Julius me lleva consigo a un restaurante, el lugar esta bastante lleno, parece ser que es muy popular por este lado de la ciudad. Una joven rubia lo reconoce al entrar, esta sonríe y mientras hablan me parece ver que le coquetea, lo cual me hace sentir incómoda, pero no sé si se debe al hecho de que parece que soy yo quien le estorba a la pareja o porque he descubierto que Julius es todo un don juan. Si bien, jamás creí en su absurda declaración de amor, darme cuenta de que en realidad no es lo que dice ser, no creo poder darle mi total y absoluta confianza. —Por aquí, señor Carusso—expresa la chica introduciéndonos hacia el interior del restaurante, pero no al mismo salón que esta lleno de gente, sino que nos lleva por varios pasillos hasta llegar un jardín con bastantes flores aromáticas. Ahi hay una mesa que esta aislada de cualquier fisgón, hay una vela en medio y una cesta de pan de ajo partidos en diferentes pedazos. Antes de tomar asiento, Julius se coloca detrás de mí p
Sus amigos nos acompañan después de cerrar el restaurante, ambos se sientan con nosotros para disfrutar de una copa de vino, descubro entonces que su amigo, el dueño y chef del restaurante se llama Guido y su esposa se llama Sofia y que los tres se conocieron en la universidad antes de que Guido decidiera cambiar su especialidad de literatura por gastronomía. Sofia me cuenta que desde aquel entonces Julius ha sido su amigo e inversionista, puesto que aquel negocio fue posible gracias al capital que él había invertido para levantarlo, pero que debido a su amistad, él nunca quiso aceptar la parte que le correspondía como socio y por un lado eso me hace creer que Julius es en cierto modo un tonto, pero al mismo tiempo una gran persona. Julius es como yo, no nos importa el dinero, quizás por las familias en las que crecimos, pero incluso cuando tienes el suficiente dinero como para invertir y no esperar una ganancia te puede traer graves consecuencias, como por ejemplo ser utilizado y
Al siguiente día, al bajar a desayunar descubro que mi padre se fue muy temprano hacia la región de trieste, cerca de venecia, donde si no mal recuerdo dispone de un puerto marítimo donde exporta e importa su materia prima. Esa noticia unicamente confirma lo que ya pense antes, algo bastante grave esta pasando. Esta mañana no tengo animo para arreglarme, pero tampoco quiero irme en pijama a ver a Julius y aunque mi mejor opcion seria cancelar todo, supongo que Julius insistira de nuevo, asi que al final decido ponerme un vestido corto de color blanco, junto con una chaqueta azul y una bolsa del mismo color. Esta vez me dejo el cabello suelto y aunque no quiero maquillarme, mi ansiedad es mas fuerte que yo, así que termino maquillándome bastante bien. Por si acaso, le envió un mensaje a Vittoria de que no estaré disponible en caso de que tenga algún plan, pero extrañamente ella tampoco me responde enseguida como normalmente lo haria, parece que todo el mundo tiene cosas que hacer, i
Poco después, un acomodador se aproxima a nosotros para guiarnos hacia nuestros asientos, los cuales Julius decidió que debían ser a mitad de la sala, donde pudiéramos disfrutar de una buena vista, pero sin tener alzar nuestra vista para conseguirlo. —No sabia que había otro lugar donde se pudiera disfrutar de buenas obras de teatro, ademas de la arena de Verona—menciona en voz baja antes de que comience la función. —Ni yo—admito, entonces él me mira extrañado y yo únicamente sonrió en respuesta, gesto que Julius imita. Pocos segundos después, el telón de terciopelo del escenario se abre al comenzar el primer acto y conforme avanza la obra, Julius se muestra en cierta forma, cautivado por el romance entre Romeo y Julieta, pero todo cambia cuando ambas familias se enteran de su amor e incluso cuando Romeo toma el veneno para morir junto con su amada, Julius me toma de la mano sin querer, pero al estar tan concentrado en la trama de la historia ni siquiera se percata de ello o al m
