ISABELLA
Camino tras el mientras salimos del despacho encontrándonos con el guardia fuera de la puerta. Su mirada nos recorre y termina mirándome a mi con una clara señal de disculpas por interrumpir.
– Lo siento mi señora. – dice en mi dirección con cara de perro arrepentido.
Hago un gesto con las manos restándole importancia y puedo ver como Christopher lo mira perplejo.
– ¿Y a mi no me pides disculpas? También me interrumpiste. – habla con tono ofendido.
El guardia lo mira, me mira a mí y vuelve a mirarlo a él.
– Lo siento Alpha. – responde haciendo una reverencia. – sus padres lo esperan en el salón.
Dicho eso nos da la espalda y comienza a caminar por el pasillo dejándonos atrás. Christopher se cruza de brazos sobre el pecho mirando con el ceño fruncido en la dirección que hombre se fue, acerco una de mis manos hacia su hombro para llamar su atención.
– ¿Qué sucede?
– Te prefieren a ti. – r
CHRISTOPHER– Bueno de que quieres hablar. – pregunto adentrándome en el despacho seguido de Brenin.– Es sobre Isabella.Me detengo a mitad de la sala a para voltear a verlo.– ¿Qué sucede con ella? ¿Esta bien? ¿Enferma?– Okey cálmate. – suelta una risa. – no es nada malo. Ahora siéntate tras su escritorio, quiero tener distancia entre nosotros cuando te cuente.Frunzo el ceño y camino hasta sentarme tras mi mesa. El hace lo mismo del otro lado y apoya sus ante brazos en el mesón enlazando sus manos. Su mira es seria, me esta mirando detenidamente y a veces sus gestos se pierden cuando mira a la nada. Creería que habla con su lobo.
CHIRSTOPHER Avanzo hacia ella con tranquilidad, sus ojos están atentos a cada uno de mis movimientos mientras me aproximo a su posicion. Por el rabillo de mi ojo puedo ver como Brenin se quita la chaqueta que traía encima quedando solo en una polera manga larga. El olor de Isabella realza contra todos los que se pueden sentir en el aire. Si bien el olor a muerte que generalmente se encuentra presente en estos lugares, así como mis mazmorras no está presente en este espacio, solo hay un leve olor a sangre. Rodeo la mesa que se encuentra delante de ella quedando frente a frente. Pude escuchar su corazón levemente acelerado y su respiración irregular con cada paso que daba hacia ella. – ¿Cómo estas hermosa? – le pregunto mientras coloco una de mis manos en su nuca atrayendo su rostro hacia el mío para dejar un
ISABELLA El paisaje pasa a toda velocidad a nuestro lado. La calefacción azota mis mejillas calentándolas, seguramente están rojizas debido al calor. Chris maneja con una mano sobre el volante y la otra la tiene apoyada en su mentón ya que su brazo esta flexionado y su codo se encuentra apoyado en el compartimiento entre nuestros asientos. Estoy nerviosa. Joder estoy nerviosa. No se donde vamos, simplemente una vez que llegamos a la mansión me hizo empacar rápidamente unos cambios de ropa para irnos inmediatamente de la mansión, porque según mi olor ya era demasiado fuerte y los guardias podían olerme. – ¿Ágata? – le hablo a mi loba mientras miro de reojo a Chris que mantiene la vista fija en la carretera. – Dime hermosa. – ¿Sabes dónde vamos? – No. – murmura con tristeza. – Zeus no quiso decirme nada, dijo que era sorpresa pero que nos gustaría mucho el lugar. – ¿Estamos cerca al menos? – Le pr
ISABELLA Su boca era demandante contra la mía, nuestras lengua se enredaban luchando por dominar, pero claramente el seria él victorioso. Sí antes tuvo alguna intención de ser suave o dulce, quedo en el pasado. Nos deseábamos, más de lo que ambos queríamos admitir. Sus manos se paseaban por los costados de mi cuerpo y gemí cuando llego hasta mis nalgas y las apretó con fuerza. Sus manos eran grandes, por ende, sentí como pudo cubrir casi toda mi retaguardia. Además, yo no era muy voluptuosa, tenia lo mío, pero no en grandes cantidades. Arrastro mis manos hacia el doblez de su camiseta y me alejo unos centímetros de su boca para sacársela con su ayuda. Lamí mis labios al tener su torso descubierto frente a mí, sus músculos definidos, masculinos y unos cuantos vellos rubios asomaban en su pecho. Baje mi piern
