--Imposible es una herejía… ¡exigimos que sean cambiados los dictamen! —aquel grito había sido repetido una y otra vez en el salón del trono de Hicraros, pues el concejo de Atemira se negaba aceptarlo, aquello era imposible ante sus ojos, era inaudito, ¿cómo era que ellos iban aceptar que hubiese un rey? Era no solo una herejía para ellas, era una pésima broma que Olivia y fénix debían retirar de inmediato, pues las shawares que reinaban siempre habían sido mujeres, además la reina en sus últimos momentos había mencionado a su hija muerta, era imposible, aquella solo estaba delirando antes de morir, sin mencionar que había nombrado como a su sucesor que era su nieto, un mestizo, el hijo de aquella hija que siempre había dejado de lado y la cual había entregado a Hicraros aun sabiendo que con ello no tendría sucesora al trono, era más que ob