La mañana en el pueblo era tan tranquila y hermosa que no tenía sentido que fuera arruinada por un grupo de amigos drogadictos sin propósitos en la vida.
Selene y Milena desayunaban con sonrisas escondidas y besos robados. La ojiverde había podido llevarle el desayuno a la cama por una simple razón: Todos durmieron afuera y ahora no estaban allí
Planearon no ir a la escuela, ausentarse por ese día quizás y solo dormir abrazadas mientras el cielo gris era testigo de su amor. Pero no fue así, ellas tuvieron que levantarse, recordando que Selene no estaba bien en la escuela después de la suspensión y tenía que asistir si o s
-¡No podés estar diciéndolo en serio! -Lucas estaba furioso persiguiendo a Lucrecia por la escuela- ¡Termina con esa mierd
-Te juro Lucas que si no cerras el pico ahora mismo, terminaré por hacerte sangrar la nari
-¡Me importa una mierda! -gritó desesperado- ¡No podés estar diciéndole a todo
¿Cómo estás San? -murmura Agustin. Selene aprieta su puño, clavando la punta de sus uñas en la palma de su mano.-¿Qué necesitas? ¿No tenés nada mejor que hacer que venir a joderme? -le responde mirando directamente a sus ojos.-Me encanta, simplemente me encanta cuando te enojas -ríe-. Y si la pelea es de hombre a hombre me gusta más.-¿De hombre a hombre? -Selene rió irónicamente-. ¿Tu cerebro no tiene capacidad para diferenciar un género de otro?-¿Pero no eras tú la que naciste con un pene y te llamaron Sam? -pregunta Lucrecia fingiendo inocencia.-Si, esa soy yo -le clava la mirada a la rubia.-Vámonos Del, no hace falta -murmura Abi a su lado, intentando tomarla del brazo.-No hace falta que estés chupándole el culo -gruñe Lucrecia- ¡Simplemente no te metas!-Cállate pedazo de mierda, nadie te habla.-Uff, como te atreves a ha
Después de aquel torbellino de emociones los meses fueron pasando con tranquilidad.El fin de año estaba a la vuelta de la esquina por lo que el fin de clases se anunciaba muy pronto.Milena y Selene habían afianzado su relación aún más, ellas se llevaban genial y se apoyaban mutuamente. Con lo que respecta a la ojiverde, ella después de algunos días de que la secundaria y el pueblo supiera la verdad intentó hacer como si no hubiera pasado nada y lo logró.Con la ayuda de la psicóloga ella fue capaz de resolver el asunto de otra manera, incluso se atrevió a contestarles cualquier inquietud a los amigos de Milena y también de Lucas.Por cierto, el futbolista se había vuelto su amigo luego de ese acontecimiento, cada día le preguntaba cómo estaba y la defendía de cualquier comentario malintencionado.Diciembre llegó y en su segundo día se palpitaba el partido de fútbol más esperado del pue
Pov Milena—¿No piensas ir a la fiesta? —preguntó mi madre al entrar a mi cuarto—Quizás si, Alex me insiste en que la acompañe.—Diviértete un rato, te hará bien.—No pienso ponerme el traje de banana, mamá.—Es divertido —rió— ¿Cuál te pondrás?—Tengo uno de Jazmín, de la película Aladdin —sonreí—. Lo guardé por si me daban ganas de ir.—Es la última fiesta antes de que te vayas, deberías ir. No seas pesada.—No es lo mismo sin Selene. Aún no puedo creer que ella ya se haya ido.—Mi amor, eso iba a pasar en cualquier momento. Pero piensa que al menos tendrán la posibilidad de verse cada verano.—¿Pensas que volverá?—Este es su pueblo, ella tiene que volver —sonrió—. Ve a bañarte, Shrek. El baile es en dos horas y no puedes llegar tarde.Sonreí cuando ella salió de la habitación,
E El pueblo de Ozreo, ubicado en una provincia de Argentina es donde está el foco de toda esta historia. Las fechas festivas es lo que mantenía el lugar con vida y a los ciudadanos tan felices, ellos disfrutaban de cada festival y cada fiesta, aunque a la mayoría de las personas de edad adulta no les importaba el día de Halloween. Ese día en particular era de los jóvenes, ellos organizaban una fiesta donde todos se divertían y especulaban sobre sus disfraces durante semanas y semanas previas. Este año no fue una excepción, un grupo de amigos del último año organizó una gran fiesta para todos los chicos del pueblo que quieran asistir, este era un fin de semana largo y ninguno tendría que ir a la escuela por los próximos tres días. No era una noche donde comúnmente reinaba el romance o era la celebración del amor, pero una de nuestras p
—¿Cómo va el plan? —Alex me abraza por los hombros —Mal, creo que no voy a decirle nada. —¿Porqué no? —Se fue con otro tipo. No tiene sentido esto—hago una mueca. —Creí que ella era lesbiana—arruga las cejas. —También yo, pero bueno —suspiro—. Se anula el plan y seguiré soltera por el resto de mi existencia. —¿Tan así? —No hay nadie más que me interese ahora, por lo que si, es así—mi amiga se ríe. —¿Dónde dijiste que estaba ella?—me pregunta
Esto no puede ser posible. Ahora sé de donde la conozco, ella es Selene, la chica misteriosa de la cual todas tienen un fuerte crush en la escuela. Ella suele ser muy reservada y no habla con muchas personas, incluso repitió el año pasado y ahora mismo también está en cuarto año, pero jamás nos cruzamos más que algunas veces en el pasillo. Sin mencionar que Lucrecia la detestaba. —¿Cómo sabes mi nombre? —Compartimos algunas clases, te vi en la biblioteca algunas veces —sonrió—. Y sin dudas me has dado el mejor beso de mi vida ¿Podemos repetirlo? —Claro que no, no sabía que eras vos—me quejo. —Quizás el destino lo quería así— guiñó un ojo coqueta
Estaba en un debate interno conmigo misma, esta era una situación donde no quería meterme. —¿Milena? —preguntó Lucrecia, clavándome la mirada —¿Porque debemos irnos?—cuestioné—. Además tengo que esperar a Alex y yo quiero quedarme con ella... —¿Qué estás diciendo, Lucrecia? ¡Ni siquiera la conoces y te queres quedar con ella! —Lu, espera... —¡¿Desde cuando eres tan estúpida?!—mi corazón se detuvo por un momento, me sentía herida. —¿Porqué no te vas? —Selene prácticamente gruñó—, deja de tratarla así ¿Quién te crees que sos? Estaba segura de que ella estaba a punt
—¿Hace mucho que me esperas? —pregunta acomodando su campera —Recién llego —respondo con una sonrisa. —Esta es para vos —me ofrece otra campera de cuero y la miro. —¿Es tuya? —Se la pedí a un amigo, después se la devuelvo —guiña un ojo—. Entonces... ¿Estás lista? —Lo estoy —respondo mientras me acomodo la campera sobre la camisa militar. —¿Te subiste a una moto alguna vez? Lo primero que vino a mi mente fue mi madre. Ella me había prohibido subirme a una moto desde la vez que me atrapó intentando subir a la de un amigo, le daba terror.
Último capítulo