Carlo sonrió al escuchar a Fahriye, por supuesto que le encantaría estar cerca de ella todo el día, de eso no tenía la menor duda.—Por supuesto que no, tu puesto sigue ahí.Pues estoy más que lista, después de desayunar podremos irnos.Farh comió con ánimo, Carlo la observaba discretamente de vez en cuando, se alegraba de ver que ya no estaba triste, o al menos disimulaba bien no estarlo.Después de desayunar, salieron hacia el corporativo, viajaron en silencio, al llegar, Farh lo pensó un momento, no deseaba que empezarán a correr los chismes si los veían entrar juntos.Pero después se dió cuenta que la noticia de su matrimonio había salido en todos los noticieros del mundo, su padre se había encargado de ello para acallar los rumores sobre su familia.Al salir del elevador, Carlo la tomó por el brazo, ella lo retiró sútilmente, Carlo sonrió, las cosas con ella sucederían lentamente, los empleados que se encontraban en ese piso, al igual que había sucedido con los que se encontraban
Ya habían pasado dos meses desde la boda, Carlo tenía la paciencia necesaria para apoyar y comprender a Farh en el proceso que estaba pasando, ella jamás creyó que detrás de su aspecto rudo, había un hombre que fuera tan comprensivo y amable.Con otras personas tenía la misma suavidad que una roca, pero con ella, sacaba toda la ternura del mundo.Ese día salieron temprano de la oficina, Carlo había insistido en acudir a la inauguración del restaurante de un amigo cercano, Farh al principio no había aceptado, sabía que tendría que soportar las miradas incómodas de otras personas, pero Carlo insistía en celebrar los dos meses de su matrimonio.Le había hecho ver que tal vez no eran un matrimonio convencional, pero él estaba agradecido de tenerla a su lado, por lo general siempre estaba solo.—Pasaremos a comprar algo de ropa, tengo que confesar que he subido un par de kilos, pero shhhh, es un secreto entre nosotros.Farh sonrió al observar que Carlo ponía su dedo sobre su boca para deci
Carlo sintió un terrible calor que se alojó en su cara al escuchar aquello, ¿Qué es lo que ese imbécil se creía? Se levantó de inmediato para enfrentarlo, no tenía duda alguna de la identidad de aquel hombre.Abdel era alto, pero no era nada comparado con la impresionante estatura de Carlo.—¿Cómo te has atrevido a llamar a mi esposa, imbécil? —el rostro de Abdel se desencajó, no había estado al pendiente de las últimas noticias, así que no lo sabía.—Así que así de fácil me has cambiado, vaya, y eso que decías amarme, te has casado.La chica permanecía callada, sentía que el cuerpo le temblaba, hacía un gran esfuerzo por no desvanecerse.—¡Basta! —Carlo no podía tolerar más a ese estúpido, todos esos días desde que se había enterado de lo que hizo, había deseado tenerlo frente a él.—Así que tú eres el poco hombre que se atrevió a burlarse de Fahriye —dijo mientras lo agarraba fuertemente por el cuello de la camisa, Abdel estaba desprevenido con la mirada puesta sobre la chica.No tu
Farh no podía creer la imagen frente a ella, Carlo dormido sobre el escritorio, y al lado de él, varias botellas de licor se encontraban vacías.—Carlo, ¿Estás bien?La chica intentaba despertarlo, pero sin obtener resultado.—Podrías llevarlo a la habitación, porque llevarlo hasta su auto será imposible en ese estado —dijo el guardia.Farh no sabía que había una habitación en la oficina, el guardia hizo un esfuerzo por llevar a su jefe hasta el interior de la habitación, la chica lo ayudó para colocarlo sobre la cama,—Ya puede retirarse, yo me encargare, gracias.Cuando el guardia salió, Farh buscó en el vestidor si había ropa para poder cambiarlo y así estuviera más cómodo, afortunadamente en el lugar no solo había trajes, encontró pijamas, imagino que en ocasiones Carlo ahí se quedaba.Se detuvo por un momento, no sabía si era correcto que ella lo desvistiera, pero después de pensarlo, procedió a hacerlo, lentamente fue quitando cada prenda.No pudo evitar admirar el musculoso cue
