Un año más tardeHubo momentos en mi vida cuando odie el silencio, peroahora mismo sentada en la mecedora y amantando a mihijo lo amo.Amo escuchar la respiración de mi hijo, los sonidos quehace... y los pasos de su padre acercándose por el pasillo.Se detiene en la puerta y se apoya contra el marco,sonriendo.Recuerdo las mañanas que le entregaba el café en lacafetería esperando una sonrisa suya y pensado si se veríamás guapo. Ahora sé que como se ve porque sonríe todo eltiempo, excepto cuando hago algo que no le gusta mucho...como, por ejemplo, no invitar a su hermana Iris a nuestraboda o al bautizo de Ian.Veras, las pruebas de embarazo no son cien por cienfiables y en algunas puede aparecer una segunda líneamucho mas tarde de lo que debería. ¡Y voila! ¡Estasembarazada!Un mes más tarde nos casamos en nuestro jardín. Fueuna boda pequeña donde asistieron solo los más cercanos anosotr
Han pasado tres meses desde que mi pesadilla terminó,tres meses desde que nació mi hija y tres días desde quevolví al trabajo. Rechacé la oferta de Isabella, la doctora queera amiga de Olivia, y retomé mi puesto en el hospital. Aquíconocía a la mayoría de los médicos y enfermeros y lo másimportante es que estaba a pocos minutos del apartamento.Liv se quedaba en casa con Greta y el primer día llorémás que ella. ¡Dios! Ella ni siquiera me echó de menos, esun bebé, mientras tiene el biberón lleno y el pañal seco estáfeliz.No he vuelto al trabajo a jornada completa, solo cincohoras por la mañana que fue lo que recomendó miterapeuta. No me gustaba, el trabajo no la terapeuta. Curar,ayudar, es lo que me hacía ilusión, pero ahora ya no.El ambiente del hospital me parecía demasiado informal,agobiante, frío. Veía los pacientes ir y venir, una consulta enurgencias por algún dolor y en la mayoría de
Lake SpringJason Farell, el alcalde me esperaba para una entrevista.¿Cómo diablos pasó esto?Un día estaba pensando en que me gustaría irme a vivir aun pueblo pequeño y al siguiente el padre de Colin, Kyle, medice que hay un puesto perfecto para mí. Eso fue eldomingo y hoy el martes estoy sentada en el coche deGreta mirando al centro del pueblo.Tiendas pequeñas, personas caminando tranquilamente.Una cafetería donde siempre hay alguien entrando osaliendo. Un gran edificio al fondo con una gran placa quedice Ayuntamiento, otro a su lado más pequeño, pero másmoderno que al parecer era el centro médico.Es primavera, los árboles han reverdecido. Hay flores entodos los sitios, arriba en las ventanas y en los balcones,abajo en la calle en macetas o en pequeños maceterosdelante de todas las tiendas.El pueblo es perfecto, demasiado perfecto.Seguramente el sueldo es una mierda y el alcal
¡Maldito infierno!Soy idiota, irremediablemente idiota. No sé cuántas vecesme tiene que pasar lo mismo para aprender. Maldije alimbécil que no señalizó delante de mi coche y después degirar a la izquierda aparqué el coche.Mi casa no era nueva, había sido construida hace más deochenta años y necesitaba mucho trabajo, pero nunca teníatiempo. A lo mejor era el tiempo de vender y comprar algonuevo. A lo mejor era el tiempo de un cambio.Llevaba mucho tiempo sintiéndome inquieto, pero loignoré. Pensé que era por todo lo que estaba ocurriendo, laboda de mi padre con Lidia, el nacimiento de los niños, mishermanos. Luego la boda de Rachel y su embarazo. Elsecuestro de Ailín.Todo eso añadido al trabajo, al cansancio, me hace desearun poco de paz. Algo sin criminales, sin delitos, sin tenerque cuidar mi espalda cada día.Entré en la casa y me quedé en la entrada mirandoalrededor. Una casa
