Capítulo 113
De repente, una voz sonó a espaldas de Ana.

—¡¿Esteban?! ¡¿Eres tú?! ¿Cuándo regresaste al país?

La voz familiar hizo que Ana instintivamente apretara su taza con fuerza.

Bajó la mirada, ocultando la expresión compleja en sus ojos.

Isabella se acercó con alegría. Al notar la expresión confusa de Esteban, se presentó con naturalidad:

—Soy Isabella, Isabella Ramírez.

Esteban la examinó detenidamente antes de encontrar en algún rincón de su memoria algo relacionado con Isabella.

En aquella época, Isabella era una estudiante pobre que trabajaba para pagarse los estudios, tenaz y obstinada. Incluso cuando la atacaban, siempre mantenía un espíritu combativo.

¿Por qué lo recordaba tan claramente?

Porque una vez, al salir de la biblioteca, casualmente la escuchó decir con indignación tres frases:

"Primero, no me llamo 'oye'. Me llamo Isabella."

"Segundo, estoy ocupada, no me molestes con estos juegos absurdos."

"Tercero, no creas que eres gran cosa solo porque tienes algo de dinero."

Aquellas
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