Capítulo 546
Dicho esto, Carlos se dio la vuelta y entró en la terminal del aeropuerto.

Quizás fuera una impresión suya, pero Bella creyó detectar una pizca de decepción en la espalda de Carlos al marcharse.

Da igual, pensó, Carlos siempre ha sido así, mejor no darle más vueltas.

Indicó al chófer que la llevara de vuelta al hotel y le encargó especialmente a la recepcionista que no dejara entrar a nadie en su habitación.

Aunque la actitud de Pedro había mejorado, Bella aún no se fiaba del todo de él.

Ya en su cuarto, Bella también echó el cerrojo de seguridad.

Esa noche descansó bastante bien.

A la mañana siguiente, Bella se levantó temprano.

Tras arreglarse un poco, bajó al comedor del hotel a desayunar.

Allí estaba también Natalia, con su bonito vestido de tirantes y el pelo recogido en una coleta alta, llevando como siempre su bolso con forma de gato.

Al verla, Natalia la saludó con naturalidad: —¡Buenos días, señorita Fernández!

—¡Buenos días, señorita Llona, Mimi! —respondió Bella acariciando
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