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Capítulo 2: Nuevos socios

Bueno no tenemos qué más hacer, fuimos con el señor Thomas en el auto, después de tanto tiempo en el auto estábamos muy nerviosos pero debíamos arriesgarnos a ir con el señor Thomas, porque no teníamos más que unos vegetales  en un bolso viejo y deudas en hoteles, «lo que nos está sucediendo con el señor Thomas es lo máximo, siento en mi corazón que todo estará mejor solo debo estar muy pendiente de mis hermanos que no les pase nada».

—Hemos llegado mis muchachos está finca es mía, ustedes podrán vivir acá y alimentarse de ella —dijo Thomas.

—Es muy bonita —dijo Julio.

— Sí y también muy grande —dijo Antonio. 

—¿Don Thomas esto es para nosotros solos?, vivir aquí es mucho más de lo que nosotros podíamos imaginar.

—Mira Cynthia lo único que espero de ustedes es que cuando yo llegué a mi vejez me ayuden en lo que necesite, mi esposa hace mucho que falleció desde ese día todo se me ha hecho tan difícil, los negocios no son lo mismo sin el apoyo de ella, nada es lo mismo más que mi esposa, ella era mi vida entera ella me hacía reír en momentos difíciles y salíamos a delante de cualquier obstáculo, pero bueno tendré que ser fuerte para seguir así esté rodeado de sirvientes me siento muy solo. Tengo un hijo el cual desde hace muchos años se fue para Italia, con su tía Ingrid Blanco, caprichosa y vanidosa que por su arrogancia dejamos de hablarnos,  pero mi hijo se sentía muy feliz con ella, dejándonos a mi esposa y a mi solos, quizá eso fue lo que más le dió duro a mi esposa, haciendo que borrará su sonrisa que me alegraba tanto —dijo el señor Thomas

Las palabras que salían del señor Thomas nos movía el corazón e hizo en mi que me salieran unas lágrimas y,  no lograba entender por qué un hombre con tantas cosas materiales y amor en su corazón el único hijo abandonara su hogar, nuevamente abrazamos fuerte al señor Thomas y le dijimos que nunca lo íbamos a dejar atrás siempre estaríamos para él.

Ya era muy tarde de la noche, así que alistamos la enorme casa con mis hermanos sacando polvo y cambiando tendidos de aquellas cómodas camas, preparando la más grande para el señor Thomas era lo menos que podíamos hacer por él, nos acostamos cada uno en una amplia habitación y dormimos. Al amanecer el señor Thomas no paraba de sorprendernos cuando nos levantamos nos llevó a comprar ropa para mi y para mis hermanos dejándonos en shock, no sabíamos si aceptar o negarnos por todo lo que nos daba.

—Basta de eso muchachos, dense una buena ducha y salimos a desayunar en un lugar muy bonito que está en el camino antes de llegar a donde compraremos la ropa de ustedes —decía el señor Thomas

Al llegar al sitio que nos dijo el señor Thomas todo era muy fresco y colorido, el olor que provenía de allí era único que le hacía recordar todos los momentos felices de nuestra niñez.

—Lo ven muchachos porque me gusta tanto, es un lugar donde salen de nuestras mentes todos los momentos dolorosos, aquí en este lugar fue donde conocí a mi adorada esposa, en este lugar le propuse matrimonio y más tomó un valor sentimental cuando mi esposa me dió la noticia después de tanto que íbamos a tener a nuestro hijo, sentados en esa banca junto a ese árbol abrazándonos nos miramos y volteamos a mirar al mar y decidimos llamar a nuestro hijo Martín, más aún aquí fue donde dio los primeros pasos nuestro hijo, en fin este es el mejor lugar de todos los que yo he ido en toda mi vida —. Contaba Thomas con una lágrima bajando de su mejilla. 

— Mira señor Thomas le prometo que personalmente yo estaré siempre a su lado acompañándolo en todo lo que usted necesite con todo lo que usted nos ha brindado se merece el trato de un buen padre no lo defraudare —dijo Antonio.

