Capítulo 862
Pedro no insistió más. Ante la continua resistencia de Anna, ordenó a los guardaespaldas que la ataran en el borde de la cama.

Antes de que todos salieran, Elena, aún preocupada, preguntó: —Bella, ¿no te pasará nada, verdad?

—No, estoy bien —respondió Bella, mirando a Anna, que no podía moverse—. No tiene tanta capacidad.

—Cualquier cosa que necesites, solo grita. Estaremos en la puerta. —le indicó Elena.

Bella asintió.

Pronto, todos en la habitación se marcharon, dejando a Bella y Anna solas.

Bella cerró con llave la puerta.

Anna seguía con una expresión de pánico y miedo, gritando con dolor: —¡Lárgate, no te acerques!

Bella no se apresuró a hablarle. En su lugar, se sentó en una silla y observó el cuarto.

Las paredes eran de un blanco inmaculado, y la habitación estaba equipada con una sencilla cama de hierro, una mesa de café y algunas sillas. El techo, además, contaba con una barra móvil para colgar botellas de suero, lo que le daba un toque más humano al espacio.

Después de examin
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