Luigi acudió a la gran mansión, solo que al estar en el estacionamiento se desvió al jardín, entre los cominos de rosas el encontró la casa del jardinero que ahora era ocupada por esa pequeña preciosa niña, no tenía dudas que el seria su único padrino, la cuidaría hasta el final de los días.

Fue así que luego de sus pensamientos él corrió a ver que sucede en casa, sin tocar la puerta por que era un integrante más, decidió subir las escaleras y tocar la de la habitación principal, Roberto preocupado abrió rápidamente.

—Menos mal que llegaste, tenía miedo de sacarla de casa—

Luigi colocó su maletín sobre la cama y empezó a colocarse sus guantes desechables, no sabía aún de qué situación se trataba, por lo que decidió preguntar.

—¿Dónde está ella? ¿Qué le sucede? —

Roberto le hizo señas indicando.

—Esta en el baño, no a dejado de vomitar toda la mañana—

—Dime, ¿Qué ha comido? —

—Nada, ella decidió que quería desayunar en la habitación, y no probo la comida cuando ya estaba vomitando—

—Es