Ahmed estaba decidido a hablar con su madre, no era posible que siguiera pensando que era dueña de la vida de sus hijos, que ellos tenían que hacer lo que a ella le diera la gana, fue a buscarla a su palacio.—Marhaba, hijo que bien que has regresado y que te das un tiempo para venir a verme.—Marhaba, madre. -Contestó muy serio, dando a notar su desagrado.—Mañana vendrá Abdil Amin, con su familia para reafirmar el compromiso con tu hermana.—Mi hermana no desea casarse con ese hombre, es tiempo de que entienda madre, que no puede obligarnos a casarnos con quién usted desea.—El matrimonio de tu hermana es un hecho, Arkham es tu hermano mayor y lo ha aprobado.—Él es el hermano mayor, pero yo no estoy pintado, soy el Jeque, por algo padre me puso en este lugar.—No hablaré más del tema, no pienso cancelar, si no quieres venir a recibirlos, no vengas.Abdil Amin, era un hombre despreciable, mucho más que su padre, se decía que gustaba de organizar orgías, en compañía de hombres y muje
Caroline llegó en busca de su hermana, se sentía muy mal, había viajado varias horas, se sentía agotada y muy triste, desilusionada, no sabía cómo podría darle esa noticia, ella misma no podía soportarla.Pensaba que quizá no tendría la fuerza suficiente para decirlo, a su hermana aquello la lastimaría tanto o tal vez mucho más que a ella, Aisha no estaba enterada de su llegada, por lo que Amira sería quién la recibiría en el aeropuerto, al llegar, la chica la saludo con gusto.—As-Salaam Alaikum .—Va Alaikum As Salaam.—Qué bien que estés aquí de nuevo, a Aisha le dará mucho gusto.—No lo creo. —Dijo agachando la cabeza y comenzando a llorar de nuevo.—¿Qué es lo que pasa? —Preguntó preocupada.—Lo que tengo que decirle le dará tristeza y le provocará una gran ira.—Yo juro que no lo sabía, hasta ahora me entere, no sé que hacer, tengo que verla inmediatamente.Al ver que las personas las observaban extrañamente, porque Caroline hipaba fuertemente al llorar, Amira le pidió que subie
Las cosas entre Aisha y Ahmed no iban muy bien, ella pidió que cambiaran su ropa y objetos personales a otra habitación para evitar que Ahmed la buscara por las noches, Caroline se quedaría con ella, deseaba regresar a Nueva York y buscar a Carlo, para hacerle creer que quería vivir con él.—Hermana, no creo que debas hacerlo, se que tanto tú como yo queremos vengar la muerte de nuestro padre, pero no quiero que te pongas en riesgo, no sabemos que sea capaz de hacerte Carlo por haberlo dejado plantado frente al altar.—En realidad no se que hacer, la muerte de nuestro padre no puede quedar impune.Por su parte Carlo estaba planeando su viaje a Dubai, llevaría a Vittoria con él, estaba seguro que así el Jeque sentiría mayor confianza, si iba solo lo más probable era que no pudiera conocer a la Jequesa, y tenía mucha curiosidad por hacerlo, pues no entendía porque su socio manejaba la identidad de su esposa con tanto hermetismo, quizá era porque su padre así lo había hecho con su madre,
Por la mañana, Ahmed invitó a Carlo a un desayuno en el cual solo habría hombres, Vittoria agradeció que estaría unas horas lejos de él.El evento sería en Abu Dabi, era una reunión con viejos socios y compañeros de Ahmed, él por lo general no acudía a esas reuniones, pero esta vez aceptó para alejar a Carlo de Aisha.Le gustaría hacerle saber que ella ahora era su mujer, pero Carlo tenía mucho poder en el bajo mundo y temía que buscará la manera de dañarla.Cuando salieron del palacio, Amira fue por Vittoria para desayunar, Aisha desayuno con Caroline, no deseaba mostrar su rostro ante la esposa de Carlo.—Pensé que tal vez desayunaría con la Jequesa.—Se disculpa con usted, tuvo que atender un compromiso, más tarde se reunirá con nosotros.A pesar del maquillaje, Amira pudo notar los golpes en la cara de la rubia, Ahmed ya la había puesto al tanto de lo ocurrido entre Aisha y Carlo, en su país era común que pasarán esas cosas la Corte Suprema permitía a un hombre golpear a su esposa
