Alexander revisaba varios documentos junto con Aurora y Sara. Llevaban unas tres horas trabajando arduamente, tratando de ayudar a Raquel, en todo lo que estuviera en sus manos; el sonido de los zapatos al entrar a la oficina hizo que los ojos de los tres chicos se desviaran de los papeles llenos de cifras, solo para ver al hombre bien vestido que se acercaba a ellos, el malestar que le generaba la presencia de este hombre, comenzó a surgir en Alexander. —Buenas tardes, esperaba encontrarme con Raquel, pero por lo evidente, ella no se encuentra aquí. Soltó el hombre deteniéndose cerca del escritorio donde estaban trabajando los tres chicos. —Así es, no está... Alex, tú que estuviste anoche con ella, ¿sabes si Raquel tenía una cita con...?¿El Licenciado Dávila? Soltó Sara un poco molesta, ya que al igual que Alexander, la presencia de Samuel generaba en ella un fastidio inmediato. Alexander dirigió su mirada hacia Sara, entendiendo que lo que acaba de decir era para molestar a Sam
Resoplé un poco al dejarme caer sobre mi sofá, había estado todo el día ocupada y necesitaba de ese pequeño momento de descanso. Froté mis ojos antes de levantarme y dirigirme a la barra de la cocina, donde al sacar algunos papeles de mi bolso, me senté a revisarlos durante algunos minutos.Estuve por algunos minutos reuniendo algunos documentos que requería y solo me detuve cuando encontré aquella pequeña caja de regalo que estaba destinada para Alexander en nuestra celebración de nuestro primer aniversario. La admiré por un breve tiempo, antes de que mi atención fuera interrumpida por el sonido del celular guardado en mi bolso.Raquel sacó de su bolso el celular que anunciaba con una canción, el mensaje que había recibido.Antes de cualquier cosa, pude percatarme que en efecto ya era algo tarde, cuando mi teléfono marcaba las 6:00 de la tarde.Raquel suspiró con cansancio cuando leyó el nombre de Samuel, en aquel mensaje."Raquel... Es realmente difícil escribirte esto, hubiese quer
Después de haber hecho el amor, por no sé cuanto tiempo, no podría decir si fue mucho o poco el tiempo en el cual estuvimos unidos solo por nuestro amor, me sentía tan bien que solo me concentre en el sentimiento que brotaba de mí, con cada beso y cada caricia. Mi cabeza se encontraba recargada sobre su pecho y el silencio había reinado la habitación después de que los sonidos de excitación de ambos cesaran. Raquel mordió su labio cuando las lágrimas se presentaron sin previo aviso y aunque trató de no lastimarse, estaba fracasando en el intento, así que decidió soltar todas aquellas lágrimas, haciendo que Alexander, rápidamente dirigiera su mirada hacia Raquel. —¿Qué sucede? Preguntó temeroso, Alexander, al pensar que aún sentía miedo de que Raquel se arrepintiera, detestaba cargar con ese sentimiento. —No es nada... Raquel abrazó más fuerte a Alexander. —Bueno... Solo que estoy muy feliz, que no puedo controlarlo. La hermosa sonrisa de Alex se asomó cuando escucho mis palabra
El sol provocó que despertara, a pesar de que me sentía muy cómoda en los brazos de Alexander, sabía perfectamente que debía levantarme y comenzar a trabajar, debido a que me esperaba un camino complicado al crear una nueva empresa. Antes de terminar de levantarme sigilosamente para no despertar a Alexander, sentí como él me detuvo de la muñeca para después halarme nuevamente hacia su cuerpo cálido. —Buenos días. Susurró la suave voz de Alexander mientras abrazaba fuertemente a Raquel. —Buenos días, no quería despertarte. Dijo Raquel mientras disfrutaba el calor de Alexander. —No necesito preguntarte el porqué te levantaste temprano, cuando sé que es por qué comenzaras a trabajar, ¿no es así? —Sí, tienes razón. —¡Bien! Alexander soltó a Raquel para después levantarse de la cama. —Dije que te apoyaría en todo, así que, ¡comenzamos a trabajar! Raquel, que se encontraba recostada, sonrió al ver el ánimo de Alexander. —Vale, solo necesito llamar a las chicas para que vengan y c
