Problemas

Nikolay estaba furioso, malditamente cabreado y podría matar a alguien por ello (En realidad ya lo había hecho) sus manos estaban temblando de pura ira, los nudillos ensangrentados como lo ponían en evidencia, pero probablemente no era peor que las machas de sangre en su costos traje, la chica estaba en la parte trasera de su coche, con un brazo roto, un corte considerable en su pierna izquierda y estaba casi seguro que uno de los inservibles hombres que había contratado, le había roto al menos dos costillas. 

Justo cuando más necesitaba que todo saliera bien, un idiota las arruinaba, miró en su espejo retrovisor, había ordenado explícitamente que la quería en perfecto estado, tenía trazado un plan perfecto, y este detalle era el más importante, la estúpida se había puesto en bandeja de plata, y él se había encargado de guiarla exactamente donde la necesitaba, solo tenía que hacer la compra y luego actuaría como su salvador, necesitaba que confiara en él, ella lo llevaría directo hacia donde lo necesitaba pero ahora, la chica estaba como la m****a.

Miró el panel táctil de su auto y marcó al número de Ixander, uno de sus hombre y el más fiel hasta el momento 

- Consígueme un médico, llegaré en quince minutos - ladró, intentando pensar en una nueva estrategia, el tener que asegurar el bienestar de la chica era una prioridad si quería que su plan funcione, pero las circunstancias se habían salido completamente de su control.  

-¿Que sucedió? - preguntó Ixander, que como siempre, se divertía con su frustración.  

- No estoy de ánimo para tus mierdas — se quejó,  bajando la velocidad de su auto cuando escuchó un quejido en la parte trasera — Tiene un par de huesos rotos y algunos cortes serios — explicó — Esto retrasa demasiado nuestros planes 

— ¿No podríamos usarlo para nuestro beneficio? — inquirió Ixander desde el otro lado de la pantalla — Piénsalo, si actúas  como su salvador, la tendrás a tus pies pronto 

— Yo no quiero ser su salvador — se queja Nikolay — Solo necesito que haga lo que le ordeno, por algo gasté más de cinco millones en ella, si hubiera querido su confianza hubiera viajado a Praga directamente 

— ¿Cinco millones? —  cuestiona Ixander — El bastardo de Igor dijo que serían ochocientos mil 

— La competencia se puso pesada — se limitó a responder. 

No era una completa mentira, en la subasta, ponían a las chicas a desfilar desnudas frente a todos los compradores, demasiado drogadas como para realmente pensarlo demasiado. Y su compra había sido puesta de nuevo en venta cuando un par de árabes de manos demasiado largas para su gusto,  habian empezado a ofertar por la pelirroja en su asiento trasero. Tenía pechos grandes, redondos y firmes, probablemente lo que había hecho que se volvieran locos había sido el culo regordete y que se marcaba con facilidad, a él, le había cautivado momentáneamente el cabello rojizo como el fuego, las pelirrojas costaban más, así que el había puesto la oferta lo suficientemente alto como para que los demás perdieran el interés. 

— Enviaré a alguien al hotel— dijo IXander luego de un rato en silencio — Pero piénsalo, estando herida no va a colaborar, y menos si te pones todo cavernícola con ella. 

— Lo pensaré — Dijo mirando de nuevo por el espejo retrovisor a su nueva mascota, en general, prefería no meterse en la trata de personas, lo suyo eran los negocios y admitiría que en su trabajo se había visto envuelto con trafico de armas un par de veces, tenía contactos, pero a él solo le interesaba el dinero. 

Desde que había adquirido el control total de la empresa de su padre, Nikolay era el rey, así que no estaba dispuesto a dejar que sus planes se fueran a la m****a solo por un par de huesos rotos.

El hotel en el que se estaba quedando estaba cerca de su oficina, por lo que decidió que mejor iría directamente a su penthouse, era menos probable que un paparatzi lo encontrara con una chica inconsciente y lastimada en sus brazos, a demás de la sangre que evidentemente cubría sus manos,  por lo que se tomó su tiempo en dar un rodeo y notificar a sus hombres que despejaran la zona, Ixander le estaba esperando dentro del estacionamiento privado, se conocían desde lo diez años, por lo que ambos confiaban en el otro con su vida, Ixander había empezado a trabajar para él desde los dieciséis,  ahora, a los treinta, seguía siendo su mano derecha.