CHRISTOPHER El olor a verduras salteadas comienza a esparcirse por el lugar, pero aun así no es lo suficientemente fuerte para opacar el delicioso aroma de Isabella. Ese olor a lavandas mezclado con algo dulzón me está volviendo loco. Debo hacer uso de toda mi fuerza de voluntad para no saltarle encima y se supone que es ella la que debería sentirse así. – Somos sus mates, – aúlla con alegría Zeus. – sentiremos lo mismo que ellas. – Lo sé, recuerdo las palabras de Brenin. – Y aun así casi jodes todo con los condones, – me regaña ocasionando que blanquee mis ojos. – el brujo te dijo que primero habláramos con ella y así no se molestaba con nosotros. Idiota. Flashback. Meto un par de mudas de ropa en el pequeño bolso que llevare a la cabaña durante estos días, agudizo mi oído escuchando a Isabella moverse en su habitación, el latido de su corazón ligeramente acelerado y sonreí cuando la escuche balbu
ISABELLA.Una dulce brisa revolotea mis cabellos, los sonidos de la naturaleza se adueñan de mis oídos, los cálidos rayos del sol impactan contra mi piel, mis ojos se encuentran cerrados, mi mentón esta ligeramente inclinado hacia arriba y mis pies desnudos se estiran y contraen repetidas veces sintiendo el césped entre ellos.Es nuestro segundo día aquí. Y el patio trasero de la cabaña se ha vuelto mi lugar favorito en el cual paso unos momentos luego que una ola de calor me reclama. Me gusta aquí, sentarme en el césped, el cual se encuentra repleto de pequeñas flores blancas.Vengo a despejar un poco mi mente a este lugar de todas las emociones que están dentro de mi cuerpo chocando unas con otras generando un caos en mi interior. El amor que siento por Chris
ISABELLA.Mi celo llego a su fin. Es nuestro tercer día alejado de todos, envueltos en nuestra propia burbuja. Disfrutando de nuestra compañía, de la soledad, de nuestras conversaciones a mitad de noche, las risas, las caricias y definitivamente el sexo.Joder.Nunca había tenido tan buenos orgasmos como los miles que Christopher me dio durante estos días aquí. Hace un par de horas durante la madrugada me azoto la ultima ola de calor cuando estábamos dándonos una ducha. Y él como todas las veces me embriago con sus caricias, con su miembro que siempre estaba dispuesto para mí, con sus palabras lujuriosas susurradas en mi oído elevándome a mil, sus agarres, los cuales aún se notan en mi piel débilmente y que en unas cuantas horas ya no estarán.Ahora me encuentro en el baño guardando los pocos utensilios que traje ya que
CHRISTOPHEREl pulgar de Isabella acaricia la piel de mi mano con delicadeza, nuestros dedos están entrelazados sobre su regazo mientras yo manejo de vuelta a la manada.Hemos demorado alrededor de dos horas en volver, ya que paramos a comer algo en el camino. Puedo sentir que ya estamos cerca de nuestras fronteras, esa sensación de hogar, de mis tierras.Volteo mi rostro hacia la chica sentada al lado mío que esta atenta al paisaje que pasa por la ventana y creo que nunca podre agradecerle lo suficiente por habernos dado otra oportunidad, por haber dejado de lado todo aquello que sucedió en el pasado, por quedarse a mi lado.Sus rizos rojizos caen por sus hombros sobre sus pechos, sus mejillas están levemente sonrojadas debido al sol que llega en ellas resaltando esas hermosa