Bella dejó que Elena la peinara y luego salieron de la peluquería.

—Dame las llaves, yo conduzco. —dijo Elena.

Bella no insistió y le entregó las llaves del auto.

En la peluquería, una mujer elegantemente vestida salió de una de las cabinas.

—Señorita, ¿desea que le hagamos un peinado? —preguntó la estilista.

La mujer sonrió con dulzura, pero en sus ojos había un atisbo de frialdad: —No es necesario, tengo otros asuntos que atender.

...

En el pasillo del hospital, Bella sostenía el informe médico que indicaba embarazo de tres semanas. Todavía se sentía aturdida, como si le hubiera caído un rayo.

Desde que renació, se había preparado mentalmente para cualquier cosa, incluso para volver a padecer cáncer de estómago.

Pero jamás imaginó que podría quedar embarazada.

Y mucho menos del hijo de Pedro.

¿Acaso el destino se estaba burlando de ella? Dos personas que estaban a punto de divorciarse, ¿cómo es que ahora iban a tener un hijo?

—Bella, ¿qué piensas hacer? —preguntó Elena.

Las manos y l