Ahmed y Aisha, unieron sus lenguas y mordieron sus labios, el árabe recorrió su cuello con su boca, le quitó la ropa despacio, tenía la facilidad de hacer de la espera, una deliciosa, pero cruel tortura, lamio dulcemente cada centímetro de su cuerpo, ese cuerpo que para él era una hermosa escultura.—Te amo, me vuelves loco, no quiero perderte, prometeme que no voy a perderte.Aisha lo besó de nuevo para callarlo, él la acariciaba con pasión, pero también con una dulzura infinita, sus manos expertas amenazaban con hacerle perder la cordura, sus movimientos suaves, lentos, desataban en ella inmensas olas de placer que amenazaban con consumirla totalmente, y así al ritmo de ese vaivén, se fundieron en uno solo hasta estallar de placer.Por la mañana, Ahmed despertó, Aisha aún dormía recostada sobre su pecho, ella despertó cuando él intentó levantarse, le dió un beso en la frente.—Buenos días dormilona. ¿Tienes idea de cuánto te amo?Ella solo sonrió, cada vez que lo decía, Ahmed deseab
Todos voltearon a ver a Aisha, Ahmed sintió que le volvía el alma al cuerpo, bajo el hiyab, Aisha usaba una batula, este accesorio sólo permitía ver sus ojos, su labio inferior y su barbilla.—Lo siento, en verdad lo siento Jequesa. —Se disculpó Vittoria.—No pasa nada, no tienes que disculparte porque ha sido un accidente. —Contestó con voz tranquila.La noche anterior, Carlo y Vittoria se encontraban en su habitación, el hombre estaba obsesionado en conocer el rostro de la Jequesa.—Quiero que busques la manera de quitar el hiyab de la Jequesa, finge un accidente o yo no se, pero necesito que se lo quites.—No puedo hacer eso, nos están brindando su hospitalidad, si no muestra su rostro es porque es muy apegada a sus costumbres, no podemos meternos en eso.—¿Vas a desobedecer mis órdenes? —Preguntó con tono amenazante.—No, haré lo que me pides. —Tenía que obedecer si no quería ser castigada.Por la mañana, cuando Ahmed y Carlo salieron al club de golf, Vittoria le dijo a Aisha lo q
—Esto no es lo que parece. —Dijo mientras sostenía el diario entre sus manos.Aisha lo observaba en silencio, eso lo desesperó aún más, recordó todo lo que había pasado con Lyna y sus hijos.—No te irás, desde ahora te lo digo, de ningún modo te irás.—Te diré solo dos cosas Ahmed Assad, primero, estoy esperando tu explicación, y no me estoy yendo a ninguna parte, segundo, si decidiera marcharme, no podrías impedirlo, no soy de tu propiedad.Él Jeque agachó la cabeza apenado, el miedo que tenía de perderla lo volvía loco.—Ayer —hizo una pausa mientras suspiraba— cuando salí de aquí me sentía muy mal, mi anhelo más grande es que tengamos hijos, y saber que tu no quieres tenerlos, me hizo darme cuenta de que no sientes lo mismo por mí, necesitaba tomar algo fuerte, como sabes, aquí están prácticamente prohibidas las bebidas alcohólicas sobre todo para los nacionales, decidí entrar en un bar clandestino, en ese momento no pensé en las consecuencias, vacíe una botella tras otra, hasta no
Vinizzio era un hombre mucho más joven que Sonia, la sorpresa de que tenía una hija lo había ilusionado.Sonia llegó a Dubai, sin invitación no podía entrar en el palacio, tenía que buscar la manera de acercarse a su hija, le había llamado en varias ocasiones, pero Caroline se negaba a contestar, la mujer no tenía idea que su hija ya estaba enterada de que ella era la causante de la muerte del que creía su padre.—Hija necesitamos hablar, estoy en Dubai, te espero esta tarde en el Burj, habitación 45, si no acudes iré por ti, no me importa hacer un escándalo en el palacio, ¿qué cómo sé que estás ahí? Tengo mis contactos —envío un guiño al final.Caroline dudó en abrir el mensaje, cuando lo hizo quedó estupefacta, no podía creer el descaro y cinismo de su madre, lo más seguro era que estaba ahí para pedir dinero, hizo un cheque, le daría una gran cantidad para que regresara a Nueva York, no quería que se presentará en el palacio.Más tarde salió del palacio sin decirle a su hermana, sa