver y escuchar la voz de esa conejita endemoniada que no he podido sacar de mi mente por más que me he obligado a hacerlo.Aunque quiera hacerme el indiferente y distante con esa mujer, lo cierto es que deseo con ansias locas devorar su boca, explorar su piel y ser el único dueño de su corazón. Por más que intente sacarla de mi mente y de mi corazón, no puedo. Desde que ella se adueñó de mí y de cada uno de mis deseos, no existe en el mundo otra mujer que me haga perder de la realidad.—Todo está en orden, Sr. Goldberg. En cada una de las carpetas está la información detallada de lo que va a explicar...—Buenos días —esa voz provocó que mi corazón se agitara en mi pecho, más me cohibí en mirarla porque si lo hacía sabía que caería rendido a sus pies.—Buenos días, Srta. Coop
IslaNo entendía lo que estaba sucediendo. De un momento a otro Hunter pasó de la emoción y la alegría que le producía mostrarnos su proyecto, a un llanto que me estaba destrozando por dentro. Cientos de cosas malas cruzaron por mi mente, pero esperaba paciente que me dijera lo que sucedía con Henry.—¿Qué no está bien? —susurré, acariciando con suavidad su espalda—. ¿Qué sucede con Henry?—¿Podrías llevarme al hospital? No puedo manejar estando así.—Sí, solo dime qué hospital es.Me mantuve serena más que todo para no alterarlo más, aunque por dentro me sentía confundida y ahora preocupada. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Acaso sucedió algo malo con Henry? ¿Está enfermó o algo más sucedió? Mi cabeza se volvió un caos de un segundo a otro.Hunter me dio la ubicación del hospital y nos dirigimos en completo silencio hacia el. Lo veía de reojo mientras conducía y se encontraba en otro mundo, observando las calles frías y lluviosas de la ciudad con una expresión bastante afligida.No quería pe
Nos mantuvimos todos en el hospital, haciéndole compañía a Henry y esperando los resultados de los análisis que le habían realizado. Ya lo habían pasado a una amplia habitación, pero el espacio se veía reducido porque había muchas personas. Aunque el doctor se opuso en un principio, de tanto insistir, nos permitió quedar con la única condición de no formar ningún alboroto.Henry se veía algo cansado y muy pálido, pero reía por las ocurrencias que Dakota y el mismo Hunter decían. No los puedo juzgar por no decirme lo que estaba sucediendo realmente, después de todo, Henry está en todo su derecho de tener su privacidad.—Sus chistes son tan malos y poco graciosos —bufó la menor de los Goldberg, haciéndonos reír—. ¿Por qué mejor no lo dejan descansar? Deberías dormir un rato, papá.—Tienes razón, cielo. Muero de sueño.—No se diga más, Sr. Goldberg. Descansa.Me quedé mirando como Sally arropaba a su esposo y le acomodaba la almohada que pudiese descansar mejor. Después de que terminó, s
La noche fue larga y hubo un instante en que el sueño me venció, pero fiel a mis deseos me quedé junto a Hunter, dándole el apoyo y el ánimo que tanto necesitaba. No podía dejarlo solo en ese momento que se encontraba tan frágil y vulnerable, aunque me repitió en varias ocasiones que me fuera a mi apartamento.Sally y Alexia llegaron desde muy temprano a cuidar de Henry.—Descansen, no es necesario que vayan a la compañía. Dakota y Bastián se harán cargo por ustedes.— Llámame cualquier cosa, mamá —dejó un beso en su frente y otra en la de su hermana.—Lo haré, hijo.Me despedí de ellas en un cariñoso abrazo y Hunter me guio hasta su auto. No fue eso lo que provocó que mi corazón se agitara, sino su mano presionando en mi espalda baja.—Dejé mi auto en la empresa —fue lo que se me ocurrió decir, sintiendo un inmenso nudo de nervios en el estómago—. ¿Podrías llevarme a mi apartamento? Aunque si estás cansado, no te preocupes, puedo tomar un taxi.—Lo menos que puedo hacer es llevarte h
Hunter me observaba con fijeza, estudiando cada uno de mis movimientos y gestos. Que me mirara de esa manera sin decirme nada me tenía con el corazón en la mano.—¿Qué? ¿Es que tengo algo en la cara o qué? —pregunté, untando más mermelada a la tostada.—Es que todavía no puedo creer que me hayas confesado tus sentimientos. Pareciera que estuviera en uno de mis sueños.Reí, dándole un mordisco a la tostada.—Pero estamos en la realidad.—Sí, en una que, de cierta manera, quisiera cambiar —de nuevo apareció la aflicción en su voz—. La vida es difícil de entender.—Lo sé, pero debemos confiar en que todo va a salir bien.Dejé la tostada en el plato para tomar su mano y dejar un leve apretón, pero él entrelazó nuestros dedos y me jaló hacia sí, haciendo que mi cuerpo chocara con el suyo.—Todavía tenemos que hablar de muchas cosas. Han sido nueve años —me rodeó con sus brazos, descansando su barbilla en mi cabeza—. Pero ahora tengo sueño. Quiero descansar y recuperar fuerzas. Además, mi p
En cuanto mi vestido cayó a mis pies, le hice señas a Hunter para que se acercara. Con lentitud y como si se tratase de un león acechando a su presa, se puso de pie y dio pasos cortos y lentos hacía mí. Su imagen era tan sensual, únicamente con el pantalón puesto, el torso desnudo, su cabello revuelto y sus labios hinchados debido al reciente beso. Este hombre es una tentación que cualquier mujer no se puede resistir.Ahora sí podía detallarlo a plenitud, sin prisa, como tanto lo había querido. Su anatomía era perfecta. Los músculos de sus brazos y su abdomen le hacían justicia. Esa mirada tan atrayente e inyectada en deseos y picardía le confería ese aire poderoso de chico malo. Su cabello era una mata, pero así rebelde lo hacía ver el doble de sensual. Pero lo más notorio era lo que se escondía bajo la tela de su pantalón y se veía a simple vista la tensión. Parecía un modelo que acababa de salir de una revista, listo para saciar todas las maldades de una mente dañada y perversa com