Farh se despertó sola en la cama, con una sonrisa pensando en los momentos románticos, buscó a Carlo por la habitación con la mirada, sin encontrarlo.Tomó su teléfono para llamarlo, en ese momento se dio cuenta de la hora, era muy tarde, lo más seguro era que Carlo se encontrará en su oficina trabajando.Encontró sobre una silla la ropa que el ama de llaves había llevado, suspiró profundamente, Carlo era un hombre detallista, pensaba en todo.Se metió bajó el agua cálida, mientras se bañaba, recordó como Carlo la lavaba, había convertido el baño en toda una cesión de tiernas caricias, ese hombre le agradaba.Después de arreglarse, salió a la oficina, ahí estaba Carlo sentado frente a su escritorio, rodeado de documentos, se detuvo a observarlo un momento, su marido era sumamente atractivo, tenía suerte de tenerlo, pudo notar una expresión helada en el rostro.Pensó que tal vez tenía demasiado trabajo, se acercó a él y lo saludó con un tierno beso en la mejilla, después se colocó detr
Miley entregó el teléfono a Farh para que viera aquella imagen publicada en las redes, la pobre chica empezó a llorar de inmediato.El chico que había tomado la foto de ella sentada llorando sobre la acera, los comentarios bajo la foto eran hirientes, algunos la atacaban., mientras que otros se burlaban.—No hagas caso de esto, amiga, sabes que hay personas que sacan todas sus frustraciones de vida al comentar en las redes.—No podré llevar una vida tranquila jamás, siempre seré señalada por lo sucedido.Miley la abrazó para que se sintiera reconfortada, poco después el teléfono empezó a sonar con insistencia.—Es mamá —dijo Farh al ver que era el número de Mía.Farh no quiso contestar, su madre se daría cuenta en su tono de voz de que algo estaba sucediendo, un mensaje llegó en ese momento.—Farh, ¿Qué ha sucedido? Salimos para allá en unos minutos, vamos camino al aeropuerto.—Mis padres vienen hacia acá, presiento que se formará un gran lío en cuanto se enteren de lo que ha sucedid
Horas más tarde, al llegar a Dubái, Basima recibió a su nieta en la entrada del palacio, su andar era cada vez más lento, con lágrimas en los ojos la saludó con un tierno beso.— As-salamu alaikum, hafida (nieta).—Wa-alaikum as-salam, jida (abuela).Farh sentía una profunda tristeza al saber que su vida sería entre esas cuatro paredes por mucho tiempo, no sabía si podría soportarlo, estaba acostumbrada a ser libre.De pequeña había escuchado una historia entre los pasillos del palacio, su abuelo había mantenido encerradas a sus hijas y a su primera esposa, eso hasta que ellas lograron escapar años después.Permanecieron ocultas, temerosas de escapar de la ciudad, aterradas de volver a caer en manos de su padre, así fue hasta que Ahmed logró rescatarlas, las envió a norteamérica, en donde ellas cortaron toda comunicación con su familia, pues pensaban que Ahmed podría arrepentirse y comportarse tal y como lo había hecho su padre.Su abuelo había quedado como todo un villano, las person
Ahmed salió molesto de la habitación de su hija, se arrepentía de haber aceptado criar a su hija de una manera tan libre, bajo sus costumbres no hubiera ocurrido todo lo sucedido.Mía no sabía qué hacer, se sentía culpable, tal vez como madre debería de haber aconsejado mejor a su hija, se quedó al lado de la chica hasta que se quedó profundamente dormida, después se fue a su habitación para hablar con su marido.—¿Qué haremos? No pensé que pasara esto —esperaba que Ahmed hubiera pensado en una solución que no hiciera sufrir a Fahriye.—¿Te ha dicho quién es el padre? —preguntó desesperado.—No le he preguntado, estaba muy alterada, se ha dormido, Amira se ha quedado con ella, tememos que cometa alguna tontería.—No permitiré más chantajes de parte de nuestra hija, es necesario que madure —se sentía molesto con él mismo por haber cedido ante los caprichos de su hija.—No puedes ser tan duro con ella, ha pasado por mucho, no lo soportaría.—Mía, debes de entender que ya no podemos ser