—¡Dante! —grité a viva voz. Al segundo estuvo en la puerta, podía escucharlo, pero no levanté la cabeza. Se detuvo en el umbral y se tomó unos minutos para entrar. Finalmente dio un paso, cerró la puerta detrás de él y comenzó a caminar a mi alrededor lentamente. Se detuvo enfrente, se agachó y con una mano tomó mi mentón y levantó mi rostro. Me miró con ojos oscuros de lujuria, estaba tan deseoso de retomar nuestra intimidad como yo, pero había sido paciente y me había dado tiempo para que me repusiera. En ese mismo momento, sentí que no podría amarlo más.
—¿Estás segura Lex?
—Sí señor, muy segura.
—Bien nena, ¿Cuál es tu palabra de seguridad? —preguntó con voz seductora.
—ROMA señor.
—Si quieres que me detenga, &ua
Poco a poco volvimos a la normalidad. Cada cual a su trabajo. Estaba volviéndome loca con la decoración de la galería. Sergio había encontrado un diseñador maravilloso y muy creativo. Joshua tenia miles de ideas magnificas, pero me preocupaba no excederme en los gastos. Contaba con la herencia de mi padre y los beneficios de las acciones de la empresa, pero no quería tocar ese dinero. De alguna manera me parecía tramposo, fue la causa de que me alejara de mi familia y me parecía deshonesto usarlo ahora en mi beneficio. Esa semana retomé mis reuniones en narcóticos anónimos. Ya no me sentía tentada a usar drogas, pero sabía que siempre estaba latente esa necesidad. También veía a la doctora Aguilar una vez a la semana. Y cada vez me sentía más fuerte. Volví a las clases de yoga, me ayudaban a relajarme. El jueves me encontré con las chicas, Ari, Euge, C
Durante la semana me dediqué de lleno al trabajo. Empaquetamos y enviamos todas las pinturas que se habían vendido. Me pareció una buena idea, utilizar bien el espacio de muestras, una de las paredes mostraba unas series de mis fotografías, y en la pared contraria, otros cuadros de Cayetano. Todos los días recibíamos e-mails o visitas de artistas que nos traían su trabajo y encontré varios que me gustaron. Fui de a poco generando una buena base de pintores, fotógrafos y escultores. Elegimos algunas piezas de cada uno y las fuimos intercalando. De esa manera logramos un buen catálogo de arte. También preparé un catálogo impreso mensual que tendríamos a la venta. El miércoles me encontré con Caty para cenar. Fuimos a un moderno restaurante asiático.—Ya deja el misterio. ¿Tomy y tú están juntos? —manifesté mientras cen&aa
Durante las siguientes semanas, el trabajo me absorbió por completo. Por supuesto siempre encontraba la manera de, aun así, disfrutar de mi adonis y de mis amigos. Pero la rutina comenzaba a afectarme. Olivia se convirtió en una compañera de juegos asidua para nosotros. Y la pasábamos muy bien los tres juntos. Cuando el primero de junio llegó ya teníamos todo listo para el viaje de verano. Dan lo había organizado y yo no tenía idea de dónde iríamos. Por mucho que pregunté, no me enteré de nada. Solo dijo que pusiera ropa de verano en la maleta. Esa mañana, muy temprano fuimos a dejar a Xander con mi hermana, ellos lo cuidarían en nuestra ausencia, y de ahí al aeropuerto, donde el jet de la empresa Navarro Inc. nos esperaba.—Ya estamos en el avión, dime donde vamos —insistí.—Me pediste que te sorprenda. Ahora nada de
