Se comienzan a deshacer los nudos ¿Quién será el traidor? sobre todo ¿ por que lo hace?
Después de un día agotador de entrenamiento donde lo habían hecho poco menos que papilla, Pedro necesitaba una ducha, desde hacía días había estado observando a una de las muchachas del servicio, era nueva, joven y hermosa.Pedro no sabía cómo acercarse a ella y presentarse, después de toda una vida manteniéndose en la lucha de sobrevivir, ahora que finalmente podía pensar en otra cosa le daba miedo enfrentarse a un rechazo, enfrentarse a un no, enfrentarse a las burlas.Si ella se enteraba de su pasado, sabía que vería lastima en sus ojos, y aquí nadie lo veía así, nadie conocía esa faceta de lucha en su vida.Quería darle una buena impresión cuando se presentara frente a ella, que cualquier cosa que descubriera de su pasado, palideciera ante lo que era ahora.Por lo tanto, estar todo sudado, lleno de tierra y en muy mal aspecto era una de las peores maneras de presentarse ante una mujer.Se iba escondiendo, entre los pasillos, revisando que se encontraran a solas, que la joven chica
A pesar de tener un entrenamiento exquisito respecto a lo militar, Carlos en este momento sentía la respiración agitada y ninguna de las estrategias que había intentado funcionaba.En este punto, sus nervios, la preocupación de haber cometido un error y sobre todo la ineficiencia de pasar desapercibido en sus investigaciones era un castigo perturbador.Sin aviso alguno, abrió la puerta de la oficina donde sabía perfectamente que la matriarca de la familia Amelia McCarthy se encontraría.Lo que no había previsto era que no estaría sola.Duncan, quién era el otro encargado de investigar también estaba ahí y su rostro no indicaba nada bueno.Amelia levantó una ceja, sorprendida y de forma discreta revisó la hora en el reloj de madera antigua que se encontraba a un lado de la puerta justo detrás del recién llegado.— Diez minutos de diferencia— declaró Amelia confundiendo a los dos hombres— pasa y cierra la puerta imagino que sé a lo que vienes.Carlos hizo lo que le indicaban y un segundo
El momento de la fiesta había llegado, personas de la más alta esfera de la sociedad estaba en la recepción de la mansión, gustosos al haber sido contemplados por la matriarca de la familia McCarthy, absolutamente nadie se atrevería a ignorar tal atención.— Luciana, toma mi mano cariño, este día es el inicio de nuestro futuro — dijo Amelia con una sonrisa segura en los labios.Luciana quien aún no comprendía por qué quería darle tanta atención a esa mujer, e incluso por qué Erick se negaba a hablar sobre Lucrecia, había decidido confiar en su abuela.— Espero estés haciendo lo correcto abuela —dijo Luciana con un tono lleno de esperanza y confusión al mismo tiempo, para inmediatamente después suspirar en un intento por relajar su cuerpo lleno de tensión.— Créeme —respondió Amelia— esto es solo el inicio.Comenzaron a bajar las escaleras, absolutamente todos los presentes giraron su atención hacia las dos mujeres más importantes de la sociedad en el momento.Cientos de murmullos opac
El ambiente que rodeaba la oficina de Amelia se volvió frío, a tal grado que dolía cada uno de los huesos.Una risa llena de incredulidad salió de Amelia de forma natural e impactante.— Tú — dijo con tono amargo en la voz— no mereces nada.El rostro de Mairi hizo un gesto de dolor, jamás en todos los años que tenía con su madrina le había hablado así de fuerte, con ese rostro como si hablara con una desconocida.A pesar de sentirse desesperada por tener la aprobación de la mujer que había admirado la mayoría de su vida, Mairi decidió continuar con sus argumentos…“Tal vez si continúo y la hago ver las cosas correctamente, lo acepte” pensó en un intento por saberse en el lado correcto de la situación.— Yo madrina… yo soy quien merece…— ¡No!— dijo de nuevo Amelia cerrando los ojos para contenerse para continuar— todo lo que tienes, todo lo que eres… incluso cada m*****a respiración qué haces, es gracias a mi consideración, a mí voluntad. Un suspiro profundo y resignado sale del pech
