Fahriye lloró durante toda la noche, no entendía cómo es que su mente se negaba a olvidar a Derek porque para ella así se llamaba, Abdel era un completo desconocido, del cual no tenía recuerdo alguno en su mente.Años atrás cuando había convivido con él, lo había hecho muy poco, por eso es que lo había olvidado completamente.No entendía porque les había tomado tanto odio, y ella había sido una tonta que no había visto las señales de que él tan solo quería hacerle daño.Por la mañana, Mía decidió no molestar a Farh temprano, la dejó dormir hasta mediodía, a esa hora llamó a su puerta, le llevaba el desayuno, la chica abrió poco después, su madre sintió un vuelco en el corazón, al notar las oscuras sombras bajó sus ojos.—Mi amor, has estado llorando —colocó la bandeja sobre la mesa que se encontraba a un lado de la cama, después la abrazó fuertemente.—Me quiero morir, pero sé que no puedo, ustedes no se merecen sufrir por mí, más de lo que ya lo han hecho. —En su rostro se podía nota
La noche de la Henna llegó las mujeres de la familia acudieron a un salón bellamente decorado para la ocasión, Mía recordó cuando años atrás se organizó para ella esa celebración, le traía muchos recuerdos.Basima era la encargada de organizar todo como en aquella ocasión, quién mejor que ella que conocía muy bien las tradiciones y costumbres, esa noche invitó a algunas amigas de la familia para que las acompañarán en el evento.La noche de la Henna se suponía que era la más esperada para las solteras o prometidas, pero no para Fahriye, la chica no podía ocultar su tristeza, desatando especulaciones entre las asistentes.—Niña, deberías de estar feliz, mañana te casarás con el hombre que amas, hoy es el día más especial para una chica con nuestras costumbres. —Una de las mujeres invitadas no entendía porque no estaba feliz.—Mi hija está feliz porque mañana celebra su unión con el hombre que ama, pero está triste porque hoy es la última noche con su familia. —Mía mintió para justifica
La noche de la Henna llegó las mujeres de la familia acudieron a un salón bellamente decorado para la ocasión, Mía recordó cuando años atrás se organizó para ella esa celebración, le traía muchos recuerdos.Basima era la encargada de organizar todo como en aquella ocasión, quién mejor que ella que conocía muy bien las tradiciones y costumbres, esa noche invitó a algunas amigas de la familia para que las acompañarán en el evento.La noche de la Henna se suponía que era la más esperada para las solteras o prometidas, pero no para Fahriye, la chica no podía ocultar su tristeza, desatando especulaciones entre las asistentes.—Niña, deberías de estar feliz, mañana te casarás con el hombre que amas, hoy es el día más especial para una chica con nuestras costumbres. —Una de las mujeres invitadas no entendía porque no estaba feliz.—Mi hija está feliz porque mañana celebra su unión con el hombre que ama, pero está triste porque hoy es la última noche con su familia. —Mía mintió para justifica
Farh estaba nerviosa, pero intentó hacerse fuerte, al salir del baño se paró bajo la puerta, al voltear, Carlo estalló en carcajadas, muy al contrario de lo que ella había pensado, ya se lo imaginaba furioso.—Ja, ja, ja —Farh cruzó los brazos sobre su pecho, la que se sentía furiosa ahora, era ella.—¿Qué es tan gracioso? Acaso te parezco un payaso.Carlo empezó a reír más fuerte, mientras se agarraba el estómago, y es que ver a su flamante esposa vestida de esa manera era cómico, la misma mujer que hacía un momento lucía como toda una princesa, vestía un pijama de conejo en color rosa, cubierta de pies a cabeza.—Tengo frío, no te burles —Farh sentía ganas de darle un golpe en la cabeza.—Fahriye, no te voy a comer, no soy un ogro, no te obligaré a estar conmigo, quiero ganarme tu amor, no tu odio, esperare pacientemente a que desees estar entre mis brazos.—Entonces esperarás por siempre —Farh pasó junto a él, y se acostó de su lado de la cama, pensaba pedir que durmiera en un sill