— ¿No que seguiríamos  el plan? — se queja abriendo la puerta del coche — El medico viene en camino, dijiste que irías al hotel

— No quiero arriesgarme a encontrar paparazis — explicó saliendo del coche y revisando el lugar, dos de sus guardias estaban escoltando a Ixander, quien como siempre tenía una mirada aburrida en sus ojos azules, era un hombre misterioso y que en general tenía más de un negocio oscuro del que Nikolay prefería mantenerse distanciado.

Rodeando el coche, Nikolay sacó a la chica del interior, había decidido mantener su cabeza cubierta para evitar que pudiera reconocerlo de alguna manera luego de que tuviera que hablar con ella, Ixander dio un vistazo al cuerpo maltratado e hizo una mueca

— Hombre, ¿Pagaste tanto dinero por eso? Es una e****a — se queja su amigo luciendo molesto, pero Nikolay lo ignoró mientras se abría paso hacia el ascensor privado, tenía su propio piso en la oficina, lo que le permitía pasar horas trabajando si era necesario, era un hombre serio, por lo que Ixander solía aligerar todas las reuniones con su humor estúpido, pero Nikolay sabía que su amigo podía ser muy cruel.

Al llegar a su piso, ordenó que bajaran todas las cortinas, llevó a la chica a la habitación de invitados y la depositó en la cama, deseando que su recuperación fuera rápida, este tipo de inconvenientes realmente no valían la pena tanto trabajo, pero tenía que conseguir que cooperara, por un segundo pensó en emplear la idea que Ixander le había brindado, ser su salvador y esperar que desee colaborar.

Cuando el medico llegó, los dejó solos, realmente no le importaba demasiado lo que pasara con la chica, siempre y cuando no muriera pronto, mientras le atendía, tomó una ducha, necesitaba sacar la sangre seca en sus manos y deshacerse del traje arruinado, mientras estaba bajo el agua caliente empezó a organizar sus ideas, su plan se había visto retrasado al menos dos meses si realmente los hueso estaban rotos, mientras no necesitara una cirugía, las cosas estarían bien.

Nikolay quería que corriera sangre, había estado investigando desde hace meses, siguiéndole el rastro a Pietro Ackerman, el bastardo que había puesto fin a la vida de su madre luego de aprovecharse de ella, Nikolay había jurado vengarse desde el momento en que descubrió la verdad, y había descubierto bastante en sus dos años de investigación, había trazado un plan, y llevaría a la ruina al hombre, para ello, había secuestrado a la única persona que parecía importarle lo suficiente como para tomarse la molestia de haberla ocultado por años.

Había descubierto de la existencia de Alexandra desde hace meses, era una ficha sorpresa que nunca se había esperado tener, una ficha que le ayudaría a tener su venganza, su plan era intercambiar la libertad de la chica por la información que necesitaba, a demás de servir de carnada para que Pietro saliera del agujero de m****a en el que se había estado escondiendo durante años, pero Alexandra había estado husmeando donde no debía, por lo que se había hecho notar al contratar un detective de segunda, que la había vendido fácilmente a los Italianos, pero Nikolay había escuchado de la venta incluso antes de que Alexandra entrara en contacto con el detective, así que preparó todo para seleccionar a la chica antes que cualquiera, pero con la chica herida, realmente dudaba que le sirviera de algo, no es como si pudiera encontrar otra hija de Pietro para amenazar al hombre.

Cuando terminó su ducha, había decidido que intentaría seguir la idea de Ixander, quien estaba en su sala, dormitando mientras esperaba nuevas ordenes.

Al entrar de nuevo a la habitación, la chica está despierta y evidentemente asustada, pero se deja poner una férula de yeso sin demasiados problemas y de acuerdo al médico, tendría que tener reposo por al menos dos meses,  necesitaba rayos x, pero Nikolay no se arriesgaría en los próximos dos días, una vez que consiguiera mantener a la chica en su lugar, pensaría el llevarla a hacerse los exámenes necesarios.

