Capítulo225
Miguel soltó un gran suspiro de alivio y le entregó las llaves del coche a Pedro como si le estuviera pasando una patata caliente, y salió corriendo.

Bella no pudo evitar preguntarle a Pedro: —¿Qué le has dicho al asistente Martín? ¿Por qué parece que me tiene pánico como un ratón a un gato?

Normalmente estaba al lado de Pedro, pero hoy ni siquiera lo había visto.

Al oír esto, Pedro frunció el ceño con disgusto. —Yo no soy él, ¿cómo voy a saber? Si quieres ir a la farmacia, vamos.

Bella se quedó sin palabras.

No creía que no lo supiera.

Encontraron el coche, y nada más sentarse Bella y abrocharse el cinturón, vieron a Anna en el aparcamiento, con una expresión débil.

Anna también los vio.

—Director Romero, señora Romero. —los saludó con la cabeza, apoyándose como si le costara.

—¿A dónde ibas? —preguntó Pedro.

Anna respondió con voz ronca: —Creo que la herida de mi frente se ha infectado, me duele mucho, pero me olvidé de traer el medicamento, iba a comprar algo rápido.

Pedro le dijo:
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