Mudarme parecía fácil. Tan fácil como empacar y llamar auna empresa de mudanzas. Claro, fácil. Pero no contaba conLiv que odiaba la silla del coche, un coche nuevo que habíacomprado con el dinero del monstruo.Jason me había asegurado de que no necesitaba un cocheen Lake Spring, la casa estaba cerca del centro médico ytodo estaba ahí, tiendas, guardería, farmacia. Pero queríatener la posibilidad de marcharme cuando me apetecía, síquería ir a la ciudad no tener que esperar a un taxi o pagarlos precios desorbitados.Liz me acompañó al concesionario de coches y alprincipio pensé que era una mala idea, ni una de las dostenía idea de coches y eso fue claro cuando Liz se puso muycontenta al ver un coche rosa. Puse los ojos en blanco y lallevé a un todoterreno. Ahí nos encontró un vendedor yaunque yo no sabía nada de coches, sabía cuandointentaban estafarme.Al parecer, Liz también sabía. Ell
No podía dormir.Podría ser el dormitorio desconocido. Bueno, no tandesconocido. Era de Ian. Por extraño que parezca acabédurmiendo en dormitorio y no fue decisión mía. Habíacuatro habitaciones en la planta de arriba, uno de Ian, otrode invitados con una cama grande que ya estaba ocupadopor Nora y Dean, otro con una cama pequeña que elegí paramí y Liv. Pensaba empujar la cama hacia la pared ypodríamos dormir las dos ahí, pero Nora no quiso escuchar.En cuanto le dije que Liv no dormía en su cuna por lanoche insistió en ver la otra habitación, igual que la quehabía elegido yo, pero con la mala suerte de que la camahacía un ruido horrible.Entonces Nora me ofreció su habitación. Me negué. Lointentó una y otra vez e Ian nos encontró en medio delpasillo discutiendo. Sacudió lo cabeza que por lo que hevisto es su manera de reaccionar cuando piensa que lasmujeres están locas de atar, y abrió
—Eres idiota, hijo, y no comprendo cómo es que eresnieto mío —dijo Dean.Era después de la noche que Sam pasó en mi casa, en micama. Después de verla vestida con mi bata, después desentarme a su lado en el desayuno. Después de lucharconmigo mismo para no disparar a Colin a la cabeza cuandolo vi mirándola con cariño.¿Qué mierda le pasaba a ese hombre para mirar a otramujer cuando tenía a su esposa embarazada a su lado?Eso se hizo mucho más difícil cuando Sam pronunció esaspalabras. Un par de besos. Ella lo había besado y ahoraestaban los dos juntos en la misma habitación, en mimaldita cocina.Sí, me vi corriendo al dormitorio, coger el arma de la cajafuerte donde la había puesto cuando Sam se quedó adormir, volver y disparar a Colin justo entre los ojos. Peroluego vi el amor con que miraba a su esposa y vi el mismoen los ojos de ella y me calmé.Quise preguntar de qué iba el pacto
Amigos.Sí, claro. Amigos y su madre.Los amigos se llaman para charlar. Los amigos aún más sison vecinos pasan a decir hola o para pedir un poco de café.Los amigos te invitan a dar un paseo o se apuntan si vastú a dar uno.Los amigos no se olvidan de ti.Los amigos no se van en medio de la noche sin avisar.Dejó una nota.He visto que te habías quedado dormida y no quisedespertarte. Me llevé la llave para cerrar la puerta. Ian.Ni un me lo pasé bien, ni un hay que repetirlo.Esperé.Un día. Dos. Tres.Justo cuando había decidido intentarlo él desaparece.Quería ver cómo nos iba como amigos y luego pasar a algomás. Me sentía segura a su lado, tan segura que esa nochecuando me quedé dormida sabiendo que él estaba abajodormí hasta la madrugada. Sin despertarme, sin pesadillas.Maldito hombre por hacerme desear algo y quitármelo sinmirar atrás.—¿Apostamos a que el maldito h