Capítulo 22. Juegos perversos... *Savio*.

Elisabeth era una prima lejana y yo no la recordaba, solo la había visto un par de veces en el pasado, cuando ella aún era un bebé. Cuando yo ya era adulto mi padre volvió a relacionarse con frecuencia con su familia, estando llevando a cabo negocios, aunque tarde en darme cuenta de que tipo, mi padre era especialmente silencioso cuando los tratos que llevaba a cabo eran demasiado oscuros.

Recuerdo que ella aún era una niña, una adolescente muy bella, de piel canela y cabello negro espeso y largo, su mirada color miel me atrapó al instante como puede engatusarte una tranquila y apacible tarde de otoño.

También fue muy fácil atraparla a ella, atraerla hacia mi gracias a su inocencia y bondad como una presa realmente fácil... yo como siempre solamente pretendía envoverla con mis juegos, seducirlas, utilizarla quizás unas cuantas veces para disfrutar de su belleza y luego desaparecer. Si me contuve al principio fue porque no quería destrozar los pactos existentes entre nuestras familias
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