Luciana va corriendo con su pequeño hijo Ignacio en los brazos.— Tranquilo mi amor, tranquilo todo estará bien…. — susurraba entre jadeos al mismo tiempo que sentía el paso del tiempo sobre su espalda.El tic—tac tic—tac del reloj no se detenía jamás, a pesar de desearlo con toda su alma.El pasillo del hospital que tanto tiempo antes había recorrido con desesperación y tristeza, en este momento le parecía eterno… interminable.Erick iba detrás de ella, hablando por teléfono con Bryan quien aseguraba que seguiría en la búsqueda de esa ampolleta.— Necesito que lo encuentres, Ignacio ya no puede tener otra complicación por alta temperatura —el tono de voz de Erick era desesperado, ahora sí podía mostrar cómo se sentía en realidad.Sabía cuál era la gravedad de la situación, sentía el peso y la tensión sobre sus hombros.— Haré todo lo que este en mis manos para encontrar el antídoto— Dijo Bryan antes de colgar.En el hospital, el mismo doctor que los había atendido antes, corrió
Erick y Luciana entran en una pequeña habitación y se sientan para tener unos pequeños teléfonos en el oído.Del otro lado se encuentra una pared grande y gris con una sola puerta de seguridad.Ambos se sienten nerviosos y desesperados, necesitan la segunda dosis, necesitan esa cápsula para salvar la vida de su hijo y siguen fracasando en ello.—Tranquila —dice Erick en modo de susurro tomándole la mano con fuerza— pelirroja nuestro hijo estará bien.Ella asiente lento no muy segura pero deseando confiar.La puerta de seguridad se abre y de ella sale una guardia y detrás de ella se encuentra Lucrecia quién está encadenada de manos y pies.Aun estando con uniforme de reclusa se mantiene una actitud petulante y viéndolos con arrogancia.Con total indiferencia, Lucrecia se sienta y sonríe a sus visitas.— Por lo visto me extrañaste Erick, seguro ella no es suficiente para complacerte. Aunque las pelirrojas no son mi tipo ¿quieres que hagamos un trío? — pregunta en el teléfono con una s
Ambos estaban impresionados, Erick quien tenía una idea de cómo manejaba las cosas Lucrecia, había pensado que era una caja fuerte y lo que se encontró fue una habitación secreta…— Deberíamos entrar— dijo el moreno mostrándose seguro de lo que estaban haciendo ahí, aunque al mismo tiempo tomaba la mano de Luciana para mantenerla siempre junto a él.Al momento de estar presentes dentro de la habitación, focos con sensores comenzaron a encenderse para mostrarles la aterradora realidad.En todas las paredes, en cada uno de los centímetros de ellas, había imágenes, recortes artículos, investigaciones, fotografías de Erick y Luciana.El ambiente era pesado y ambos comenzaron a sentirse sofocados como si no hubiera suficiente aire de ese lugar para ellos.Luciana se acercó un poco más y sintió un escalofrío recorrerla, ahí en la pared había cientos de imágenes de ella en la mansión, en la habitación jugando con sus hijos, fotografías del patio, incluso tomando una ducha.No pudo evitarlo y
Ya en el hospital Erick y Luciana se encuentran tomados de la mano, nerviosos ante cualquiera que pueda ser la reacción de Ignacio.La segunda dosis estaba justo donde esa maldita mujer le había dicho e inmediatamente después Luciana había corrido al hospital para entregársela al doctor.— Esto es increíble — dijo el doctor revisando el documento que le había enviado Amelia por correo electrónico— es por esto que no encontré una solución para el problema del pequeño Ignacio ¿verdad?— Sí— respondió Erick aún con la mirada fija en su pequeño hijo— es una especie de virus y se encuentra en un laboratorio y ese mismo laboratorio es quien tiene la cura.Un escalofrío recorrió el cuerpo del doctor.— Comprendo perfectamente, cuál era la intención de este virus, después de provocar incansables temperaturas y deshacerse del sistema inmune del cuerpo, el pequeño si no recibía una de las dosis iba a comenzar a llenarse de llagas dolorosas en las que su cuerpo iba a atacarse a sí mismo, por