Nos acercamos hasta donde el sacerdote griego había montado un altar al pie del templo.Dan tomó mi brazo, y me condujo hasta allí. Y el hombre comenzó a hablar.—¿Vienen por su propia voluntad? —preguntó y ambos respondimos:—Sí.—Nos encontramos en el Templo de la Diosa Afrodita Pandemos, para que estos dos amantes sean cubiertos con su cálido manto y les brinde una vida de amor y deseo. Que en su mesa jamás falte el pan y que la prosperidad abunde en su casa. Que su descendencia sea grande y la llama de su pasión jamás se extinga. ¿Tienen sus votos?—Sí —respondió mi adonis, se giró para ponerse frente a mí y mirarme a los ojos. Agarró mis manos entre las suyas.—Desde la primera vez que vi tus hermosos ojos, supe que mi vida cambiaría por completo. No hay un solo minuto de
Estaba inmersa en el trabajo y la música estaba fuerte, no escuché cuando Dante entró en la oficina.—Hola preciosa —dijo en mi oído y tomándome por la cintura y haciéndome saltar del susto.—Dante por amor a dios, casi me matas del susto.—¿Esperabas a alguien más?—Mi esposo puede venir en cualquier momento.—Entonces tendré que ser rápido —remató. Giró mi silla y me besó apasionadamente.—Debemos estrenar la oficina —susurré juguetona mientras aflojaba su corbata.—Hmmm estrenaremos lo que quiera señora Navarro —me levantó por el trasero y me sentó sobre el escritorio. Subió mi vestido y la frágil tela de mi tanga se rasgó en sus manos. A tientas abrí su cremallera y busqué su delicioso miembro. La pasión nos
Cuando nuestras respiraciones se normalizaron, me soltó. Nos arreglamos la ropa y subimos al ascensor.—Si mañana nos echan del edificio es tu culpa —declaré divertida.—No lo pensé bien, fue un impulso.—Bien, empieza a buscar nueva casa cariño, solo por si acaso.—¿Quieres mudarte?—Era una broma Dan.—No, hablo en serio. ¿Te gustaría que comprásemos una casa?—No soy del tipo de persona que vive en una gran casa.—Lo sé. A mí me gusta éste piso. Pero quizás deberíamos pensarlo.—Bien, lo discutiremos luego cariño.Llegamos a la casa y Xander nos recibió alegre, nos fuimos a la cama y volvimos a hacer el amor.Nuestra vida juntos era muy cómoda y ordinaria. Pero de alguna manera me encantaba. No me sentía atrapada en la ru
Para principios de septiembre comencé a sentirme mal. Suponía que el stress y nuestra ocupada vida comenzaban a agotarme, quizás debía comer un poco mejor. Decidí hacer una cita con mi médico para realizarme un chequeo desde que me habían dado el alta luego de la operación que no había vuelto.El sábado, aún me sentía muy cansada, pero esa noche iríamos Al Templo, así que tomé un relajante baño de burbujas y me sentí un poco mejor. Elegí un vestido de látex negro muy ceñido que se ataba al cuello y dejaba mi espalda al descubierto. Tenía un escote profundo por delante que me llegaba casi hasta el ombligo. Mi hermoso esposo me esperaba en la habitación mirando su móvil, estaba bastante informal y sexy, remera negra escote en V y un jean negro.—Y pensar que todo eso es mío —dijo despu
Jamás creí que la vida de casados se iba a adaptar a mis necesidades, pero tampoco pensé que tendría una esposa, y mucho menos una mujer como Lex. Esa preciosura de ojos celestes me volvía absolutamente loco. Su valentía, su testarudez, su pasión, su amor, su compasión… y no dejaba de sorprenderme ni un minuto.Cuando desperté esa mañana, ella aún dormía. Me quedé como un psicópata mirándola dormir plácidamente, la luz de la mañana entraba por la ventana y dibujaba figuras en su desnuda espalda. Casi sin poder evitarlo pasé las yemas de mis dedos por su tatuaje. Se removió ante la cosquilla y sonreí como un idiota. Besé su espalda y me levanté. Me metí al baño para cepillar mis dientes y lavar mi rostro. Salí al vestidor y busqué mi conjunto deportivo.—Buen día cari&nti