Por la mañana, Farh no deseaba levantarse, lo único que quería era dormir, y no saber nada, ahora estaba casada, y no era como ella lo pensaba, el cuento de hadas no existía, era una terrible pesadilla de la que ella era la protagonista.Había sido una completa tonta, Carlo se sentó en la cama junto a ella, la chica estaba cubierta con la manta de pies a cabeza.—Farh, tenemos que despedirnos de tus padres, desayunaremos con ellos, tenemos que regresar a Estados Unidos, sabes que tengo que estar al frente del corporativo, en un par de días tendré varias reuniones con algunos socios.Ella lo escuchaba, pero se resistía, no quería ir con él, así que respiro profundamente para darse valor y decirlo.—Carlo, te agradezco lo que has hecho por mí, pero no quiero ir contigo, deseo quedarme con mis padres. —Dijo descubriendo su rostro, Carlo pudo ver sus hermosos ojos rodeados por unos círculos cada vez más oscuros.—Farh, sabes que no puedes quedarte, ahora estamos casados, sí te quedas, tu
Carlo sonrió al escuchar a Fahriye, por supuesto que le encantaría estar cerca de ella todo el día, de eso no tenía la menor duda.—Por supuesto que no, tu puesto sigue ahí.Pues estoy más que lista, después de desayunar podremos irnos.Farh comió con ánimo, Carlo la observaba discretamente de vez en cuando, se alegraba de ver que ya no estaba triste, o al menos disimulaba bien no estarlo.Después de desayunar, salieron hacia el corporativo, viajaron en silencio, al llegar, Farh lo pensó un momento, no deseaba que empezarán a correr los chismes si los veían entrar juntos.Pero después se dió cuenta que la noticia de su matrimonio había salido en todos los noticieros del mundo, su padre se había encargado de ello para acallar los rumores sobre su familia.Al salir del elevador, Carlo la tomó por el brazo, ella lo retiró sútilmente, Carlo sonrió, las cosas con ella sucederían lentamente, los empleados que se encontraban en ese piso, al igual que había sucedido con los que se encontraban
Ya habían pasado dos meses desde la boda, Carlo tenía la paciencia necesaria para apoyar y comprender a Farh en el proceso que estaba pasando, ella jamás creyó que detrás de su aspecto rudo, había un hombre que fuera tan comprensivo y amable.Con otras personas tenía la misma suavidad que una roca, pero con ella, sacaba toda la ternura del mundo.Ese día salieron temprano de la oficina, Carlo había insistido en acudir a la inauguración del restaurante de un amigo cercano, Farh al principio no había aceptado, sabía que tendría que soportar las miradas incómodas de otras personas, pero Carlo insistía en celebrar los dos meses de su matrimonio.Le había hecho ver que tal vez no eran un matrimonio convencional, pero él estaba agradecido de tenerla a su lado, por lo general siempre estaba solo.—Pasaremos a comprar algo de ropa, tengo que confesar que he subido un par de kilos, pero shhhh, es un secreto entre nosotros.Farh sonrió al observar que Carlo ponía su dedo sobre su boca para deci
Carlo sintió un terrible calor que se alojó en su cara al escuchar aquello, ¿Qué es lo que ese imbécil se creía? Se levantó de inmediato para enfrentarlo, no tenía duda alguna de la identidad de aquel hombre.Abdel era alto, pero no era nada comparado con la impresionante estatura de Carlo.—¿Cómo te has atrevido a llamar a mi esposa, imbécil? —el rostro de Abdel se desencajó, no había estado al pendiente de las últimas noticias, así que no lo sabía.—Así que así de fácil me has cambiado, vaya, y eso que decías amarme, te has casado.La chica permanecía callada, sentía que el cuerpo le temblaba, hacía un gran esfuerzo por no desvanecerse.—¡Basta! —Carlo no podía tolerar más a ese estúpido, todos esos días desde que se había enterado de lo que hizo, había deseado tenerlo frente a él.—Así que tú eres el poco hombre que se atrevió a burlarse de Fahriye —dijo mientras lo agarraba fuertemente por el cuello de la camisa, Abdel estaba desprevenido con la mirada puesta sobre la chica.No tu