—Tiene toda la razón mi hermano, yo también le prometo que estaré hay para usted en lo que desee no va a importar los momentos que se le vengan a usted encima yo estaré hay para hacer más liviano lo que se venga —afirmaba Julio.

Me quedé paralizada escuchando lo que mis hermanos le prometían al señor Thomas, porque nunca pudimos hablar de esa manera con nuestro padre y llegaba de la nada aquel buen señor, que lo peculiar de él era su enorme corazón con buenas intenciones hacia nosotros, « pero algo en mí hacía que no estuviera feliz con el señor Thomas, sería los malos momentos que nos tocó pasar desde niños o todos los malos momentos con personas mayores». Al salir de ese lindo lugar fuimos a comprar nuestra ropa, estábamos felices por qué nos llevamos un buen montón de ropa cada uno.

—Gracias, gracias, ¡muchas gracias señor Thomas! —dijo Julio.

—Señor Thomas se lo agradezco de corazón pero esto no hacía falta era suficiente con la casa y la comida —dijo Antonio.

Yo estaba muy avergonzada con el señor Thomas pero no podía rechazar aquellos lindos vestidos con los que había soñado desde muy niña, me lleve uno de cada color  «era el día más feliz de mi vida». Pero en la cara del señor Thomas había algo que quería salir pero no hallaba cómo decirlo hasta que se acercó a nosotros y nos dijo.

—Mira cynthia yo quiero pedirte un favor de corazón, a diferencia de tus hermanos yo quiero que tú estés a mi lado ayudándome en mis negocios y acompañándome en mis viajes ya qué estoy un poco mayor y me sentiría mejor con tu compañia —dijo Thomas—. Tu te ves muy inteligente y quisiera que aprendieras nuevas cosas, parece que tienes la capacidad para eso.  

—Debo primero hablar con mis hermanos ya que siempre hemos estado juntos.

—Hermana no tienes que quedarte aquí con nosotros, aquí estamos bien y no nos hará falta nada vete con él —dijo Julio 

—Yo te agradezco por estar tan pendiente de mi yo también pienso que debes irte con el señor Thomas para que aprendas muchas cosas —decía Antonio—. Es una oportunidad que no puedes desaprovechar. 

Está bien, yo acepté acompañar al señor Thomas en todos sus viajes. Fueron pasando los años junto al señor Thomas conocí muchos lugares aprendí mucho en la escuela que el señor Thomas me pagó y  mis hermanos se quedaron en aquella enorme finca y no he sabido nada de ellos, tan solo que están bien.

Tiempo después...

Hoy llegamos a París, un viaje más, miró por el ventanal y ya está atardeciendo, mi teléfono suena, nuevamente Thomas me está marcando, que hombre tan intenso abro la puerta y entra Robert, uno de mis amantes, a Thomas no le gusta que ande con diferentes hombres así, según él eso me desenfoca de los negocios, o tal vez celos de su parte él ha sido quién me ha criado y a estado a cargo de mí y de mis hermanos. Mientras que Robert se sienta muy cómodo en la cama yo destapó una de las botellas de champán, debemos celebrar que estoy acá y pronto Thomas hará lo que le pido. Voy sirviendo me gusta ser quien tiene el control de todo, el teléfono sigue sonando, así que decido tomar la llamada.

—Si Thomas, ¿Qué se te ofrece? —pronunció mientras me asomo por el balcón. Sé a lo que viene Robert por eso entre menos tiempo pierda hablando por teléfono mucho mejor. 

— Mi pequeña solo quiero saber si llegaste bien, sabes que los Florens están empezando a colocar sucursales en Francia y tú sabes que la guerra con ellos está trazada, lo que menos quiero es que te hagan daño, eres la luz de mis ojos. —Ruedo mis ojos Thomas como siempre igual de protector o de manipulador, a estas alturas no sé cual es cual. 

