VIII.-Un día normal.

-Rol, ya son las once de la mañana, ¿no piensas levantarte a desayunar?- Anny está parada en la puerta de mi habitación, el brillo que refleja el piso de mosaicos del pasillo es deslumbrante, al igual que el calor bochornoso a esta hora del día aquí arriba. 

Me incorporo despacio sobre la cama, cubriéndome el rostro con la mano mientras mis ojos se acostumbran a la luz. Me estiro despacio, tengo cada músculo del cuerpo entumido. Bajo los pies de la cama para ponerme en pie. ¡Ah! No puedo sostener mi peso sobre mi pie derecho, me desplomo al piso apenas logrando detenerme por la silla de mi escritorio.

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