— ¿Quién eres? ¿Qué quieres de mi? — preguntó ella alemán, recordando sus archivos, la mujer realmente no era la gran cosa, tenía veinticinco años, vivía sola con su madre en Munich, trabajaba en un bar de segunda por las noches y durante el día se dedicaba a tomar fotografías en un parque o directamente a holgazanear con su madre.

— ¿Va a estar bien? — preguntó en ruso, el doctor asintió y obediente como siempre, se levantó y le entregó una lista de cuidados.

Una vez que estuvieron solos, la chica pareció encogerse en la parte más alejada de la enorme cama, se veía diferente a la fotografía, el cabello seguía siendo del mismo color rojo intenso, y los ojos de un tono azulado que momentáneamente le recordaron al mar, estaba evidentemente asustada, por lo que suspirando e invocando su poca paciencia intentó jugar al chico bueno.

— No te voy a hacer daño — Mintió, en realidad quería quebrarla, la sola idea de saber que la sangre de Pietro corría por sus venas le asqueaba, pero no podía romperla sin antes completar su venganza — Lo prometo

— ¿Quién eres? — repitió ella, sus ojos azules mirándolo con furia —¿Dónde estoy? — insistió ella

— Me llamo Nikolay, pero puedes llamarme Kolya — propuso, no le agradaba la idea de que ella utilizara el apodo cariñoso, pero haría lo que hiciera falta si eso ayudaba a vengar a su madre

— ¿Dónde estoy? — repitió ella, Nikolay puso los ojos en blanco, molesto , pero siguió el juego

— Rusia, un poco lejos de casa a decir verdad — Los ojos de ella eran enormes, tal vez era el terror y el dolor acumulados, un enorme moretón había aparecido en su mandíbula, por lo que parte de su rostro era de un color oscuro, mientras que resto lucía solo unos ligeros raspones

—Yo... —realmente no sabe que decir, era obvio por la forma en que miraba alrededor, intentando descifrar que hacer — ¿Cómo llegué aquí? Estaba en Praga...yo..

— No sé que sucedió realmente — mintió — te encontré vagando por la calle,  dos hombres te tenían y bueno...— miró sus nudillos, que estaban heridos, la chica lo miró con desconfianza 

—¿Porqué estoy aquí y no en un hospital? — insiste, Nikolay sonríe, la pregunta tenía sentido, pero no le daría demasiadas explicaciones

— Soy una persona importante, no puedo permitirme este tipo de escándalos — se limitó a decir, acercándose a ella, quien en un intento de alejarse, hizo una mueca de dolor — Pero si lo deseas, puedo llevarte mañana, ¿Hay algo que pueda hacer por ti?

— Agua — susurra ella, parecía un pequeño conejo asustado, y por alguna razón, el gesto le hizo sentir poderoso, la mujer era de la sangre de Pietro, nada bueno podía salir de ella.

Asintiendo, Nikolay ordenó agua y algo de comer, si quería que ella confiara en él, entonces debía mantenerla en buena forma, alimentarla y encargarse de que sus heridas curaran de la forma correcta.

Pero lo que Nikolay no sabía era que Alexandra había reconocido perfectamente sus ojos grises, ella podía oler la sangre aún en su piel, e incluso asustada como estaba, con el enorme ruso frente a ella, que actuaba como si todo estuviera bien e intentara ayudar, ella podía ver el odio en sus ojos, lo sentía, incluso si durante un segundo, en medio de la bruma de su dolor, había pensado por una milésima de segundo que era demasiado guapo para ser real, y ella recordaba perfectamente el sonido violento de su voz, por lo que no se dejaría engañar tan fácilmente, no importaba todo lo que intentaran romperla o engatusarla, si algo había heredado de su madre había sido la fuerza y el carácter

— ¿Quieres comer algo en especial? — preguntó el ruso con una falsa expresión de amabilidad, podrían envenenarla, pero supuso que no se tomaría la molestia de conseguirle un médico a menos que la necesitara con vida, así que decidió arriesgarse 

— Carne — susurró, realmente tampoco es que estuviera en condiciones de luchar o de decir cualquier cosa, tenía un brazo roto y evidentemente las costillas, le costaba respirar, por lo que estaba segura que escapar no era opción.

— Entonces carne será.

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