Walter esperaba resultados sobre la investigación en curso. Sabía que Lautaro era un gran empleado que haría exactamente lo pedido y hasta mejor de lo esperado. El empresario tenía muchas inquietudes sobre la familia de su esposa. Él recordaba al señor Gálvez y por lo que Amanda, su hija, le había dicho era un excelente hombre y padre. Lastimosamente él no tenía buenos comentarios sobre la madre de su esposa ni tampoco sobre el hombre que estaba con ella actualmente. Él sentía que habían muchas cosas extrañas en base a todos los sucesos que habían ocurrido en la línea de tiempo en que se enfermó su suegro y su posterior fallecimiento. Habían pasado varios días cuando Lautaro pudo encontrar mucha información que luego de revisar minuciosamente lo dejó estupefacto. Esos archivos tenía que verlos su jefe pero no sabía cómo podía llegar a interpretarlos. Lautaro llegó a la oficina y ese día llevó consigo un maletín que tenía código de seguridad. Ese maletín solo lo utilizaba cuando debí
Rebeca se mostraba indignada ante la falta de modales de Amanda, ¿Que le había visto Walter a ella? Era imposible de entender.-¿Nadie le dirá nada?- Miró a Lautaro y después a Walter que había escuchado la voz enfurecida de su esposa y se había sorprendido por eso-Ella es la señora Hills y también mi jefa- Lautaro se excusó y Rebeca puso sus ojos en blanco. Después de lo que habían hecho él no era capaz de defenderla -Rebeca no atiendo visitas personales aquí. Este es un horario laboral, así que a menos que vengas con una propuesta de negocios debo pedirte que te retires- Walter había tomado de la mano a su joven esposa que le dedicaba una mirada de suficiencia a la atrevida mujer que buscaba seducir-Esta humillación no se quedará así- Dio grandes zancadas hasta llegar al ascensor y le dedicó una mirada furibunda a LautaroRebeca salió refunfuñando de la empresa. No podía creer la escena que había presenciado y cuánto le había molestado. La indignación y la furia estaban en su tor
Rebeca había seguido viendo a Lautaro en su apartamento por diferentes motivos, mayormente peleas referentes a no poder ver a Walter como deseaba o escenas de celos que acaban bajo las sábanas y con la ropa de ambos regadas en el suelo de camino al cuarto. Cada vez con más frecuencia se veían y por momentos discutían solo para avivar más la llama que la hermosa mujer se negaba a aceptar que estaba más que bien encendida. Amanda fue a un restaurante con su apuesto esposo a celebrar un mes más desde su matrimonio. Cómo siempre, al llegar allí, vieron reporteros que estaban más que interesados en su vida privada y también en su matrimonio. La madre de Walter se negaba a aceptar que su hijo estuviese casado con alguien que ella no aprobaba y cada intento de conversación con él para que considerara el divorcio había resultado en vano. Ella creía que los escándalos mediáticos harían que aquel matrimonio se disolviera, pero estaba equivocada.-Me gusta la comida mexicana- Walter probó asombr
Rebeca sentía que de alguna manera había traicionado a Patty, aunque entre ella y Lautaro no existiera vínculo ni fuera a existir. -Creo que las dejaré hablar a solas- Lautaro quiso irse pero fue interrumpido-A solas no. Quiero saber la verdad, ¿Qué fue todo lo que escuché?- Patty los miró con sus ojos entrecerrados. Ella estaba dolida, enojada y a la vez triste. ¿Cuántas veces le había pedido a Rebeca que la ayudara a conquistar al secretario?Lautaro observaba a las dos mujeres y su completa atención se centraba en Rebeca. Ella se veía afectada y hasta avergonzada. Él tomó una profunda respiración antes de afrontar lo que la hermosa mujer se negaba a admitir. Ella le dió una mirada suplicante y él podía notar como buscaba una excusa convincente para justificar lo injustificable. -Hemos pasado algunas noches juntos desde hace algunas semanas- Se sinceró y Rebeca miró hacía el suelo, incapaz de mirar a su amiga-¿Semanas?- Patty lo miró incrédula y notó la sinceridad de Lautaro. Ta