—Si, llegue hace poco, pero quiero darme una ducha antes de salir a la reunión con los Russo, pero no te preocupes tú sigue allá en tu semana de vacaciones que yo me encargo de solucionar todo, de antemano tú sabes todas mis habilidades, de una u otra forma lo voy a conseguir, —Suelto un jadeo ya que Robert se ubica por detrás y me huele el cuello. Un carraspeo de Thomas hace que quiera volver a la realidad. 

—Cinthya solo espero que no te desenfoques, yo  sé muy bien de todas tus habilidades, pero también conozco tu delirio por los hombres y más si son mayores como lo es Máximo Russo, —Comienzo a reír ante sus comentarios, como siempre Thomas, siempre va a un paso adelante. Solo que asume que Massimo será mi debilidad. 

—Tranquilo, debo irme porque la ducha me llama, —cuelgo el teléfono y lo lanzó a la cama.

Por un instante me siento perturbada, Thomas ha controlado mi vida en su totalidad, los pequeños momentos que he tenido de libertad me han costado demasiados riesgos.  

Me recojo el cabello hacía un lado, luego coloco mi pie en el pecho de Robert y lo lanzó sobre la cama, lo comienzo a besar.

—Hermosa, si tu te decides, yo te daria la vida que mereces, no estarías esperando migajas de un hombre déspota como lo es Thomas. Quiero darte lo mejor, todos los lujos que necesitas, que mereces por ser una reina en todo aspecto. —Miré a Robert, él me encanta, tiene un aura espectacular. Lo único es que no quiero ni pienso vivir atada a un hombre, eso no es lo que quiero para mi vida, conocer, viajar y sobre todo vivir mi vida a plenitud.

Nos fundimos en un beso pasional, para luego entregarnos una vez más,  nuestros cuerpos se encendían con solo un roce, éramos una fogata andante sin duda. Verlo dormir tan tranquilo  me hacía sentir gratificada, hacen que sienta que tengo todo bajo control. Lo miro de reojo y observó el collar en oro que tiene, la cantidad de dinero que tiene ese hombre es abismal, tiene quizá la misma cantidad que tiene Thomas, lo sé, no fue difícil averiguarlo, al ser un macho alfa prepotente no se puede  esperar que no ande presumiendo sus cosas. Me levanto y me aseo un poco, él sigue durmiendo dejando claro que está rendido. Me coloco una bata y enciendo un cigarro, poco a poco recibo lo que merezco. 

La vida me ha enseñado  que tener intimidad con alguien es lo máximo y no hay mejor forma de negociar,  prácticamente así siempre salgo ganando yo. Porque mis fichas claves en el juego no solo es mi astucia para los negocios, si no también mi belleza y sensualidad, no ha habido quién resista a mis encantos, ellos me ven como una dulce y tierna princesa, pero por dentro soy toda una fiera «Eso es lo que temen todos los hombres encontrar» , luego de meditar un poco me acuesto, hasta que concilie mi sueño de nuevo. 

  Mi teléfono suena insistentemente, esta vez es uno de mis hermanos me levanto con mi cuerpo desnudo meneando mis caderas dejando un perfecta vista a Robert, salgo al balcón y respondo a la llamada esta vez al parecer mi hermano ha pasado un mal día, su temperamento no es el mejor, pongo mis ojos en blanco ya que nuevamente debo solucionar los problemas de mi hermano. Esa es la diferencia entre ellos y yo, por ejemplo ellos no pueden ocultar su debilidad, son sensibles y confiados en los demás creen que todos son tan buenos como se los hacen parecer, por mi parte soy una mujer independiente y llena de aspiraciones que a como dé lugar las obtengo ese es el poder de los ganadores, por eso siempre le voy a agradecer a Thomas por todas sus lecciones y a enseñarme a ser fuerte como un roble sin agachar mi cabeza ante nadie siempre siendo una reina ante la sociedad y la mafia.

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