Carlo por fin tenía en su poder a uno de los hombres que había secuestrado a Mía, el pobre hombre temblaba descontroladamente, haciendo vibrar la silla a la que estaba atado, su obeso cuerpo, ya estaba completamente amoratado de tantos golpes que había recibido, la mordaza al rededor de su boca, no permitía escuchar sus gritos, sus captores reían al ver los efectos del castigo infringido, gruesas lágrimas salían de los ojos de aquel hombre.Carlo se acercó y bajó un poco la mordaza de aquel desafortunado.—¿Ya lograste recordar algo o te seguimos ayudando?—No se a donde la llevaron, lo juro, mi amigo no lo dijo.Tranquilamente Carlo volvió a colocar la mordaza sobre la boca del hombre, tomó unas pinzas y con ellas comenzó a quitar una a una las uñas de la mano del pobre hombre, se detuvo un momento para volver a quitar la mordaza.—Aún quedan 15.—Ya no, por favor, recordé que mencionó que escuchó que quien dio la orden, ahora es Jeque, no se más se lo juro.—Así que alguien que aho
—La cara que pondrá tu madre cuando se entere que pienso embarazarme pronto.—Pensaba informarle, pero será mejor darle la noticia cuando ya estés embarazada, no sea que se le ocurra alguna de sus geniales ideas contra ti.—Creo que ya me estoy acostumbrando a sus desprecios, esperemos a ver que se le ocurrirá después.—Viajaré a Estados Unidos.—¿Qué harás allá?—En dos días es el aniversario de la muerte de Lyna y de mis hijos.—¿Puedo acompañarte?Ahmed se quedó callado por unos minutos, era un día muy difícil para él, acostumbraba encerrarse en la habitación de su hijo, ese dia no toleraba la compañía de nadie.—¿Estás segura que quieres acompañarme?—Sí, quiero estar a tu lado.—Está bien. —Contestó no muy seguro.Al día siguiente por la mañana, abordaron el jet privado, Ahmed no habló durante todo el vuelo, iba sumido en sus propios pensamientos, Aisha decidió respetar esos momentos, sabía que esos días eran muy difíciles para él.Cuando llegaron a Nueva York, Cambell y Thara lo
Ahmed estaba decidido a sanar, necesitaba hablar con alguien de todo lo que llevaba dentro.—Quiero contarte, si es que estás dispuesta a escuchar, esto nada tiene que ver contigo, te amo indudablemente, es el pasado que necesito sanar porque me siento culpable.—Te escucho, sabes que estoy aquí para apoyarte.—Cuando conocí a Lyna, quedé prendado inmediatamente de ella, yo paseaba en yate con unos inversionistas, una tormenta nos tomó desprevenidos, la embarcación era grande, resistió perfectamente, cuando regresábamos, nos encontramos con unas turistas que se habían alejado de la playa para hacer snorkel, estaban en problemas, nos lanzamos al agua para ayudarlas, afortunadamente pude salvar a Lyna, sus amigas fueron rescatadas por quienes me acompañaban.En ese momento quedé prendado de ella, de su pelo rojizo y de sus ojos verdes, yo no sabia que mi hermano la conocía y que estaba interesado en ella, salimos durante el tiempo que estuvo en Dubái, desde ahí mi hermano empezó a odiar
La pareja decidió quedarse en Nueva York hasta que se vendiera la casa, Zafir se quedó a cargo de la oficina en Dubái, algún asunto que requiriera de su presencia, se lo haría saber.Aisha no se sentía del todo cómoda teniendo que usar el hiyab, para salir a comer tenía que usar la batula, así tendría que ser hasta solucionar las cosas con Carlo.Las personas en los restaurantes, la observaban completamente extrañadas, no comprendían el porque de llevar sobre su cara una máscara, esta era de un metal fino forrado de tela que cubría la punta de su nariz, su labio superior y sus cejas, en Dubái ya sólo la usaban las mujeres mayores y en algunas tribus del desierto, que era de donde se suponía era originaria.—¡Ay amiga!—¿Qué?—La molesta gente, no dejan de ver hacia acá, parece que no hay otro lugar a donde puedan ver.—Imagino que sienten curiosidad de verme comer con la batula, yo también hubiera sentido mucha curiosidad, es algo que imagino, algunos nunca habían visto.Una pequeña n