La madre de Walter se había ido más que molesta del apartamento de su hijo y estaba dispuesta a investigar todo acerca de quién su hijo consideraba casi una santa. Ella no podía creer que esa mujercita fuera tan buena. La señora Hills tuvo la brillante idea de ir al apartamento de Rebeca para hablar sobre lo que acababa de suceder con su hijo. Ya su esposo estaba cansado del tema y también muy ocupado con otros asuntos como para prestarle atención a sus suposiciones. Al llegar allí escuchó una discusión y vio la puerta entreabierta, por lo cual decidió entrar sin tocar. Allí vio una escena que la dejó más que sorprendida. -¡REBECA!- Gritó sin entender lo que veía. El secretario de su hija estaba abrazando a quien quería como nuera y además le había dado un beso que ella claramente correspondió en sus labios-¿QUÉ SIGNIFICA ESTO?- Volvió a gritar al notar el silencio de Rebeca -Yo... yo... esto, esto... no debió pasar- Dijo avergonzada causando la molestia de Lautaro. Si eso no debí
Lautaro se había quedado más que inmóvil en su asiento. Jamás imaginó que algo así pudiera suceder, mucho menos la reacción que Rebeca había tenido con Walter. -¿Cómo dices? ¿Te das cuenta de lo que acabas de hacer?- La miraba aún confundido -¿Crees que si no tuviese dudas estaría aquí? Siempre me protegí y solo estuve contigo. Tu no tomaste precauciones- Lo acusó -Si estás embarazada, ¿Es mío?- Le preguntó aún sorprendido por toda la situación -¿Hubiese venido aquí de no ser así? ¿Qué clase de idiota me consideras? Después de lo que la madre de Walter vió, estoy más que segura de que él se enteró de todo. Mis posibilidades se agotaron con él- Verdaderamente estaba molesta y se sentía aún más humillada por Lautaro -Mi jefe no sabía nada. Su madre no vino aquí ni tampoco le dijo algo. Estoy seguro de que él me hubiese preguntado algo- Ella abrió su boca sorprendida -Da igual. No podría haber quedado embarazada del espíritu Santo. ¿Que es lo que harás?- Comenzó a hacer ruido con s
Tal y como dice un viejo dicho popular "el mundo es un pañuelo" y varias personas estaban por comprobarlo. Amanda y Walter esperaban ansiosos para ir a la cita médica y comprobar el estado de su hijo por nacer. Los dos habían llegado con minutos de sobra a aquella consulta médica. Por otra parte una pareja discutía debido a los nervios de tener que ir al médico por primera vez. -Ya te lo dije, puedo ir sola, ¿O es que buscarás el modo de realizar un ADN ahora?- Rebeca lo fulminó con la mirada a Lautaro quien suspiró con frustración -Si de la nada la mujer que más me odia me da semejante noticia, podrías comprender mi reacción- Ella solo continuó arreglándose intentando olvidar que él estaba allí -Estuvimos juntos muchas veces y pasamos varias noches juntos. Comprendería tus dudas si siempre te hubieses protegido, pero sabes bien que jamas lo hiciste- Pasó por su lado dispuesta a marcharse sola pero el la detuvo -Se que soy el último hombre de este mundo al que le darías un hijo.
Lautaro fue a trabajar al día siguiente y tenía sentimientos encontrados respecto al embarazo de Rebeca. El sabía que probablemente lo mejor para ellos sería que no hubiese vida creciendo allí, ¿Cómo criarían un hijo juntos? Apenas si se llevaban bien teniendo sexo sin compromisos y eso era todo. Luego de haber dispuesto todo con eficacia como siempre, Walter llegó a la empresa para comenzar su día laboral. Él tenía una gran sonrisa en el rostro porque el embarazo marchaba bien y esa mañana había hecho el amor con su esposa. Luego de aquellas confesiones románticas habían tenido intimidad algunas veces. -Buen día señor Hills, hoy tiene cita con...- Lautaro se veía triste o preocupado, Walter no sabía cómo describirlo -Se lo que debo hacer de memoria, ¿Que te ocurre hoy? ¿Cómo les fue ayer?- Quiso saber y el pobre secretario se sentó sin esperar que Walter se lo dijera. Necesitaba hablar con alguien que no fuera Rebeca -Rebeca está embarazada pero no se ve nada creciendo. Tal vez s