Antes de que Julius diga algo, un quinteto de acordeones le interrumpe. Me vuelvo hacia el origen de la música tan tradicional de Italia, olvide que estos restaurantes los visitan comúnmente los turistas, así que es usual que algunos músicos sean contratados por el mismo restaurante para animar el ambiente. En cierto modo agradezco el poder tener un momento de silencio, pero incluso con la música no es suficiente, puesto que su mirada se posa en mí. —Hace mucho tiempo que no escuchaba esa canción—expresa, quizás con la intención de cambiar de tema, después de tan incómodo silencio. —Es extraño que los turistas la escuchen más que los mismos italianos. ¿No crees?—menciono, siguiéndole la corriente para no volver a mencionar el tema, entonces Julius sonríe mostrando esa sonrisa que lo caracteriza. Es esa parte de él la que comienza a gustarme, la que no espera nada de mí, sino todo lo contrario. Me pregunto si de no estar en estas circunstancia, si nuestras familias no se odiaran
Ha hecho tanto calor que mientras cruzo la plaza, las gotas de lluvia comienzan a empapar todo a su paso, pero a pesar de que la gente huye para buscar refugio, la verdad es que yo continuo con mi andar sin importar que mi ropa me humedezcan.Quiero ocultar en el agua que fluye del cielo, las lágrimas que brotan de mis ojos y cae en mis mejillas, mezclándose con el agua de lluvia. Camino con los puños apretado, con ganas de asesinar a alguien, aunque claramente no puedo hacerlo, esa no soy yo. Solo soy una tonta que estuvo a punto de caer en la garras del hijo del enemigo de mi padre. Mientras camino, mi mente me lleva a imaginar que hubiera pasado de no haber escuchado esa conversación. Julius hubiese seguido engañándome y habría conseguido lo que deseaba de seguir con su sarta de mentiras. Me pregunto que pensaría mi padre de saber que los últimos días he estado paseando por toda Verona con Julius Carusso.Verme con él habría sido suficiente no solo para desheredarme, sino también
Al día siguiente, me levantó al punto de las nueve de la mañana, sintiéndome culpable por haber sido tan inocente ante un Carusso, si mi padre se entera de ello seguro que estará muy decepcionado de mí.Mientras me cambio la pijama pienso que esta experiencia no debe quedar en el olvido, sino que debo aprender de mis errores. No puedo confiar en nadie, al menos no en las palabras de un Carusso por muy esperanzador qué suene.Me digo a mí misma qué lo mejor sería no mencionarle a nadie mi encuentro con Julius Carusso y en cuento a Vittoria, lo mejor sería explicarle qué no llegue a ningún acuerdo con él, puede que ella me exija saber el motivo y aunque me gustaría decirle la verdad, creo que ella no es más que otra víctima de ese hombre, no quiero que se sienta responsable por haber estado expuesta ante un Carusso por su causa.Por supuesto, no olvido a Alessandro y sus advertencias. Sabia bien lo que podía pasar y aunque saber que Julius solo estaba utilizándome, creo que eso no fue l
—De acuerdo—concluye Vittoria, pero la escucho suspirar del otro lado del auricular—si has tomado esa decisión, yo no puedo hacer nada para cambiarla, solo que...—¿Qué? —cuestionó aunque sin mucho ánimo sabiendo que Vittoria realmente parecía tener esperanzas de que Julius y yo pudiéramos llegar a algún acuerdo.—¿Qué le diré a Julius?—expone aun preocupada por él.—Solo ignora sus llamadas, no estas obligada a responderle— me limitó a aconsejarle.—¿Y tú?—cuestiona.—¿Yo? —expreso sin entender a que se refiere.—¿También ignoraras sus llamadas? ¿No piensas explicarle nada?—Aun no lo sé, tengo otras cosas de que preocuparme—me limitó a cambiar de tema—¿Qué puede ser más importante? —expresa un poco interesada en mis palabras.Me quedo en silencio por un breve instante, mientras medito la posibilidad de explicarle lo que descubrí, pero ¿Cómo?—Mi padre tiene problemas con un envío, estoy investigando quien esta detrás de todo esto, aunque tengo mis sospechas...—¿Sospechas de...Juli