Aisha llegó a Dubái junto con la nana al otro día por la noche, Ahmed no espero a que bajara del avión, él subió en cuanto llegaron, las demostraciones de amor no eran bien vistas en su país, y él deseaba abrazar a su esposa..-Amor de mi vida, me has hecho el ser más feliz de este mundo, un hijo Aisha, pronto tendremos un ser que dependerá de nosotros, al que protegeremos y amaremos más que ha todo. -La tomó entre sus brazos y comenzpo a dar vueltas, ella reía emocionada al verlo tan feliz.Cuando llegaron al palacio, acompañaron a nana a su habitación, después se dirigieron a la suya.—Ahora si podré hablarle y besar a ese hijo mío.-—Mientras ella estaba acostada, él desubrió su vientre, comenzó a besarlo mientras le hablaba tiernamente.—No creo que pueda escucharte, aún es muy pequeño.—Dejame tener esa ilusión.Durmieron como siempre lo hacían desde que se casaron, abrazados, Ahmed siempre detrás de ella, sentía que así podía protegerla.Al otro día tendría que presentarse ante e
Aracha avanzó entre las sombras del palacio, conocía el palacio perfectamente, de niña era uno de sus lugares favoritos, conocía los dos pacios como la palma de su mano, soñaba con crecer y casarse con el Jeque, ahora por culpa de esa mujer no podría hacerlo.Llegó ante la puerta de la habitación de Aisha, la puerta estaba cerrada sin llave por lo que pudo pasar, escucho ruido en el baño, Aisha en ese momento se estaba bañando.Se sentó frente al mueble donde la Jequesa tenía sis maquillajes y perfumes, abrió uno de ellos y aspiro su aroma.—Delicioso, todo esto será mío en cuanto acabe contigo, has venido a usurpar mi lugar, pero eso lo solucionare hoy mismo.La desquiciada mujer sonrió mientras miraba de forma extraña la punta del cuchillo, la tocó con la punta de su dedo, enseguida brotó un poco de sangre, se llevó el dedo a su boca y lo chupo.Tomo un poco de maquillaje y comenzó a extenderlo por su rostro, cuando Aisha salió del baño, se encontró con aquella escena, se sorprendió
Ahmed sabía que empezaban tiempos difíciles, intentaba parecer tranquilo frente a Aisha, pero la verdad era que esta vez sí tenía miedo de lo que pudiera suceder, sabía que los Amin se cobrarían la muerte de Aracha, temía por la vida de Aisha y Amira.Carlo decidió llamar a Ahmed, quería regresar a Dubai, con el pretexto de querer vacacionar, cuando le contestó pudo notar aflicción en su voz.—¿Pasa algo?—Nada que no se pueda solucionar, por ahora sería mejor que no vinieras, en cuanto resuelva unos pendientes te llamaré y podré recibirte.—OK, esperare tu llamada, que estés bien "amigo". —Ahmed pudo escuchar que Carlo hizo énfasis en la palabra amigo, decidió no hacer caso y lo dejó pasar.Arkham se presentó ante Assim Amin, Mahib se encontraba con su padre.—¿Qué es lo que quieres aquí? Acaso vienes a pedir compasión para tu hermano.—Se equivoca, quiero alarme con usted, quiero verlo derrotado.—¿Cómo se que esto no es una trampa?—Su hija era mi esposa, Ahmed la asesino de la pe
—Carlo yo...—Shhhh no digas nada, sé lo necesario, Caroline y yo nos divertiremos un rato, depende de ti cuanto tiempo, si me entero que le has dicho a tu amado Jeque, la mató, escuchaste bien, y creeme que no estoy jugando, te dije una vez que tu eres mía, y lo seguirás siendo no importa lo que pase hasta el día de tu muerte, porque te prefiero muerta antes que al lado de otro hombre, tienes solo esta noche para decidir, vienes a mi lado o recibirás el cadáver de Caroline, esperaremos tu llamada.Carlo colgó la llamada, Aisha temblaba descontroladamente, afortunadamente en ese momento se encontraba sola o se habrían dado cuenta de lo que ocurría.—Mi Peque, Dios, Alá o quien me esté escuchando ¿que debo hacer?Lloró desconsoladamente, Ahmed entró a la habitación en ese momento, ella limpio sus lágrimas, intentando recomponerse.—¿Qué es lo que pasa?—Nada, creo que son las hormonas que me tienen muy sensible.Ahmed se acercó y la abrazo, después coloco su mano sobre su vientre.—Pe