—Este lugar me es familiar.Expresó Alexander.—¿En serio?—Bueno, no es de sorprenderse que por esta zona vivan personas adineradas, podría decir que las más adineradas, pero yo solía caminar por aquí imaginando que algún día con mi esfuerzo viviría en este lugar.Raquel sonrió.—Es irónico, ¿no? Mientras tú deseabas vivir aquí, yo deseaba no tener una familia con dinero, aunque después de que fingiera ser una persona común sin facilidades, me di cuenta de que en ningún círculo social estarás seguro.Alexander se detuvo frente a la casa donde una vez viví y que ahora le pertenecía a mi nana.—¿Esta es tu casa?Preguntó sorprendido Alexander.—Bueno, ya no es mi casa, pero sí, una vez lo fue.Pensé que la sorpresa de Alexander se debía a que en efecto la casa era enorme y era sumamente hermosa, mi nana aún mantenía hermoso aquel jardín que una vez mi madre amo. Esa casa me traía recuerdos tristes, pero también felices que fueron de los últimos años que logré pasar con ellos.—¡Vamos,
Alexander besaba suavemente los labios de Raquel, recuperando los días en los cuales estuvieron separados por la distancia. Habían pasado 2 años desde que todo aquel problema con la vida se había quedado atrás, y a pesar de ese tiempo los besos de Alex, aún me estremecían, quería continuar besándolo, pero el sonido de su celular interrumpió aquel momento. Alexander observó la pantalla de su teléfono para rápidamente colgar la llamada ante el rostro confundido de Raquel. —¿Quién era? Cuestionó Raquel, para posteriormente sujetar el café que Alexander había llevado para ella. —Nadie- —Ah, qué raro, ¿no?, que "nadie" pueda realizar una llamada. Bromeó despreocupada Raquel. —Es, eh, es... Linda, le pedí que me llamara, para... Unos datos de la compañía. La mirada de Raquel se centraba en Alexander mientras daba un sorbo a su café. —Ah. Ok... Amor, ¿tú crees que estoy haciendo lo correcto? Alexander guardó el celular en su bolsillo antes de acercarse a Raquel y colocar sus manos
Me encanta viajar en auto, en verdad disfruto mucho de los paisajes, sí, es algo cansado dependiendo de las horas que llegue a tomar el viaje, pero no le quitaba lo divertido. Habíamos salido del departamento a las 3:00 de la tarde y llegamos a Monterrey a media noche, rápidamente nos dirigimos al hotel donde después de hacer el check inn, ordenamos servicio a la habitación, para cenar y descansar.—Estoy cansada.Hizo notar Raquel, mientas se colocaba crema en sus piernas y miraba como Alexander revisaba algunos folletos de lugares turísticos, esos que dejaba el hotel en la habitación.—Sí, el clima no ayudo.—Lo sé, se supone que es un lugar caluroso, pero según el pronóstico habrá lluvias por las tardes.—Pero tendremos la mañana para salir a caminar y disfrutar un poco del calor.Soltó Alexander al acercarse a Raquel y besar la frente de esta y posteriormente tumbarse en la cama.—Pues es cierto, entonces durmámonos para levantarnos temprano y aprovechar el día.Raquel se recostó
Ignoré su descontento con mi decisión de tomar el baño sola, y al estar bajo la caliente ducha solo escondí mi rostro entre mis palmas, tratando de ocultar las lágrimas que querían traicionarme. El abrazo que sentí por detrás de mí me entristeció sobremanera, al pensar que todos esos pequeños momentos se esfumarían cuando él y yo habláramos.Alexander dejó de abrazarme cuando se colocó frente a mí y apartó mis manos de mi rostro, dirigiendo sus suaves labios a los míos y caí, correspondí al delicioso y tierno beso por qué lo amaba, porque sus besos me encantaban, sentir el suave roce de su lengua con la mía solo me hacía desear más.Me perdí en sus besos sin percatarme que me dirigió hacia la salida de la ducha y llegamos hasta la cama donde cada beso que me dio resulto placentero, pero también me dolían, no había sentido ese dolor desde aquella época donde estuvimos separados, pero incluso podría decir que a comparación de aquellos días, dolía aún más, me lastimaba más. Cuando estuvo